EL OESTE (Con la colaboración de Jorge L. Rorges)

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EL OESTE
Mi mayor influencia literaria fue sin duda alguna Jorge Luis. No por su literatura pues confieso que no he leído nada, absolutamente nada, de su obra, sino a través de las charlas que mantuvimos paseando por las calles de Constitución,uno de los barrios preferidos por él para esas largas caminatas matutinas, tomados del bracete, según era su costumbre: A mi esa costumbre me resultaba un tanto incómoda, dado que siendo yo bastante conocido en el barrio, esta actitud podía dar lugar a ser mal interpretada teniendo en cuenta que en la zona proliferan los travas. Aunque ni Jorge, ni yo respondiamos a la tipología de estos, de alguna manera podríamos ser señalados como viejos trolos y eso era motivo suficiente para que yo le sugiriera que usara lentes negros y un bastón blanco. De esta forma yo aparentaba ser su lazarillo y esto me permitía disfrutar su compañía y conversación. Era ahí cuando él me decía, con un tono suave,casi mimoso,y su habitual tartamudeo .- No sabés como disfruto pasear con vos Neco. Después de caminar algunas cuadras, recalábamos en el Tren Mixto, su lugar preferido donde nos mandábamos unas porciones de pizza con fainá acompañadas de algunos moscatos. Ahí era cuando se ponía locuaz y ocurrente, podría decir que liberaba todo su genio, que el Borges del que todos hablan se mostraba en su plenitud cuando estaba en pedo. En una oportunidad, y en este estado, no se como salió el tema de mi origen, cuando le dije que era de Blaquier su rostro se transformó .-Del oeste ?...¡Blaquer, " En el jardín de los senderos que se bifurcan. Siglos y siglos y solo en el presente ocurren los hechos y todo lo que realmente pasa " me pasa ahí. Y comenzó el relato que trataré de transcribir lo más fielmente que mi memoria lo permita, dado que a pesar de mi insistencia no logré que lo escribiera. .- Sería como plagiarme a mi mismo, pero te digo que mi cuento El Sur, en realidad debió llamarse El Oeste, ahí fue donde Juan Dahlmann fue testigo del hecho que lo inspiró." Ya el blanco sol, intolerable, de las doce del día era el sol amarillo que precede al anochecer y no tardaría en ser rojo. " El tren lo dejó en Blaquier, Dahlman salió de la estación, le preguntó a un circunstancial transeúnte donde podia comer algo y este le indicó un boliche a unos cincuenta metros a la izquierda." El boliche, alguna vez había sido punzó, pero los años habían mitigado, para su bien, ese color violento. Atados al palenque había unos caballos," Dahlman decidió comer en el boliche... - .-De Gaitán acoté. .- Cual es el nombre que al hombre le pusieron al nacer, cualquiera pudiera ser el nombre del bolichero, pero no puedo saber del hombre su apelativo, porque no tengo motivo pa´ quererlo conocer. Me retrucó por milonga, simulando pulsar una guitarra. .- No, digo nomas, porque según sus dichos, ese era el boliche de Gaitán, en realidad era el hotel del pueblo, pero siga nomas don Jorge Luis, perdone la interrupción, pero dada la cuestión que usté lo trajo a la mesa. Si habré tomado cerveza y ginebra de porrón...en lo de Gaitán. Terminada la payada Jorge siguió su relato. " En una mesa comían y bebían ruidosamente unos muchachones. En el suelo apoyado en el mostrador se acurrucaba, inmóvil como una cosa un hombre muy viejo. Los muchos años lo habían reducido y pulido como las aguas a una piedra o las generaciones de hombres a una sentencia." Dahlmann se acomodó junto a la ventana." La oscuridad fue quedándose con el campo pero su olor y sus rumores aun le llegaban. La lampara de kerosén pendía de unos de los tirantes ". Acodado al mostrador, un gaucho todo de blanco. Blanco el pelo y el sombrero, su barba y su cara blanca, una corralera blanca sobre su camisa blanca, blanca bombacha y la faja, ceñidas por blanca rastra. Blancos tenía los pieses dentro de alpargatas rosas. El patrón, Gaitán," le trajo sardinas y después carne azada; el gaucho las empujó con unos vasos de vino tinto. Ocioso paladeaba el áspero sabor y dejaba errar la mirada por el local, ya un poco soñolienta.". .- Perdón maestro ... no quedaría mejor decir, y dejaba errar la mirada, ya un poco soñolienta, por el local ?... Jorge hizo un gesto de fastidio y continuo. Asigún se anotició más tarde, cuando los hechos sucedieron, que era un tal Justo Tapera, paisano muy respetado, gustaba correr cuadreras con su tordillo pintado haya por Las medias Lunas . Hombre de pocas palabras y rápido p´al cuchillo; tenía varias deudas con la justicia por exceso de velocidad, picadas en la vía publica, controles de alcoholemia y aquella muerte casual en un esquina cualquiera. Por la puerta del boliche entró la noche cerrada. Un gaucho todo de negro, negros ojos, negra cara, tal vez tuvo pelo negro en su cabeza pelada." A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos." ¿...?.. Alli estaban otra vez, en una relación dialéctica, blanco y negro, pobre y rico, la lucha de los opuestos que solo se podía resolver con el triunfo o la derrota. Entró pisando fuerte con las botas de potro llenas de bosta, se acercó al mostrador y se las limpiò en las inmaculadas alpargatas rosadas de Tapera. Este sintió el leve roce en su alpargata, y como si nada hubiera ocurrido sacó el cuchillo y se limpió la bosta. El de negro, tomó como propio el vaso, se mandó un trago hizo unas gárgaras y lo escupió sobre su rostro." Vino, enseñame el arte de ver mi propia historia como si ya fuera ceniza en la memoria ". Se sacó el pañuelo del cuello y se limpió la cara. Ante la mirada incrédula y azorada de los parroquianos que no podían creer que Justo Tapera el paisano más valiente en cien leguas, se dejara basurear por un extraño y para colmo negro; él que había sido jareta en las patriadas, que jamás reculeó en un entrevero, que una vez se cosió su propia herida porque se iba a quedar sin ni una tripa, maula aguantaba, sin responder al reto. El negro, de negro, agrandado como sorete en kerosén continuó con sus bravatas, le puso una mano en el hombro y le dijo.- Así que vos sos el mentao Justo Tapera ?.. ".Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento en el que el hombre sabe realmente quien es ". Un gurí que se abraza a las piernas de su padre, le dice. .- Te quiero tata!... Y recibe por respuesta un cachetazo y la frase fatal.- No me tutee !.. Fue la misma que acompañó la puñalada.
"Ciego a las culpas, el destino, suele ser despiadado con las mínimas distracciones."


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