Sangre de galo (I parte)

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Durante la conquista de la Galia se produjo en cierta ocasión una cruel conquista de una pequeña aldea escasamente fortificada, conocida por el nombre de Gersellaya. La resolución de atacarla salió de boca del general Gneo Sempronio Lucio, un hombre ambicioso que desobedecía las órdenes de Cesar y no dudaba en hacer las cosas por su cuenta.

El avance de sus tropas perturbó la normal tranquilidad de aquel recóndito poblado, el cual se hallaba defendido por dos centinelas con escasa preparación, quienes defendía la puerta y en el interior se encontraba media docena de guerreros no muy habilidosos, pero feroces en combate. El ejército de Gneo liquidó a los centinelas antes de que esto pudiesen dar la voz de alarma y una vez en el interior del poblado fueros directamente a matar a los civiles, lo cual provocó la rápida reacciones furiosa de la escasa infantería que fue abatida en poco más de un minuto.

Durante aquella carnicería, Gended, un joven campesino galo, logró escabullirse y mientras observaba como los últimos habitantes de aquella aldea eran masacrados por los sanguinarios romanos, juró venganza.

Él era consciente de ser tan solo un agricultor, pero sabía que tenía posibilidades de adquirir por lo menos un arma y alguna armadura, además tenía claro que había necesidad de solicitar ayuda a una aldea cercana.

Inmediatamente emprendió la marcha hacia otro pueblo, consiguiendo localizar por el camino a un excéntrico guerrero que ofrecía unas cuantas monedas a aquel que lograra derrotarle en combate. Él se acercó hacia él y aceptó el desafío, tras lo cual peleó con valor, pero evitando la rabia ciega que deducía que era la causa de las derrotas de los guerreros aparentemente experimentados y gracias a este planteamiento logró vencer. Su sorprendido rival le arrojó las monedas a la cara y se marchó del lugar mientras le insultaba, aunque Gended no cayó en semejantes provocaciones.

Conseguido el dinero, buscó durante horas una armería, pero al no encontrarla tuvo que recurrir a un vendedor ambulante que decía ser de origen griego. Dicho comerciante disponía de muy diversos artículos y le proporcionó una espada, un casco, un escudo y una buena armadura a un precio muy reducido, razón por la cual Gended optó por gasta lo que le había sobrado en comida, también incluida entre los muchos artículos disponibles.

Una vez armado decidió construir una tienda de campaña improvisada ante el temor por la llegada del ocaso y tras cenar y maldecir a sus enemigos se dispuso a dormir.

Algo antes de la llegada del amanecer, Gended se despertó tras una sucesión de horribles pesadillas y tras coger su escaso equipaje decidió retomar la marcha y a pasos agigantados recorrió un camino que no conocía, teniendo en ocasiones que enfrentarse a lobos y ahuyentar a otras criaturas salvajes. Finalmente, localizó una aldea mediana que aparentemente se hallaba bien defendida, seguramente sus habitantes estaban más entrenados en el arte de la guerra, pues en contrapunto con su aldea, esta disponía de más soldados que civiles.

Tímidamente se acercó a la puerta, siendo apuntado por los centinelas de la empalizada, a la par que era preguntado por ellos—:

— ¿Quién sois y que queréis?

—Mi nombre es Gended y soy el único superviviente de la matanza a manos de los romanos de una aldea conocida como Gersellaya. Solicito urgentemente asilo en vuestra aldea y también una audiencia con vuestro jefe.

Su interlocutor dudó por un momento y consulto su resolución con sus demás compañeros, tras lo cual pronunció—:

—Bien, siendo galo y habiendo sufrido un ataque romano, deduzco que eres de los nuestros y por lo tanto no veo problema en permitirte acceder a nuestra aldea, pero el asilo lo negociarás con nuestro jefe y serás por el momento estrictamente vigilado. Bienvenido a Gestatiorum.

Una vez hubo entrado, fue presentado al jefe, conocido por el nombre de Gounde. Era un hombre alto y con bigote, cuya edad oscilaba entre los treinta y cinco y los cuarenta años. Tenía un carácter bastante serio, pero se mostraba compasivo con los refugiados, por lo que se solidarizó con la causa de Gended y compartió con él sus vivencias intentando frenar al imparable monstruo romano.

Al pasar a formar parte de la aldea decidió alistarse al ejército y recibió una corta instrucción de algunas semanas, en las cuales aprendió a desenvolverse como un soldado, siendo premiado tras la defensa de sus compañeros durante una emboscada tendida por los romanos con el ascenso a jinete.

Tras subir de rango y participar plenamente en algunas campañas con el objetivo de organizar junto con sus compañeros los flancos de defensa de la aldea, fue elegido por Gounde para participar en un ataque contra el campamento de Cameltodum. Allí se produjo una cruenta batalla, en la cual perecieron muchos galos, pero lograron la victoria y afortunadamente atraparon a unos cuantos supervivientes romanos, ideales para ser torturados y así conseguir nueva información sobre la voluntad de los generales y en especial la de Cesar.

Las interrogaciones fueron un éxito y gracias a ellas Gended averiguó que el general Gneo Sempronio Lucio ignoró las órdenes de su superior, Cesar, y atacó por su cuenta Gersellaya, con el objeto de conseguir un botín propio y prestigio. Aquellos supervivientes también desvelaron la posición de los soldados del campamento más próximo y casualmente el más importante, Dedatium.

Gended regresó con su ejército a Gestatiorum y por su gran labor en el campo de batalla fue proclamado héroe de la aldea e investido con el rango de general.


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