BLANCO DESPERTAR 1

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Enviado el , clasificado en Terror / miedo
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BLANCO DESPERTAR

… después de estar al tanto del peregrinaje de su sombra y del trabajar de su existencia, por más de un año; llego el día en que mis más oscuros y sádicos deseos iban a ser liberados y expulsados con tanta fuerza que ni un cuerpo forjado con acero podría llegar a resistir tan fuerte impacto. Después de cerrar mi librería, dispuse una parada antes de proceder a mi siguiente actuar y mortal cadena de incidentes que deseaba desde hace mucho tiempo.
Un café situado en una esquina cualquiera, de esos que es solo visitado por cuatro clases de vientos, que se encuentran para estrellarse y volver a recorrer la ciudad de una manera cíclica y teniendo como punto de encuentro la misma calle desolada e invadida de papeles con propaganda. Me dispuse a reposar mi existencia en una de las pocas sillas que no se encontraban pintadas por el roció de agosto, pedí al mesero un café largo acompañado de un cigarrillo oscuro que me ayudara a ordenar mis pensamientos para poder así solicitar mi orden en el café. Mientras el ácido destilado del café inundaba con sabores terrosos mi paladar y el humo del cigarrillo pintaba la silueta de un cráneo en el cielo, pensaba en como mis deseos podrían ser consumados en mi actuar salvaje sin dejar huellas en los familiares ni en las personas que hallasen aquel cuerpo desnudo y sin vida en aquel cuarto que queda en frente del baño, además Pensaba, en aquel cuarto que abre sus ventanas contemplando aquel lago donde saltan las alegrías y se ahogan al chocar con la superficie del agua, es entonces donde los peces saltan al hambre de cualquier ave, desesperados, desahuciados y buscando huir de lo que acaba de caer en su mundo. Pensaba, en que haría, si al llegar a esa casa ella se encontrase con otra u otras personas que la acompañasen y me interrumpieran, la salvaran, me salvaran, pero la condenaran a la vida y me condenaran a la eterna espera y la suprema represión de mi plan fatal. En aquel caso creo que correría de regreso al café para poder así seguir escribiendo y ahogándome en mis sueños y en sus pesadillas entonces descritas en un papel.
Para cuando la última gota de sustancia oscura pintaba el fondo de aquel recipiente de porcelana y el consumido cigarrillo quemaba mis dedos en un llamado desesperado para que lo aplacara en aquel cenicero de madera, observe mi reloj, empañado y advertí las 11 de la noche, fue tan largo mi pensar que no caí en cuenta de que ya era muy tarde y que mi objetivo ya se hallaba dormido e inocentemente deambulaba por sus sueños sin saber su trágico final, (mi plan era sorprender cuando sus ojos estuviesen abiertos y lograra contemplar mi rostro) ya era muy tarde, furioso me levante de aquella silla, deje un par de monedas al lado del cenicero y emprendí mi triste regreso a casa, pasaría otro día con mis deseos reprimidos no en mi cabeza solamente sino en mis manos, dedos y en mi triste mundo estrecho y rodeado por miles de páginas amarillas olvidadas por la humanidad. Camine por la desolada calle, la cual advertía que yo era el único ser que deambulaba por su húmeda existencia, mis pasos hacían eco y generaban en mi un movimiento casi reflejo de girar la cabeza asustado al sentir, que una docena de personas caminaban tras de mi sigilosamente, pero me hallaba solo, caminando por el medio de una calle alumbrada con el mediocre parpadeo de algunas lámparas que ya desistían de su existencia. Al encontrarme parado frente a la puerta que daba la bienvenida a mi casa, saque del bolsillo de mi abrigo las llaves que daban apertura a los diferentes mecanismos de la cerradura, cuál fue mi sorpresa al darme cuenta que la puerta se hallaba violentada y entre abierta. Al abrir la puerta un sonido agudo estremeció mi cuerpo y se apodero de mí, un frío de muerte. Camine por el corredor y cada paso que se precipitaba a mi cuarto iba acompañado de un olor a azufre que flotaba por todo el interior de la casa, al pasar por la cocina y contemplar su interior me halle horrorizado, al ver unas manchas de sangre que marcaban el caminar de una persona en círculo, cerré los ojos como quien cree erróneamente que al apretar sus parados la realidad cambiara; y seguí caminando lentamente por el corredor. Avanzaba hacia mi cuarto, cuando un sonido tenue pero atronador invadía mi cabeza de una forma arrolladora, este sonido era una canción de Edith Piaf la cual decía;

CONTINUA EN BLANCO DESPERTAR 2


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