Punto final

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Se aferraba al cadáver de su padre, había muerto varias horas antes. Ver sin vida a la única persona que la hacía reír, que la consentía y que la amaba era el dolor más fuerte en ese momento. Ni siquiera se imaginaba los eventos que vendrían ahora que era huérfana.

Los empleados de la funeraria habían llegado para llevarse el cuerpo y prepararlo para el funeral, La joven se aferraba con todas sus fuerzas al cuerpo de su padre. Los señores de la funeraria intentaban hacer que soltara el cuerpo por todos los medios necesarios. La joven de 16 años se quedó paralizada en cuanto oyó una voz que le decía:

-Él se ira a un lugar mejor y tú te quedaras aquí- alguien la parto de la cama donde estaba el cuerpo de su padre y se llevaron su cuerpo.

A la mañana siguiente, su tío la acompañaría al funeral. El odio era mutuo entre ellos. En el funeral se leyó el testamento. En el decía que la joven era la heredera legítima de todos sus bienes, pero cómo aún era menor de edad, su tío administraría sus cosas hasta que cumpliera los 18 años.

El tío se las arregló para mandar a su sobrina a uno de los peores internados del país. El esperaba que nunca saliera de ahí, se aseguró de ello dándole una gran cantidad de dinero a la directora de dicho internado.

Subió con sus maletas al auto que la llevaría al internado. El internado era especial para señoritas, pero las instalaciones hacían que pareciera una cárcel. El color rosa de las paredes se veía despintado, decolorado por el sol y una parte cubierta por algunas plantas.

Para su llegada al internado, la condujeron hacia la habitación donde estaban todas sus compañeras del sector, la directora del internado le mostró su cama y le dijo que su supervisora llegaría en unos momentos para explicarle todo. Del fondo de la habitación alguien le dijo:

-bienvenida al infierno. Si tienes algunas esperanzas de salir de aquí, será mejor que te vayas deshaciendo de ellas-

La joven huérfana no sabía a qué se referían con eso, pero después de varios minutos de conocer a la supervisora, se dio cuenta que realmente ese era el infierno. La supervisora entro en el cuarto y tomo las dos maletas que traía la joven y le dijo que la siguiera. La llevo por un camino de escaleras que bajaban al sótano del internado. La supervisora arrojó sus dos maletas en la caldera que ahí estaba, le dio un uniforme y obligo a que se lo pusiera, después arrojo la ropa que se había quitado a la caldera y le dijo que volviera a su cuarto y no causara problemas o tendría un castigo.

Las semanas pasaron y se dio cuentas que todo lo que le decían era cierto. La comida era asquerosa, las camas incomodas, las clases horribles y los castigos eran demasiado para unas simples niñas. Definitivamente ellas estrían mejor en una cárcel que en el internado.

La joven huérfana, una vez cuando estaba limpiando la cocina, pensó en quitarse la vida, La historia ya era lo suficientemente larga y pensó en ponerle un punto final, no le importaba si el final no sería bueno o si sería triste ella sólo quería terminar su historia de una vez por todas. Después de todo, dentro de varios días seria su cumpleaños y los cumpleaños eran realmente malos en el internado. Te bañaban con agua fría exactamente a la hora en la que inicia tu día de cumpleaños y te encerraban en el congelador por todo el día, te sacaban exactamente a la hora en la que acaba el día de tu cumpleaños. Ella ya lo había vivido una vez y no quería repetirlo.

Tomó uno de los cuchillos y lo apunto hacia su pecho, justo en el corazón. Pensó que este sería el punto final de la historia, pero luego pensó en su tío. Él se quedaría con todo y ella estaría en un lugar mejor, reunida con su padre, eso sonaba bien para ella pero la supervisora llego antes de que ella pudiera terminar con su historia:

-Las que intentan irse por el camino fácil merecen un castigo- Le dijo la supervisora.

La joven no sabía qué hacer y en un intento por defenderse apunto el cuchillo hacia ella y se lo encajo en el hombro izquierdo. Realmente no quería estar en ese lugar ni un minuto más. Mientras la supervisora intentaba calmar su hemorragia la joven tomo sus llaves y salió corriendo directo a su cuarto donde estaban las demás chicas. Abrió la puerta que se encontraba con llave y dijo:

-Quienes quieran ser libres, síganme- realmente esperaba que alguien la apoyara

-Crees que tenemos un lugar a donde ir, si fuese así ya hubiésemos escapado desde hace mucho tiempo- Lo dijo la misma chica de la primera vez

-cualquier cosa sería mejor que esto, confíen en mi- Todas caminaron hacia ella y le dijeron que la seguirían.

Corrieron hacia la salida del edificio, con las llaves y con el poco personal que había en el internado sería fácil escapar. Todas salieron de los terrenos del internado y se detuvieron un momento para pensar.

-Muy bien campanita, te seguimos, cual es el plan-

-Tengo una casa que me espera y un tío al que debo demandar. Si me siguen, puedo darles donde dormir por un largo tiempo-

Todas aceptaron se dirigieron a casa de la joven huérfana y ahora heredera del imperio de su padre. Para su suerte, la casa no quedaba muy lejos, llegaron al atardecer del día siguiente.

La joven entró por la puerta de servicio, sabia su tío se encontraba en el estudio de su padre pero primero fue a la habitación de su padre, todo eso le causaba recuerdos, recuerdos un poco dolorosos pero no tanto como los castigos del internado. Su padre guardaba un arma en caso de emergencia y ella sabía dónde estaba. Rezaba porque su tío no la hubiera movido de lugar. Encontró el arma y se dirigió al despacho de su padre.

Su tío se encontraba sentado detrás del escritorio, a pesar de que habían pasado sólo horas desde que pensó en volver a casa, su plan estaba perfectamente calculado. Les había dicho a todos los empleados que tomaran el día libre y se había encargado de algunas cosas en el auto de su tío. El tío se paralizo un poco cuando la vio apuntándole con un arma:

-Querida, que alegría tenerte de vuelta-

-No sea hipócrita. De pie- pasaron unos milisegundos y después gritó –DE PIE- disparo justo a un lado de su tío, no quería matarlo, sólo quería que muriera por su cuenta –si realmente aprecias tu vida te iras inmediatamente de esta casa. Puedes ir con la policía y denunciarme, esa es tu decisión. LARGO- salió de la casa y se dirigió al pueblo lo más pronto posible.

La joven sabía que el pueblo quedaba varios kilómetros de su casa y pasaba por unas montañas con curvas peligrosas, debido a eso cortó los frenos de su auto, ese era el punto final de su historia de sufrimiento.


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