Alejandra cap3

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III

Salimos del colegio rumbo a la casa de Alejandra, esas calles habían cambiado demasiado en seis años creía que seguirían igual, pero en realidad estaban más sucias, y parecía que era muy peligroso por las noches.

<< ¿En qué sitio me he metido?, creo que fue mala idea acompañarla, debido a que me tendré que devolver solo y existen muchas posibilidades de que me roben  si regreso a casa muy tarde… Bah… estoy con ella, creo que valdrá la pena si pasa algo malo >>

Cuando estábamos a más de una cuadra de distancia ella me agarró la mano y me dijo:

-Oye… ¿en verdad te gusto?

-Si… - respondí rápidamente

-¿Por qué lo dices?

-Pues…– tomé aire y seguí – la verdad, siempre te he visto de una manera diferente, pienso que eres una persona especial de la cual tengo que aprender algo nuevo cada día, sonara extraño, pero pienso en ti en los momentos en los que me siento solo, en aquellos momentos cuando necesito a alguien, además cuando me llamaste hoy en la clase de sociales, sentí un vacío que nunca había sentido por alguien distinto a ti, y cuando me diste el abrazo en la enfermería me sentí... completo.

-¿Completo?

-Sí, completo…

Ella se volvió a sonrojar, y esta vez no había ninguna forma de interrupción. Entonces ella se detuvo y volteé a mirarla y en ese momento su cara había cambiado, como si estuviera esperando esa respuesta por más de seis años. Se dirigió donde estaba y me abrazo, en aquel momento lo único que hice fue abrazarla fuertemente. A lo que ella me dijo

-Tú también me gustas, pero no me atrevía a decírtelo porque pensaba que estabas bravo conmigo por lo ocurrido con Carlos

-Tenías el derecho de salir con él

-Sí, pero nunca te comenté nada

-Pero no me importó

Cuando escuchó esto, Alejandra juntó su frente con la mía suavemente y nos quedamos así por unos segundos. Luego de un momento pensé en besarla, pero no sabía besar, nunca había besado a una chica.

<< ¡Mierda!, ¿Qué hago ahora?, he llegado muy lejos como para dejar todo este momento así, debo hacerlo, no debe ser muy difícil>>

Acerqué mis labios a los suyos pero cuando los toqué, me arrepentí y los alejé, de repente ella fue la que tomó la iniciativa y rozó delicadamente sus labios a los míos e instintivamente empecé a responder aquel beso que para mí fue increíble.

Luego la acompañé hasta la casa, fuimos agarrados de la mano, cuando llegamos a su casa me dio un beso suave, pero este se sintió distinto, se sentía como si fuera el último, hice caso omiso al momento y la seguí besando. Su madre la llamó, entonces debió entrarse, pero antes sacó de mi maleta la agenda escolar y deposito en ella un papel doblado y me dijo:

-Edward esto es para ti, pero prométeme algo, la abrirás cuando estés en casa.

-Bueno.

Me dirigí rápidamente a casa para saber lo que decía aquella carta.


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