Diana y el marido bisexual

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Diana – mi mujer- abrió la puerta de nuestra habitación en forma inesperada. Entonces vío como Darío – un compañero de gimnasio- me estaba cogiendo en nuestra propia cama. Su cara era una mezcla de ira y una lágrima corrió por sus ojos. Yo no supe que hacer. Ella y yo nos miramos, y quedamos helados. Pero Darío, con una soltura increíble, la invitó a sumarse, mientras se movía cómodo en mi culo. Diana me miró, se quitó el saco  y nos dijo – sigan.  Yo me quise  incorporar, pero Darío no me dejó, y me acomodó nuevamente, su pija estaba dentro mío,  y con su mano empezó a pajearme hasta que mi erección volvió. Excitado, vi la cara de Diana. Ella veía a su marido empomado por un macho extraño. Después miró a Diego, y vi que sus pezones empezaban a notarse en su blusa.   Ël me cogía mientras miraba las lolas de mi mujer, Diana lo recorrió con la mirada. Diego tiene nalgas pequeñas y duras,  su espalda, y sus músculos están marcados. Diego no era un patovica pero se notaba su trabajo de gimnasio. Diana se acercó a él y acariciando su cabeza calva lo miró fijamente, y le dijo – ¿yo no te gusto ni un poquito?  El le comió la boca y ella estaba enloquecida. MI pija ardía mientras sentí que Diego me iba a dejar. Diana comenzó a acariciar el pecho de Diego, que dejó de bombear en mi culo, y su mano ya no me pajeaba, sino que buscaba las lolas de mi mujer. Ahí nomás le  abrió la blusa. Se besaron  otra vez. Diego me dejó, se bajó de la cama y desnudó a mi mujer en menos de un minuto. Ella lo abrazó y tocó todo su cuerpo. Me retiré de la cama, con la pija dura y completamente desorientado.

Mi mujer estaba en brazos del tipo que me estaba cogiendo hace un minuto y ahora se la iba a coger. Diego la besó en el cuello y le mordía las orejas. Le chupó las lolas y le tocó la cola pasando sus dedos por esa concha mojada. Ella gemía. Después se acostó en la cama boca arriba, con la pija bien parada. Diana, se abalanzó sobre él, lo acarició y me llamó – ahora  chupala.  Yo me arrimé y puse la pija de Diego en mi boca, chupándola frente a la atenta mirada de mi mujer, lamí todo el tronco con ganas una y otra vez.  Enseguida, Diana me dijo – sentate ahí y mira cornudo.  Tomó esa verga y la comió entera por un ratito. Me miraba y me decía -  ¿así que te gusta la pija? Te voy a traer un macho que te coja...Cornudo y marica..  Se miraron y sonrieron. Enseguida ella se  sentó en esa pija dura y mojada. Lo montó con furia y Diego le sostenía la cola con ganas de durar un poco más pero ella lo hizo acabar adentro en menos de diez minutos. Diana tuvo orgasmos, porque me miró, mientras gritaba con ganas – esto es un macho, boludo…! ¿ Cuándo me vas a coger así?. Yo acabé casi al mismotiempo que Diego y mi leche corrió por mis piernas.  

Diana se acostó al lado de Diego, lo besó y el la empezó a acariciar. Me miraban y se cagaron de risa del semen que me caía. Me levanté y fui al baño a limpiarme.     


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