Ella y el amor I

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Ella y el amor

Ella siempre animaba a sus amigos a dejarse llevar, a hacer locuras y a no crear estrategias. Ella estaba enamorada del amor  y cuando se desenamoraba  recurría  a alguna película que le volviese a hacer sentir viva por dentro. Ella necesitaba creer en la belleza de la conexión. Cuando conectaba, su mundo cambiaba, se hacía más inmenso, sensible y cercano. La energía fluía y encontraba belleza incluso en el drama.

Ella quería compartir su camino. Quería vivir aventuras y contar con lo incondicional. Aunque hace ya tiempo que duda. Al ver Ghost  se siente identificada con ella. Pero él  no murió, pero él  no la busca ni para decirle te quiero ni  para cuidarla, pero todo aquello quedó en el pasado.

Ella no sabe que pensar, perdió su esencia, ya no cree en la conexión, pues el horizonte  le ha mostrado caducidad.

Cuando alumbra un poco su camino, siente ganas de vivir algo mágico, desea un rinconcito, una atracción y comunicarse sin que ninguna palabra quede perdida. Pero sabe que eso aparece, y que raras veces es de película, aunque en el fondo, cuando nos enamoramos  todos pensamos que estamos viviendo el guion más bonito.

Sentía ganas de contarle a alguien todo lo que se le pasaba por la cabeza y lo que vivía. Y se le ocurrió dejar de escribir en su diario. Sobretodo echaba de menos las largas conversaciones con él, con las cuales organizaba sus pensamientos, se sentía valorada y se enamoraba aún más. Así que una vez perdida su esencia y aún con ganas de magicalidad, comenzó a dejar al vecino de en frente,  sobre la moto, pequeñas notas filosóficas y anécdotas del día. Pensó que era imposible que eso le fuese a molestar, pues a ella le encantaría que le dejasen cajitas de sentimientos. Estaba dispuesta a romper el hechizo y se obligaba a crear un espacio bonito carente de sentido.

Se levantó más temprano de lo habitual para tomarse el café tranquila. Se puso  su vestido de flores y sus botas marrones, y salió  a trabajar. De camino se sentía con mucha energía, hoy era un día especial, hoy iba a dejar su primera nota. Todo el mundo en su largo día de trabajo le preguntó sobre el porqué de su mayor sonrisa, pero ella no quiso contar a nadie lo que estaba tramando. Era su aventura, su juego, y no quería que éste perdiese la magia.

Ella muchas veces no encontraba la manera de llegar a las cosas por muy claras que las tuviese, y otras muchas se retaba así misma. Ella tiraba la piedra, sabiendo que luego obligatoriamente tendría que actuar. Por ejemplo una vez se retó a trabajar como tallerista en un museo retando a su timidez, enviando con un sólo click su curriculum . A los pocos días la llamaron, ya no había vuelta a tras. 

Hacía meses que no sentía  la ilusión que te nace  y te hace saltar por dentro. Ella se sentía así cuando encontraba un buen libro, cuando descubría conocimientos, cuando conquistaba rincones,  al día siguiente de bailar sin parar, cuando cantaba junto a alguien de una forma improvisada, tras un buen beso o un simple guiño que fuese hacía ella.

 ¿Qué pasaría si todos actuásemos de una forma mágica?.  Está claro que nos encontraríamos con gente que no lo valoraría o que no le crearía interés ninguno. Pero Ella se mostraba paciente, sabiendo que tarde o temprano encontraría alguien como ella.  Y por el camino además de decepción y superación, también seguiría encontrando ilusión mágica.

Al volver a su casa, su moto ya estaba allí. Miró a ambos lados y le dejó la nota a modo de pergamino, colgada con una pulserita de hilo.


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