El Imperio Mlodhar: El propósito.

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Xaentis lucia espléndido desde el espacio. Si alguien pudiera orbitarlo, fácilmente lo describiría como un colosal planeta gris, ennegrecido y radiante. Podría apreciar un atractivo brillo verdoso sobre casi toda su superficie. Curiosamente lo asemejaría al ficticio mundo Turiano, Palaven, aunque abrumadoramente más grande.

Aquél día los 7 soles brillaban y sonreían como nunca antes. La conquista iba a empezar. Líneas casi interminables de flotas mlodharianas despegaban impulsadas por el único deseo de saber qué aguardaba detrás de las fronteras. Pero ese insaciable deseo fue frustrado. Cometieron graves errores de cálculo, su tecnología era incapaz de llevarlos muy lejos sin antes morir de hambre. Claro está, viajar por el espacio requiere enormes cantidades de energía.. Este error hizo comprender a toda mente mlodhariana, que el cosmos no es un lugar simplemente inhóspito, es un lugar astuto, que espera a los viajeros con trampas y muerte.

Regresaron a los cálidos brazos de su mundo y no descansaron hasta encontrar fuentes de energía alternas, ideas con las que nutrir a su civilización para la prosperidad y el futuro, en nada más ni nada menos que las estrellas distantes. Pronto las ideas echaron raíces por todas partes, una de ellas fue la investigación incesante del electro magnetismo, lo que en poco tiempo llevó a la construcción de los primeros motores supraelectromagnéticos.

Hubo en todo Xaentis felicidad nuevamente, esta nueva tecnología era increíblemente útil. Posteriormente se investigó el poder de las estrellas, la reacción que en los núcleos de éstas se producían. En un parpadeo, los extractores solares comenzaban a orbitar sobre los 7 soles.. - Deténganse a pensar cuán masivos y sorprendentes eran, para soportar el poder gravitacional y el calor de dichas estrellas. Indudablemente los mlodharianos estaban muy determinados a cumplir su deseo -. 

Nadie se imaginó la rapidez y el poder con el que la civilización Mlodhar avanzó. Ellos mismos se vieron envueltos en una nube de incertidumbre al verse crecer de tal manera. Pero la mayoría observó en esta incertidumbre el logro jamás logrado. El impulso extra que cambiaría para siempre los propósitos y la mentalidad de todo mlodhariano.

Su tecnología fue reinventada, redireccionada, perfeccionada a tal punto que cualquier otra especie no los vería como seres poderosos, sino como dioses. Sus naves eran colosales, masivas - claro, la conquista galáctica necesitaba dichas maravillas - tanto que muchas de ellas podrían ocupar todo el territorio de países europeos como Alemania o Francia. Costaría imaginar no decenas de estas monstruosidades, sino miles. Miles surcando el espacio terrestre.. Muchas de estas súper naves eran nada más ni nada menos que mundos voladores, difícilmente comparables con los cruceros transatlánticos humanos. Naves provistas con quién sabe cuántas ciudades en su interior, que simulaban un cielo y una atmosfera a la perfección. Naves que podían cruzar la galaxia y regresar sin problemas como si tan solo fuera un pequeño recorrido sobre un bosque desconocido.

Las primeras conquistas fueron tensas. Porque el Imperio no poseía un fin establecido, simplemente conquistar, demostrar la superioridad y establecer colonias. Este método provocó disgusto en millones sobre Xaentis, quienes afirmaban que tal acto era innecesario, ambicioso y entrometido.

Medidas fueron y vinieron por todo el joven Imperio (la más importante fue la división, la cual narraré en la siguiente parte). Pero en pocos años las pautas estaban esclarecidas. Luego de interminable meditación, el verdadero propósito comenzaba a dar a luz: La unificación. La unificación de todas las especies conquistadas y por conquistar, cuyo fin, más que solo agrandar el Imperio, consistía en propiamente unificar al universo.  

Y con este propósito, miles de flotas partieron hacia todas direcciones conquistando sistemas dentro de la joven Andrómeda - la inigualable, la brillante y perfecta Andrómeda - y sus galaxias satélite, principalmente Andrómeda 1, 2 y 3.  Obviamente, el Imperio no abarcaba la totalidad de sistemas, ya que la galaxia es demasiado gigante. Solo unos cuantos millones tenían el honor de ser parte, y algunos pocos la desafortunada mala decisión de rechazo..

Pero no fue hasta que se encontraron con el sistema al que denominaron: Ahj-4. Lo que encontraron allí los tomó por sorpresa, nunca antes en una conquista llegaron al innecesario conflicto armado. Esto sin dudas volvió a replantear el propósito de la Unificación, pero no sin antes pasar por un gran cambio ideológico, y hasta social: La división.

                 ***

Siguiente parte:  La división.


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