Princesa Africana

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Érase una vez una princesa africana, llamada Kenia. Tenía más o menos 16 años, y vivía en una casa grande e inmensa.

Su temor, era casarse con un príncipe que no valiera la pena. No esperaba que ese momento llegara a suceder tan pronto, sin embargo simulo ante sus padres ese pensamiento.

En áfrica la pobreza era enorme, y ella como princesa tenía que solventar la situación, cargo que su madre se lo hizo y le pidió el favor. Con mucho gusto ella acepto, y se puso a caminar, con dos guardaespaldas a su lado, cuidándola y protegiéndola.

El dilema surgió cuando ella cae en un lodo y se moja todo el vestido, y que una criada le había hecho con cariño.

Muchas personas a su alrededor rieron con regocijo, y fascinación. Ella muy tranquila, se levantó como si no hubiese sucedido nada. Unos de los guardaespaldas, le indico que en una choza pequeña podría cambiarse y luego continuar con su deber.

-       No hace falta, Marini. Me quedare así.

Kenia al ver la expresión que ponían ambos, no tuvo más remedio que seguir el camino por su cuenta. Si la reputación estaba en sus manos, no tendría por qué verse más o menos que los demás plebeyos. Su firmeza y aptitud serian su orgullo y justicia ante cualquier situación.

Vio mucha gente comer huesos de animales mamíferos, vio caerse varias chozas encima de los que Vivian allí, Vio miseria y más miseria. Su llanto ante esas imágenes las coloco en un libro, sobre las necesidades. Vio niños en taparrabos y sucios. La piel morena se había convertido en marrón más oscuro, y veía como muchos estaban flacos.

Agarro de su mochila, y saco varios trozos de carne cocida, y arroz blanco. Saco bandejas sobrantes que los mayordomos le dieron, y una botella enorme de agua y la otra con jugo de tomate.

Los guardas, pusieron un mantel enorme que cubría casi todo el pueblo, por supuesto con trozos de tela.

Y allí colocaron las comidas. Su madre y su padre, al ver ese acto de bondad, lloraron de la emoción. Que más darle comida al que la merece y no la bota.

Su pensamiento de ser una persona adolescente y princesa cambiaron al ser una mujer digna y preocupada por sus plebeyos.

Su tesoro más grande, Era la reputación de ser una princesa admirada por sus discípulos, una princesa con un corazón africano. Una princesa que trascendería las décadas, haciendo de su reputación un tesoro que nadie se lo podría quitar, que nadie podría matarla por eso y que sin tanta obediencia, ellos mismos la obedecerían sin ningún problema.

Una princesa que durante siglos hizo justicia con los suyos y su nombre quedara para toda la humanidad.

 


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