Un gusto haberte besado.

No sé como fue que terminé aquí, pero dicen que por los amigos se hace TODO. En el pequeño pueblo donde vivo, cada año hay una costumbre que se llama: "Día del Beso". Se hace en otras partes del mundo y parece divertido, pero para mí no lo es hoy.
Siempre venía con mi novio Nathan, pero terminamos hace como un mes y ahora tiene otra novia. Para mi mala suerte estaban aquí. Mi amiga venía con su novio, y aunque dicen: "Te prometo que aunque tenga novio, siempre estarás primero tú" ¡Es mentira! Es obvio que le dedican más tiempo a su novio, y no digo que sea malo.
Me sentía rara, yo sólo entre mucha gente que venía con su pareja. Perdí de vista a mi amiga y decidí que era el mejor momento para huir de ahí. Salir de ahí era un drama, estaba atascado de gente, en su mayoría adolescentes.

-¿Tan pronto te vas? –-preguntó una voz muy familiar a mis espaldas y me giré con trabajo–.

-Sí, y deja de burlarte –me di la vuelta e ignoré a Nathan–

-No te vayas –me jaló del brazo– de menos deberías quedarte a ver mi beso.

-Eres un maldito asco -–me zafé de su agarre y seguí caminando–-

Así es, Nathan se dedica a humillarme cuando puede. Siempre me ha echado la culpa de nuestro rompimiento.
Escuché que todos comenzaban a hacer la cuenta regresiva antes de besarse. Apresuré el paso, no quería ver esto.

-3…, 2…, 1!!

¡BAM! Justo en ese momento, alguien me jaló y unió nuestros labios. Era un chico muy guapo; nunca lo había visto antes, era algo bajito y de buen cuerpo, su cabello negro como el azabache y un atractivo tatuaje de rosas en su brazo. Obviamente quise soltarme, pero cuando vi que Nathan me observaba correspondí al beso. Pasé mis manos detrás de su cuello, y él me tomó por la cintura. Cerré los ojos, quién quiera que fuera el que me estaba besando, lo hacía bastante bien. No quería que este momento terminara. Unos segundos después, el beso se paro bruscamente. Al abrir los ojos, vi a Nathan peleando con el chico que me había besado.

-¡Dios! ¡Nathan, déjalo!

De pronto los papeles se cambiaron, ahora el chico lo sometía. Yo ni a gritos los separé, y tuvieron que intervenir otras personas.

-¡No la toques, imbécil! – gritó Nathan–

El chico sólo lo miraba mientras reía. Gran forma de mandarlo a la ….

-¡No te metas! –-grité–- Tú y yo ya no somos NADA… déjame en paz.

Nos miramos a los ojos hasta que la tensión fue lo suficientemente fuerte para que ambos caminaramos lejos.
Unos minutos después del escándalo, Nathan ya se había ido. El chico que me había besado, se estaba yendo y fui tras él. Tenía que disculparme, después de todo esto había sido mi culpa.

-¡Oye! -–lo detuve del brazo y el se volvió a mi con una sonrisa-– quería disculparme por lo de la pelea y eso…

-No te preocupes …y...este …ya me puedes soltar -–rió. Hasta ese momento me di cuenta de que no le había soltado el brazo–-

-¡Oh! Lo siento –-le solté el brazo-– bueno, y creo que no esta de más agradecerte el beso -–a los segundos me arrepentí de haberlo dicho, normalmente no soy tan atrevida. Él rió y me sentí más mensa–-

-Perdona por eso… Una vez más compruebo que las mejores cosas pasan inesperadamente.

No pude evitar sonreír. A pesar de que el chico tuviera la apariencia de ser rudo y frío, era todo lo contrario.

-Espero verte después... … -–dijo intentando adivinar mi nombre–

-Lu, así me llamo.

-Max –respondió– Un gusto haberte besado.

-¿Algún día se repetirá? -–¡Otra vez de atrevida!–-

-Cuando quieras…

Se acercó a mí, y volvió a abrazarme como cuando nos besamos. Tenía el pulso a mil por hora, no podía creer que esto estuviera pasando, demasiado perfecto a mi parecer. Una vez más, volvimos a besarnos.