Mi Ex

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De regreso a casa decidí caminar, en ocasiones la oficina es un lugar desgastante, más aún cuando la última llamada es la de “mi novio”… ¡qué manera más estúpida de terminar una relación!, ni siquiera tuvo el valor para verme a los ojos y decirme que estaba interesado en otra mujer.

Como siempre, hablando sola, pero hoy lo hago mientras camino a casa, está lejos pero al fin de cuentas nadie me espera.

-¿Por Dios, qué debo hacer?, el día en que descanso, él está trabajando y el día o los días en que él descansa, yo estoy en mi escritorio leyendo expedientes, revisando leyes y resolviendo casos para que mis jefes los expongan ante un juzgado. Ese es mi trabajo, soy abogada, sí, pero no de las que defienden a sus representados, sino de las que resuelven los casos tras un escritorio, de las que trabajan para que los jefes, socios e hijos de socios de la firma se presenten como los héroes.

De camino a casa decidí quitarme el saco del traje sastre, mi uniforme, pasé por una tienda y compré sandalias, no me gusta caminar con zapatillas de tacón, mis tobillos no lo soportan.

Un carro negro deportivo se detiene justo a mi lado; es mi jefe, no puede ser, debí dejar algo pendiente.

-¿Por qué vas caminando Gaby?, tu casa está muy lejos aún.

-y… ¿cómo sabe dónde vivo?

- Es muy fácil, una mujer tan bonita como tú, sencilla, a la que no le gusta llamar la atención, suele ser de las más interesantes. Sé que la relación con tu novio no va nada bien, esta tarde, justo antes de salir noté que estabas llorando y decidí salir tras de ti pero te perdí de vista y decidí venir a buscarte.

-¿Se le ofrece algo licenciado?

-Sí, quiero estar contigo, no me gusta verte triste, además. No debes pasar un día como hoy sola. Algo malo te pasa, lo sé.

-Todo está bien, gracias, pero si gusta, podemos tomar un café en mi casa, es algo pequeña pero…

-Encantado, pero no quiero caminar hasta allá, por favor sube.

De camino a casa estaba demasiado nerviosa. Mi jefe es un joven rico, de esos que están acostumbrados a tener todo, pero es también muy atractivo: alto, atlético, tez moreno claro y tiene una voz… ¡por Dios, qué voz!

-¿Te pasa algo Gaby?

-No, nada.

-Dime, quiero ser tu amigo.

La plática fue breve, además, no podía platicarle mucho de mí, parecía conocerme, incluso mejor que yo.

Al llegar, rápido le ofrecí una taza de café a mi jefe.

-¿Gusta una tasita de café?, por favor, póngase cómodo, yo… yo sólo voy a cambiarme.

Al salir el licenciado ya había preparado dos tazas de café, las había colocado en la mesa de centro de mi sala, se quitó el saco y aflojó la corbata, supongo que tardé en decidir qué ropa ponerme, aunque para ser sincera, sólo me quité la falda y me puse un jeans azul pegadito, me dejé la misma blusa camisera blanca, la cual siempre está cubierta por el saco, ahora se mira casi trasparente y con dos botones desabrochados (eso no fue a propósito).

-Dime Gaby, ¿qué pasó?, ¿terminaste con tu novio verdad?

-Sí, pero no quisiera hablar de eso, no me siento bien para hablar de ello.

-Es un estúpido, con todo respeto para ti Gaby, eres hermosa, no sabe lo que está perdiendo, eres una excelente abogada, sencilla, seria y bastante atractiva.

-Emmm… Gracias-

Mi jefe me miró de una manera extraña, se acercó despacio y...

Me quedé muda cuando mi jefe se levantó, me tomó por la cintura y me besó. Un beso increíble, donde todo desaparece y sólo queda él y yo con los labios juntos y nuestros cuerpos formando uno sólo.

-Gaby, me encantas, nunca te lo había dicho pero hace mucho tiempo que deseaba este momento, deseaba tocarte, besarte y sentir tu aroma y tu cuerpo.

No pude decir nada, sólo me dejé llevar, le quité la corbata y comencé a desabrochar su camisa; los botones de mi blusa salieron botando cuando a jalones mi jefe me quitó la ropa, comencé a elevarme como en una nube, sus manos suaves comenzaron a acariciar todo mi cuerpo.

Sus labios recorrieron mi cuello, bajaron tiernamente por mi pecho y se apoderaron salvajemente de mis pezones, éstos ya estaban duros y esperando ser acariciados.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, tenía relaciones sexuales constantemente con mi novio pero esto es algo diferente. Esto es fuego, es pasión… esto es maravilloso.

De ser la empleada tímida y formal pasé a ser una apasionada zorra en los brazos de su amante, sí, amante… me estaba convirtiendo en la amante de mi jefe y era maravilloso.

De manera inesperada ya estaba acostada en el sofá totalmente desnuda y las piernas abiertas ofreciendo todo mi sexo a ese maravilloso hombre, quien no dudó ni un segundo en meter su lengua, chupar mi clítoris, beber mi humedad para después repetir una y otra vez la misma acción.

De forma brusca comenzó a besarme y caímos al suelo en ese momento me tomó de las caderas y me penetró fuerte, el ritmo era sensacional, su pene era enorme y podía sentirlo caliente y duro, comencé a moverme para sentir aún más placer.

No puedo creer lo que está pasando, me volteé para dejarlo debajo de mí y poder montarlo, quería sentirlo aún más adentro, mi cuerpo está muy caliente y el sentir sus manos, su cuerpo me vuelve loca.

Escuchar sus gemidos me excita todavía más, ya no soporto, voy a terminar… Mojé todo su sexo y el sentir mi humedad caliente lo hizo levantarse para ponerme a cuatro y penetrarme aún más fuerte en esa nueva posición, lo está haciendo fuerte, con ritmo haaaa… ya no aguanto más, me estoy volviendo loca, me encanta.

Inmediatamente sentí cómo su leche salió disparada hacia mí, sentí caliente y húmedo, me miró fijamente a los ojos y me dijo: - Esperé mucho tiempo para este momento, hoy escuché tu llamada por la otra línea, me di cuenta que ya no hay nadie a quien le seas fiel, me gustas mucho, siempre me has gustado y sentí mucho coraje al escuchar las palabras que te dijo tu novio, así que hice algo.

-Dígame ¿qué hizo?...

En ese momento escuché la cerradura de la puerta, alguien estaba abriendo, era mi novio, es decir, mi ex… Mi jefe le envió un mensaje de texto al teléfono que registró el identificador de llamadas de la oficina y lo citó en mi departamento, no sin antes asegurarse que tuviera llaves para poder entrar sin avisar.

Mi ex me descubrió haciendo el amor con mi jefe, quien ahora es mi novio formal y me hizo ver que no vale la pena llorar por quien no me valora.

Un mes después me propuso matrimonio desnudos en la misma sala en que hicimos el amor aquella noche, la noche en que mi novio decidió dejarme por otra pero que al fin de cuentas, quien salió ganando fui yo.


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