Al salir de clases

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Las clases habían acabado y ya para eso eran las 10 de la noche, todos salieron del salón mientras yo recogía mis últimas cosas, les dije a mis amigas que tenía que ir al baño pero ellas ya se tenían que ir, así que se despidieron y me encaminé al baño de mujeres.

Entré en un baño individual y dejé caer mi mochila de un lado, cuando estaba a punto de jalar la puerta para cerrarla, alguien por fuera la jaló al mismo tiempo y me ganó en fuerza, así que la puerta quedó abierta totalmente.

Era Luis, el chico que durante toda mi estancia en la universidad me traía locamente enamorada; el y yo habíamos sido amigos hasta que él hizo una estupidez y desde ese momento no nos habíamos vuelto a hablar.

Mi cabeza daba muchas vueltas al verlo ahí parado frente a mi entonces me dijo

-Llevo un rato esperándote a que salieras de clase...

-¿Qué haces aquí? este es el baño de mujeres!!-. grité alterada

-No veo el problema, sólo vine a buscarte para aclarar algunas cosas

- No tengo nada que aclarar contigo dije.- mientras notaba que me ponía roja y mi respiración se alteraba. En ese momento el entró en el baño individual junto conmigo y puso el cerrojo.

Puso sus manos en mis caderas y me apretó contra él mientras empezaba a besarme lentamente, al principio me resistí pero después fui cediendo.

El baño era realmente pequeño para lo que él pensaba hacer pero no me importó. Metió sus manos en mis jeans mientras yo revoloteaba su cabello con mis manos.

Desabrochó mi blusa y al ver si sostén sonrió y dijo: hemos estado separados por mucho tiempo no crees?.- Empezó a besar mis senos y me excitó mucho. Le gustaban mis pequeños jadeos así que comenzó a desabrochar mi pantalón hasta quedar en mis pantis que definitivamente no coordinaban con mi brassier.

Arrancó mis bragas de un jalón y me embistió duro, en eso yo solté un grito ahogado mientras el susurraba contra mi oreja: ¿ya me vas a perdonar? yo negué con la cabeza así que sacó su firme miembro y volvió a entrar en mi como una flecha.

El encanto de sus labios me había tomado por sorpresa pero cuando me embistió empecé a sentir como el placer rondaba por mi cuerpo.

Mi vagina se aferraba a él, pero el salía y entraba con fuerza diciéndome cosas como: porque no me perdonas? no te voy a dejar ir de aquí hasta que no me perdones.

Penetró unas veces más hasta que los dos nos corrimos juntos y quedamos entrelazados.

En ese momento alzó mi cara y me besó con ternura, mientras que en mi cabeza pasaban millones de ideas. ¿Perdonarlo? ¿seguir ignorándolo? ¿Hacer como si nada de esto hubiera pasado?

Así que me empecé a vestir rápidamente y lo último que dije fue:

- Te espero aquí mismo mañana a las 10:30 que salgo de clase.

Le guiñé un ojo y salí deprisa.

Noté como se formaba una dulce sonrisa en su cara.


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