YUYI

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Mi nombre es Obdulia... Pero todos me dicen Yuyi...

Bueno mi hermano me dice: Estúpida... y yo a él: Idiota... pero esa es otra parte de mi historia que otro día abordaré.

Total que acabo de cumplir 22 y me siento frustrada con mi vida... Trabajo en una zapatería y me la paso todo el santo día frotando el cristal de los aparadores con un paño húmedo y mostrando zapatos a un montón de chicas y señoras indecisas... (estúpidas, así me pienso y les sonrío y les digo que se les ven muy bien esos zapatos, o zapatillas o lo que sea que se prueban...) Para colmo hay que mocharse con el jefe de cuando en cuando... al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios... y a don Facundo mis nalgas. Es un viejo flaco y arrugadísimo, calvo y de lentes. Gruñón y prepotente, como todo jefe debe ser... supongo. Y cuando lo tengo encima mejor cierro los ojos y me imagino que estoy en otro lugar... en una playa, en una hamaca entre dos palmeras y sorbiendo con un popote agua de coco y mirando las espumosas olas... mientras el anciano hace de las suyas en mi vientre... me gusta pensar también que es su nieto: Hilario el que me posee así de resuelto, el que suda sobre mi; trato de imaginar su aroma, su colonia de esencia de cedros, y que sus besos son los que tocan mi cuello y mis pechos... que es su voz viril la que me dice que estoy bien deliciosa... Pero si abro mis ojos de miel es la cara morena y fea de su abuelo la que se cierne sobre de mi, sus brazos flacuchos los que me estrujan, su baba la que gotea en mi nariz y cuello y pechos, y su voz atiplada la que me dice que así, que me muevo rico, que ya se viene... y es su miembro pequeño el que punza dentro de mi y...

Luego el ruco jefe mío se viste, silencioso; y yo recostada, desnuda, y exhausta de tanto que se tarda el viejo encima de mi. Y me sonríe, siempre, y me pone un billete de a doscientos sobre mi ombligo y suspira y se va... nos vemos mañana Yuyi, dice siempre, y me deja solita en esta habitación de hotel, su hotel... bueno de su esposa, pero él administra todo en la familia Montiño, y bueno él es el cacique del pueblo y la comarca toda... Pero hoy el ruco, sabiendo que es mi cumpleaños me ha dejado sobre el ombligo un billete de a mil... y prometiome un aumento, mientras yo libaba de mi popote agua rica y fría de coco y disfrutaba la brisa del mar... y abrí mis ojos y me hallé chupándole su pequeña cosa peluda y bebiéndome su acuoso y sustancioso semen... y se me inflaban las mejillas y pronto me aventé al borde del colchón y vacié mi boca de tanto semen asqueroso y oloroso a cloro... y él feliz... yo arqueaba, y casi me vomitaba, mis ojos llorosos de tanto asco... y don Facundo reía y reía, y se incorporaba y deseaba mi vulva vellosa... Pero ya se ha largado el vejete... y yo me visto también, para volver a casa ya... y escupo un pelo suyo, aún su sabor hediondo en mi paladar me repulsa... y veo ese billete de a mil sobre la cama... con él daré el abono para mi nuevo celular, sí, y llegaré a casa y derechito a lavarme la boca... Y suspiro... vaya cumpleaños... terminé recién con mi novio, y estoy sola... mis padres y mi "idiota" hermano menor no cuentan... estoy sola en este jodido mundo... Lo único que tengo en este mundo es mi trabajo en la zapatería, y mis ratos de fornicación con don Facundo en este cuarto. Y mis sueños guajiros con su nieto tan guapo, tan guapísimo, pero que ni me pela ni me pelará jamás, pues sabe que su abuelo me anda cogiendo... Ya ni modo...

Salgo del cuarto y bajo la escalera y casi tropiezo con una pareja muy acaramelada. Y luego con una mirada me digo adiós con el viejito canoso don Noé, que es gerente y recepcionista y botones. Es además vecino mío, y su señora muy amiga de mi mamá, pero él no dice nada... nunca dirá nada, y es que es un perro fiel de don Facundo.

Arrastro mis pies enzapatillados por las calles de piedra del pueblo, hasta donde la tienda de celulares y veo ese nuevo modelo... "touch" y demás chucherías, que según el comercial me hará un poquito feliz, hasta el próximo modelo... sonrío y sé que no es así pero tendré que presumir a mis primas en la fiesta de la bisabuela Maclovia... y con lo que don Facundo deposite en mi ombligo de cuando en cuando tendré para los abonos semanales.

Y ya en mi casa, en mi cuarto, en mi cama, veo mi póster de Ricky Martin; y suspiro, lástima que nos salió gay... tan guapo el canijo... y mejor sigo toqueteando en la pantalla de mi nuevo cel, sonrío, y exploro todas sus aplicaciones, y procuro olvidar mi vida estúpida... mi vida simple y sin sentido... total que no soy la única así en este mundo... eso hace sentirme algo mejor, sí, y sigo haciendo touch en mi juguete nuevo... y olvidar quiero que mañana a levantarse con el sol y arreglarme para irme doce horas a encerrar en la zapatería a atender a una bola de estúpidas todo el mugre día... y que don Facundo pasará a checar el negocio ya sea de mañana o tarde, y si no hay clientas dirá que estoy bien linda, en mi oído, y meterá su mano rugosa bajo mi falda negra, que pienso usar mañana con mi blusa beige... y pellizcará mis nalgas o deseará mi vulva... y me dirá que lo espere el viernes o sábado en el cuarto, sin ropa... y se irá en su camioneta a supervisar sus otros negocios... y yo a limpiar cristales de aparador y sonreir a las clientas... y en mis ratitos libres a jugar mi celular nuevo...


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