LA DAMA BLANCA

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<< LA DAMA BLANCA>>

En aquella extraña fortaleza me resguardé de
aquella torrencial lluvia.
Entre maleza y alimañas sobresalían aquellas ruinas olvidadas.
Creo que pasé muchas veces por este sitio y juraría
que jamas vi esas ruinas, parecían haber salido de la nada.


Me adentré dentro de aquella gran mansión todo parecía nuevo
como si nunca  nadie hubiera estado allí.
 Tenia enormes cortinas de terciopelo.
De un color verde turquesa, en la entrada principal.
Una gran escalera de caracol, al principio no me di cuenta estaba
fascinada por el decorado, esos enormes cuadros de paisajes.




Pero no había ni una sola mota de polvo.

Por fuera era una mansión en ruinas por dentro

todo estaba intacto, inmaculado.
Fuera seguía lloviendo se veía caer el agua a través de aquellas
enormes cristaleras, subí por aquellas escaleras y recorrí un 
gran pasillo luego bajé a la planta baja.

Ardían varios y enormes troncos en la chimenea.
Me acerqué a la luz de aquella enorme fogata, el color
rojizo del fuego, y el olor a leña seca, ardiendo como
la tea era algo fascinante. El fuego tiene esa atracción
es calor, vida, misterio, eternidad,quizás solo cenizas y humo.



Como misteriosa era aquella mansión en medio de la nada.
Debí quedarme dormida en aquella enorme alfombra al lado
de aquella inmensa chimenea, cuando el sonido de algo
me despertó fue el chasquido, el crepitar, de la madera en el.
Fuego parecía  querer llamar mi atención era una especie de
lenguaje entre las llamas y aquellos troncos secos.
Levanté la mirada y vi a una mujer blanca como la cera.
Llevaba una especie de túnica parecía preocupada e intranquila.




Ella me miraba y me preguntaba por mi amiga, hasta entonces
no había reparado en que había entrado sola,  en aquella mansión.
 Aquella mujer tan blanca como la acera, me dijo que debía,
volver con mi amiga, podía necesitar mi ayuda.
Pero antes me dio una especie de medallón, y me dijo pònselo
en el corazón y ten fe, ella volverá contigo.


Fuera seguía lloviendo tardé unos segundos en volver
 a estar fuera con la lluvia,  mi amiga estaba allì, a mi lado.
Ambas estábamos fuera del coche debimos salir despedidas.
Llevaba el medallón en el cuello y recordé lo que me dijo
aquella mujer, pálida y fría, y me acerqué a mi amiga no respiraba.


Sentí miedo, temor, y desesperación,  y puse medio temblando
aquel medallón en su corazón, al colocárselo, sentí calor en mis manos
 no pude evitar llorar, me sentía indefensa.
Fueron unos instantes que parecieron eternos, mi amiga comenzò.
A respirar, a los lejos se oían  voces, murmullos que se iban alejando.
yo me esforzaba por mantenerme despierta, pero no tenia fuerzas
 pensè  mi mente me abandona y despuès.... la nada.
Me desperté en un hospital rodeada de mi familia.
 Todos decían que mi amiga y yo , nos salvamos de milagro.

Meses después del accidente y en la reconstrucción de los
hechos nadie entendía como  aquel coche en llamas.
No devoró nuestros cuerpos, la explosión debió
de ser instantánea sin dar tiempo siquiera a salir del coche.

Mi Dama Blanca es la única respuesta que encuentro.
Ella no pudo salvarse de aquella mansión, dicen que
aquellos muros perecieron presa del fuego.
Después de salvarnos supongo que volvió a descansar
en paz, y como resultado de aquello dejó de vagar
por aquella mansión, y dejó de arder con aquellos troncos
en aquella enorme chimenea.



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