Macabra fantasía II

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La habitación se encontraba completamente a oscuras , y el silencio del apartamento solo se veía interrumpido por el sonoro tic tac del reloj.

Sentado en un sillón color caqui algo desgastado, y con el pijama aún puesto, Bernard bebía ron enérgicamente de un pequeño vaso de cristal, mientras que en la otra mano sostenía un cigarrillo a punto de convertirse en cenizas.

Mantenía los ojos cerrados, aunque de vez en cuando los abría, y con la mirada algo perdida  comenzaba a observar la estancia. Segundos después los volvía a cerrar.

Nuevamente, Bernard , se encontraba sumergido en sus oscuros pensamientos dónde imágenes borrosas se sucedían rápidamente en su mente: cuchillo, sangre, muerte, y el rostro de una bella mujer. 

Disfrutaba cual niño pequeño de aquella turbia y sangrienta fantasía, que hacía recorrer pos su cuerpo escalofríos y placer.

De repente en medio de aquel silencio sepulcral , un ruido de pisadas comenzó a recorrer todo el pequeño apartamento. Bernard, sobresaltado, abrió por enésima vez sus ojos, pero esta vez no los cerró de inmediato.

El ruido de pisadas provenía del estrecho pasillo, el cual con tanta oscuridad, se asemejaba a la entrada de una profunda cueva.

Bernard, algo resignado por haber tenido que abandonar su mundo de fantasía, se levantó del sillón, y se dirigió a paso lento hacia aquel ruido de pisadas.

“ Seguramente se habrá colado otra vez ese estúpido gato del señor Crowell” – pensó cuándo comenzó a adentrarse en el oscuro pasillo-.

Apoyándose en las paredes, para no caerse de bruces contra el suelo, Bernard comenzó a llamar a gritos al pequeño gato color marrón del viejo Crowell.

-¡ Duffy, gato estúpido, ven aquí joder!.

En respuesta al grito de Bernard, el ruido de pisadas comenzó a desaparecer lentamente.

“¿Dónde se habrá metido ese gato? “ - pensaba mientras lanzaba al aire ambos mano, para intentar atrapar a Duffy - .

Las pisadas comenzaron de nuevo a sonar por el apartamento, pero esta vez, el ruido de estas se situaban alejadas del pasillo. Se comenzaban a dirigir hacia el salón dónde minutos antes se encontraba Bernard sentado en su viejo sillón.

-Gato escurridizo –protestó - .

Bernard se dirigió al salón , y al entrar en él, una figura se podía distinguir en medio de la oscuridad.

Asustado dio un paso hacia atrás . ¿ Era posible que hubiese entrado alguien mientras él estaba viajando por los bucles de su mente?.

-No te asustes - dijo la figura al ver que Bernard se comenzaba a alejar -.

-¿Quién eres? - contestó él con la voz entrecortada - .

-¿ Cómo es posible que no me reconozcas? – preguntó la figura mientras ésta se acercaba cada vez más hacia Bernard.

La figura tenue, borrosa e irreconocible en un principio, se fue haciendo cada vez más nítida a medida que esta se movía. 

De ella comenzaron a salir unos delgados brazos , unas piernas largas con pies descalzos , y un rostro femeninode tez blanca y pómulos marcados, de labios carnosos, ojos verdes y rasgados, y de nariz pequeña y respingona. Por último una negra cabellera se posó sobre sus hombros.

El cuerpo de Bernard se quedó completamente paralizado. Sus ojos completamente abiertos no podían creer lo que se postraba ante ellos.

 La mujer con la cual había estado soñando ver morir día tras día durante dos largos meses,  hasta hacerle completamente perder la cabeza, se encontraba ahora a escasos pasos de él.

 


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