Bajo el escritorio

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Era de madrugada y no podía dormir. Él estaba sentado en el escritorio de su estudio haciendo no sé qué en el computador. La luz estaba apagada y solo el computador alumbraba.

Me paré en la puerta llevando solo una camiseta sin mangas, boxer, cara de sueño, el cabello hecho un asco y muchas ganas...

Él volteo a verme y siguió con el computador. Como no sabía si estaba haciendo algo importante me metí bajo el escritorio y sentada frente a su entrepierna comencé a frotar sus piernas desde las rodillas hasta la base del muslo; de vez en vez pasaba la mano por la parte interna de sus piernas cubiertas solo por un boxer ajustado.

Seguí frotando y cuando noté que ya comenzaba a hacer efecto me dispuse a quitar la tela que ponía distancia entre mis manos y su tesoro. Una vez pude retirar el boxer, con ayuda de él, seguí frotando y cada vez que me acercaba a su parte notaba como se ovía y ponía mas duro “aquello” pidiendo ser el centro de atención. Por fin mis manos lo rozaron y fue notable la dureza que adquirió. Lo comencé a frotar de arriba a abajo muy despacio y luego lo empecé a besarlo sin tocar su punta… a todas estas mis manos volvieron a frotar sus piernas que se erizaban cada vez que mi boca besaba la base de la torre. Y seguí con sus bolas… las besaba y lamía muy de espacio aumentando así la dureza de su miembro.

Sentía su desesperación así que me dispuse a hacer lo mío. Besé su cabeza muy despacio y fui de espacio metiéndolo a mi boca retrocediendo y adelantando. Cuando por fin lo ‘tragué’ todo tomé sus bolas en mis manos y las sostuve fuerte haciendo una línea con mi dedo pulgar por el medio de estas y lo sentí moverse; se sentó más alante en la silla y abrió más las piernas. Aumenté la velocidad y puse mis dos manos en sus rodillas. Él agarro mi cabeza y marcó el ritmo y profundidad de mi obra que tanto disfrutaba.

Estaba muy mojada y mis pezones no daban más… froté sus muslos una vez más y al llegar a la base me safé de sus manos y le agarré fuerte de la base… Subí hasta su punta y allí empecé a frotar mi lengua haciendo círculos en su agujero y con mis labios apretaba su cabeza y subía y bajaba en ella cada vez apretando más y jugando con sus bolas.

Él se desesperó y volvió a agarrar mi cabeza, se movió en la silla y me agarro fuerte y subía y bajaba mi cabeza mas rápido que antes y gimió y comenzó a contener la respiración y sentí como sus piernas se inmovilizaban y perdían fuerzas mientras las abría más y su pene vibraba y sentí cómo se contraía cuando por fin derramó en mi boca su carga que tomé con ganas hasta dejarlo completamente limpio.

Dejé caer mi cabeza en una de sus piernas y con su mano me acarició el cabello durante un rato. Cuando estuvo completamente recuperado empezó a tocar mis senos, estando yo aún sentada en el suelo, y preguntó si quería cambiar de lugar… a lo que accedí sin mediar palabra.

Me senté en la silla y él tomo mi lugar en el suelo, frente a mi entrepierna cubierta por el boxer. Las abrió y empezó a besar sobre la tela muy despacio… Bajó el boxer despacio y una vez me tuvo al descubierto agarro mis piernas y las subió en sus hombros a la vez que me halaba un poco más al borde de la silla.

Empezó a lamer y chupar toda mi zona sur deteniéndose en el clítoris con la punta de su lengua y subía y bajaba solo con la punta hasta que por fin su lengua me ‘penetro’ por completo y entraba y salía con rapidez… Abría más y más mis piernas para disfrutar la fiesta y él se puso de rodillas y su cabeza entró más profundo que antes en mi zona baja y lamía todo de mi… toda mi humedad estaba en su boca y se hacía más y más cada vez su lengua entraba.

En medio de la excitación empujó la silla contra la pared y no bien hube reaccionado cuando él estaba entre mis piernas, nueva vez, pero ahora distantes del escritorio… Abrió más mis piernas y se tendió en el piso llevándome con él y sentándome sobre su trono que una vez más estaba duro. Marcó el ritmo con sus manos agarrando fuerte mis caderas de alante hacia atrás y siguió haciéndolo a la vez que yo subía y bajaba y mis senos se veían saltar bajo la camiseta llamando su atención hasta que él los sostuvo con mucha fuerza y movía al compás de mis movimientos sobre su miembro.

Subió la espalda y sentándose estuvimos a la misma altura y pudimos ya por fin vernos la cara por un instante antes de que yo fuera a parar debajo de él mientras seguía aún clavada… La penetración se hizo más fuerte y profunda… y rápida... lo hacía con tantas ganas… y mi cuerpo empezó a curvarse de placer a lo que él agarró mis senos y con más furia que antes me penetro lo más profundo que pudo haciendo un movimiento circular que rozaba mi clítoris y me hacia gemir más fuerte que antes… Era la señal de que ya yo iba a llegar y él quería llegar conmigo…

No aguantaba más y con un grito ronco dieron inicio mis contracciones y la piel se erizaba de placer y mis músculos internos empezaron a apretar con cada contracción haciendo que él llegara estando dentro de mí… Fue espectacular la forma en que temblaba su miembro dentro de mi vagina toda mojada y llena de él.

Nos sentamos -estando él aun dentro mio- y recostó su cabeza en mi pecho y allí nos quedamos un rato a esperar que todo se calmara o se alborotara otra vez...

 


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