NUESTRO ÚLTIMO PASEO

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El paseo de hoy no estaba previsto, y aunque desee poder hacerlo, estoy muy nervioso. Jennifer es una chica estupenda, muy trabajadora. Sabe hacer que las cosas parezcan sencillas, aunque ayer no fue un buen día. Por eso hemos decidido volver a pasear hoy.

 

Mientras lo hacemos, me fijo en sus habidos y ágiles movimientos. Sabe lo que se hace, y es muy observadora también. Ayer no se le escapó la estrella fugaz, o simple y minúsculo meteorito que, tras un viaje indeterminado en el tiempo desde las entrañas del espacio, surcó la atmósfera para regalarnos su breve instante de gloria. Fue precioso.

 

El traje que lleva no realza su figura, no le hace ninguna justicia. Es una pena. Creo que me empieza a gustar. La conozco hace un mes tan sólo, pero ha sido tiempo suficiente para comprender que es lo que le gusta tanto para poder estar, aquí, conmigo. Juntos, mano con mano, hablando de todo. Incluso de nuestro futuro.

 

Es muy inteligente, tiene las ideas muy claras. Ya desde bien pequeña sabía lo que le gustaría ser de mayor, y a mi me ha ganado. Le gusta pasear de noche y mirar las luces de su ciudad sin que el sol distraiga su enigmática y tranquilizadora visión. Es muy romántica, Se puede pasar horas observándolas en total silencio. En el silencio que tan bien recrea nuestro complacido entorno.

 

Es de pocas palabras, pero muy contundente. Sabe lo que quiere, y aunque esté aquí sólo de paso, creo que la podría seguir allá donde fuera. Sabe hablar muy bien y es muy concreta. Con pocas palabras sabe dejarte claro lo que necesita y lo que quiere en cada momento. Me gusta su forma de sentarse relajadamente a observar las estrellas, ese espacio vacío que tanto la abstrae y al que ella nunca llama cielo. Sus ojos verdes se llenan de ese espacio con mucha frecuencia. Dice que nunca ha visto el cielo azul, que para ella es otra cosa, y yo la comprendo cuando me habla de los sueños, de cuando era una niña, ansiando la noche para poder adentrarse en esa negrura que parece poseerla.

 

Sigo estando nervioso, no sé que pasará durante nuestro paseo de hoy. Está muy seria. Aunque es una de las Comandantes más profesionales y efectivas que he conocido nunca, hoy el temblor de su labio superior deja clara su ingente preocupación en este improvisado paseo.

 

La pieza que ayer escapo de entre sus manos, mientras cambiaba el panel nº 124/CF del nuevo telescopio, volverá a pasar dentro de trece minutos, y debemos cazarla antes de que se produzca un accidente. Si los cálculos son exactos, los ha realizado ella, aquí, entre los dos, intentaremos placarla después de dar una vuelta completa a la tierra. Aquí, en nuestro duodécimo paseo espacial desde que la conocí hace apenas un mes, y donde espero decirla cuanto la quiero antes de marchar a casa. A nuestra inmensa casa, que hoy está tan clara y preciosa como Jennifer.


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