Mónica, la mujer de mi jefe

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Yo me llamo Laura, soy morena, de talla media y porque no decirlo, bastante guapa. Soy secretaria en una gran empresa y mi jefe tiene una exquisita mujer con la que se caso hace 2 años y por la cual desde entonces babeo sin cesar. Mónica es alta, morena, piel tersa y suave. Sus ojos son color avellana con un ligero rasgado por su ascendencia asiática pero también es la mujer de mi jefe y por lo tanto inalcanzable.

Todo empezó un miércoles de Julio del año pasado, Tomás mi jefe vino a su despacho acompañado de una despampanante mujer que me presentó como su prometida, ella era muy simpática y hablamos durante un largo rato mientras él revisaba unos documentos, lo que no se dio cuenta es de la chispa que surgió entre su futura mujer y su fiel secretaria.

Pasaron las semanas y yo no dejaba de pensar en ella y por casualidad, Mónica vino al despacho para buscar a Tomás para darle una sorpresa, pero él había salido a una reunión y tardaría varias horas. Como era la hora de comer, le dije si le apetecía comer conmigo y encantada me dijo que si. Fuimos al restaurante de abajo que ami me encanta! Hablamos de ella, de la boda, de mí...conversaciones de mujeres. Pero poco a poco la conversación empezó a pasar a un tono mas íntimo y me empecé a poner nerviosa, ella se acercó más ami y me puso la mano en el mulso, justo ese caluroso día me había puesto una falda plisada algo corta, su solo contacto me puso los pelos de punta y ella al notarlo sonrió. Me propuso volver a la oficina para estar en un sitio más tranquilo y poder seguir con la conversación y rápidamente acepte.

Cuando subimos prácticamente no había nadie en mi planta, todos estaban comiendo y entramos en el despacho de su futuro marido para evitar miradas indiscretas, pues en esa oficina todos hablan demasiado. Nos sentamos en un otomano color marrón al final del cuarto y ella se sentó muy cerca de mi y por fin me confesó lo que yo deseaba oír, no me lo podía creer pero ella estaba tan atraída por mi como yo por ella, y después de estas horas juntas mas aún.

Cerró la puerta con pestillo ya que sabíamos que a Tomás aún le quedaban un par de horas para volver y allí mismo me beso, dios mío que beso!! Que labios mas suaves y voluminosos! no podía parar de besarla ni tocarla, ésta no era mi primera experiencia lésbica y por lo que se veía la suya tampoco.

Empecé a bajar besando su cuello, su clavícula hasta llegar a sus turgentes pechos, tan morenos y suaves como el resto de su cuerpo, los apreté delicadamente arrancándole un leve gemido de placer, pose mis labios en sus pezones y los estire entre los dientes mientras le daba ligeros toquecitos con la lengua, dejo caer la cabeza hacia atrás rendida al placer. Deslicé mi mano hacia abajo, hacia el fruto prohibido y no me sorprendió notar su humedad por fuera de sus delicadas braguitas...que mojada estaba y como me estaba poniendo yo!

Seguí besando sus pechos mientras delicadamente introducía un dedo en sus braguitas y las apartaba hacia un lado, tenia el coñito mas bonito y rasurado que había visto nunca, me moría de ganas por lamerlo y no tarde mucho. Le separe las piernas, le quite las bragas y metí mi cabeza entre sus piernas. El primer lametón fue suave y delicioso, notar por fin su sabor fue mágico, ella gemía cada vez que lo hacia y ami me animaba hacerlo más deprisa, ávida de placer metí 2 dedos en su interior mientras jugueteaba con su hinchado clítoris, sabia que no tardaría en correrse en mi boca y con mas rapidez lamí, mordí y bese hasta que sus fluidos llegaron a mi boca como un torrente y sus gemidos salían de su boca sólo para mi. Le bese en los labios satisfechos y sonriéndome supe que ahora me tocaba ami.

Desabrochó mi blusa y jugó con mis pezones como yo lo había hecho con los suyos, sólo de lo excitada que estaba pensaba que con ese simple roce me correría, bajo su mano hasta mis braguitas y retirándolas metió un dedo directamente en mi interior, sin rodeos, limpio y hasta el fondo, dios mío que placer sentí! Lo movía rítmicamente de dentro a fuera sin parar hasta que bajo besándome poco a poco hasta posarse en mi monte de venus, empezó a explorar tímidamente con la lengua, dibujando circulitos en mi clítoris, yo no podía para de gemir, fue aumentando la velocidad de sus embestidas con los dedos introduciendo 2 más para incrementar mi placer, no paraba de lamer y morder, no me daba tregua pues quería que se lo diera todo, y a los pocos minutos estalle en su boca, jadeante y extasiada.

Nos besamos un largo rato mientras nos acariciábamos y reíamos por la locura que habíamos hecho en el precioso sofá de su futuro marido. Nos vestimos y salimos al recibidor donde esta mi mesa para beber un poco de agua y despedirnos, prometiendo que éste no seria nuestro último encuentro.

Después de casi 2 años hemos tenido más de un placentero encuentro, pero eso os lo contaré mas adelante.


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