POR FIN YA AMANECIO PRIMERA PARTE

Por
Enviado el , clasificado en Fantasía
1333 visitas

Marcar como relato favorito

Por fin ya amaneció, y la noche de terror ya se acabo, el pueblo suspira tranquilo, al ver que yaces durmiendo, quien te ve no es capaz de ver el amanecer, enterramos cuerpos sin sangre sin saber quién es el culpable, tu apariencia humana nos engaña pero la verdad es que eres inhumana, y sin saber tu apariencia acabe en tu casa. como un lacayo soy el mantenedor de tu inmenso palacio, me pregunto si se le amerita llamarla como le dices tú “casa”, eres la condesa que se esconde de la luz, siempre encapuchada, los rayos del sol no conocen tu cuerpo eres tan pálida que la nieve se mimetiza con tu cuerpo, mujer joven de ojos rojos, con un largo pelo de color plateado, solitaria con aura tan abrumador, pero yo soy el sirviente de tu casa, llevo dos días a tu lado y tu mirada demuestra tristeza piensas que hasta tu alma es tu enemiga y eso que vive contigo, pero pareces sorprendida al ver que estoy a tu lado, de eso me percate al verte en la ventana, te gusta preparar tu propia comida y siempre cenas en tu alcoba, cada vez mas mi señora se vuelve interesante. Mi tercer día a tu lado y por fin me hablaste aunque fue una orden pero es un avance, quise preguntarle y me ignoraste, quien sabe que piensas. Llego mi séptimo día y me adelante a prepararle la cena, solo me respondiste con tu mirada fría, no pude verte a los ojos pues me intimidaste, al notar mi debilidad te sentaste a la mesa y cenaste, yo me retire pues me quedaban varias cosas por hacer, al terminar te retiraste fuiste a tu alcoba con las cortinas cerradas, eres un misterio y ya se hacía tarde, me encontraba en el jardín el sol con pocas fuerzas aun alumbraba y tu saliste encapuchada, me diste la orden que cerrara todo y entrara, te diste media vuelta y te desvaneciste corrí preocupado, le llamaba “mi señora” pero no respondías, la cargue hasta su alcoba, le quite su capucha y le traje agua, pero ella dormía, le mire fijamente y me percate cuan hermosa era mi señora, le tome la temperatura y ardía en fiebre, busque alguna medicina y despertaste, al verme preocupado te sonrojaste, le mire y le tome de la mano, algo perturbada me dijiste que estabas bien que me retirara y te dejara descansar, no quise soltar su mano mientras le decía que quería cuidarla lo que resta de esta noche, soy su sirviente y es mi deber cuidarla y sin fuerzas para auto-cuidarte me dijiste que haga lo que quiera, pase la noche en vela y tu fiebre bajaba, los primeros rayos del sol me sorprendieron en tu alcoba y fueron testigo de mi cansancio, mis ojos se cerraron y me desvanecía a tu lado, al despertar me halle en tu cama con mis pies descalzo y eras tú ahora quien me cuidaba, tu mirada de ternura acelero mi corazón, me diste las gracias por cuidar de ti y me platicaste de tu soledad empezaste con una historia de niñez en donde se podía notar que extrañabas, me contaba que su casa era alegre y lleno de vida muchas personas habitaban en esta mansión y uno a uno desaparecían, poco a poco su casa quedo vacía, tu padre era el dueño de esta mansión y la heredaste, tienes la misma edad que yo, pero le pedí que guardara silencio que no recordara el pasado que ya no está sola pues yo soy su lacayo, ella me miro y sonrió y me dijo, suelta mi mano y vete a casa antes de que anochezca, sorprendido no supe que decir, se levanto de la silla en donde me vigilaba y se marcho, pero antes me dijo que yo no era su lacayo y sonrió, sin darme cuenta llevaba algunos meses trabajando para ella y hoy fue el último, recogí mis cosas y sin permisos mis lagrimas rodaban por mis mejillas, no lo había notado pero tenía el corazón roto, me había enamorado de mi señora, me fui a despedir y no la encontré, me fui a lavar el rostro antes de marcharme y en el baño la encontré, estaba tumbada en el suelo, inconsciente, mi corazón se acelero y la tome sobre mis brazos pero al levantarla el reflejo del espejo me sorprendió, yo estaba en el pero ella no, la impresión fue fuerte pero no lo suficiente para espantarme, decidí cuidarla hasta que se repusiera, tardo dos días y medio en recuperar su conciencia, en esos días recordé en mi niñez una gran casería de vampiro que hubo cerca del pueblo, e imagine que por ese motivo su casa quedo sin vida y ella solitaria, estaba mas pálida que de costumbre y busque con que podría aliviarla, en eso encontré varias crónicas de su familia el ultimo escrito era de su padre, me llamo la atención pues se refería a mi señora como una princesa, lo mas importante en su vida y esperaba protegerla hasta el final de sus días, ese sentimiento me invadió, por eso estaba decidido a quedarme con ella. Al fin abrió sus ojos rojos y quiso ser ruda conmigo, pregunto por qué no me marchaba, yo no le respondí solo le cambie el paño para bajarle la fiebre, le prepare un sustituto de lo que podría ser sangre humana la receta estaba escrita en unos de las crónicas de su familia, ella me miro y me pregunto si sabia la verdad yo solo la acaricie y me pregunto no tienes miedo podrías morir en mis manos, yo solo respondí que deseo cuidarla hasta el último de mis días y quizás un día verla sonreír, poder lograr espantar todos sus fantasma del pasado así como ella espanto los míos, y le conté mi historia yo soy huérfano me arrebataron a mis padres en mi niñez, siempre estuve solo y la amargura creció a mi lado pues mis padres fueron devorados por vampiros, fue una noche horrible pues al amanecer el pueblo tuvo gran pérdida muchas personas habían muerto y se armo la casería de vampiros, mi señora me miro asombrada y me conto que su raza estaba bajo las ordenes de su padre el cual tenía prohibido beber la sangre de los humanos pues él se enamoro de una mortal quien era su madre, la vampiresa me comento que ella ha crecido con ese sustituto y me extrañe pues han habido algunas muertes recientes en el pueblo, esto asombro la joven vampiresa, al fin me acerque y le pedí que descansara que se repusiera, ella me pregunto si yo pensaba que era ella quien mato a los pueblerinos, con una sonrisa le acaricie nunca pasaría algo así por mi mente pues tu nunca has querido hacerme daño y yo soy un humano, las lagrimas brotaban y la abrase ella solo quería mantener la voluntad de su padre y era no tocar a las humanos y como podía hacerlo si ella era hija de uno,

CONTINUA...


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed