Anhelando sus manos

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Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
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Hola, hace poco, una lectora me pidió hacerle un relato en un comentario de otro relato, espero que lo disfruten.

Si la que me lo pidió está leyendo esto, pues espero que lo disfrutes.

 

Ella:

¿Será que me gusta enfermarme para que aquel doctor me atienda?

Verlo pasar todas las mañanas es tan inspirador y frustrante a la vez.

¿Se habrá dado cuenta que solo voy porque me gusta verlo? ¿Se dará cuenta que es solo porque quiero respirar su picante aroma masculino?

Veo las horas pasar desde mi ventana. Anhelando el momento ideal para sentir las caricias de sus manos, deseando sentir la calidez de sus dedos…

No sé si fueron mis ganas de verlo o fue alguna otra cosa, pero sentí un dolor cerca del riñón… no dudé en acudir con mi doct… bueno, amor platónico.

Esperé poco para entrar, cundo lo vi… su sonrisa al verme ¿le gustaré? Aunque lo que salió de sus carnosos labios fue un: “buen día” me sonrojé. Él se veía hermoso con su bata. Me senté y me preguntó si cual era la molestia, y le dije sobre el dolor.  Me realizó unas preguntas, y me pidió que me recostara en una camilla.

Me pidió que me levantara la blusa hasta un poco cerca de mis senos, sus ojos miraban y traté de hacer que reaccionara viendo mi cuerpo, pero él no parecía darse cuenta lo mucho que lo deseo. Sentí su mano recorrer la comisura de mis caderas,  la yema de sus dedos tocaba suavemente mi piel, comencé a ahogar los gemidos producidos por sus manos. Él apretó un poco y me preguntó si sentía dolor, yo asentí, aunque sabía que era frustración lo que sentía…

Él no tardó ni un minuto en revisarme, pero la sensación de sus manos, era como si sus dedos recorrieran mis labios, bajaran por mi cuello, acariciaran mis pechos, era como si al ejercer presión, también la ejerciera sobre mis pezones haciendo sentir un mar de sensaciones excitantes… mientras el hacía movimiento circularles en donde sentía el dolor, yo no hacía más que imaginar sus manos bajando por mi vientre, recorriendo mis caderas, acariciando con dulzura mis piernas, mis muslos y sentir el suave tacto de sus dedos en mi interior femenino…

Desgraciadamente, el hizo rápido su diagnóstico y me mandó a análisis… y posteriormente me dio cita para revisar los resultados. Quizá no deba decirle lo que siento, probablemente está enamorado de otra o tal ve tenga novia…

Pagué la consulta y me marché satisfecha, pero con un vacío en el corazón…. eres mi amor platónico… deseo estar contigo… sin embargo, quizá no sientas lo mismo…

 

Él:

Pacientes vienen y van.

No es que me alegre que ella se enferme, simplemente me agrada que venga a verme.

Ella es una guapa historiadora, a veces la veo en su oficina cuando vengo al consultorio.

Es mi esperanza verte cada que puedo. Cuando vienes, te doy cita con el pretexto de ver si has mejorado, aunque la verdadera intención sea ver tus sonrisa, y sobre todo, ver ese bello color verde de las uñas de tus hermosas manos.

¿Cuándo te hablaré para invitarte a salir? ¿Y si estás enamorada de otro? ¿Y si tienes novio? ¿Y si por culpa de esa pregunta dejas de venir? ¿Debo arriesgarme?

El día estaba tranquilo, la mañana era fresca, a lo lejos se escuchaban los pájaros cantar.

Era un momento ameno… fue entonces que llegaste. Mi sonrisa al verte delata mis ganas de estar contigo. Llegaste por una molestia en la región de tu riñón, después de hacerte una preguntas para evaluar tu diagnóstico, te pedí que te acostaras en la camilla, gocé ver como elevabas tu blusa centímetro a centímetro hasta casi llegar a tus senos… tuve que controlarme al sentir contacto con tu piel de terciopelo pues sentí mi erección… por fortuna, no te diste  cuenta, te hubieras ofendido. Mis dedos siguieron ansiosos en tu vientre, hice un poco de presión para sentirte… observé como tus manos se aferraban a la camilla, pensé que era por el dolor… pero estaba tan excitado que lo único que hacía era imaginar como tus manos recorrían mi cuerpo, como bajaban por mi pecho desnudo, bajando por mi abdomen hasta mi miembro, anhelando tus caricias mientras juntamos nuestros labios, mientras nuestras lenguas se conocen, mientras mis manos te desnudan apasionadamente y acarician tu piel color caramelo, haciéndote cosquillas, presionando suavemente tus pechos mientras mis labios buscan tu altar femenino y nos entregamos a la lujuria y deseo...

Lamentablemente, tuve que aguantar ese sentimiento… no sé si era más grande mi frustración o mis deseos por ti…

Te di mi diagnóstico, te mandé a análisis y te di cita, con la intención de verte de nuevo… eres mi amor platónico… deseo estar contigo… sin embargo, quizá no sientas lo mismo…


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