Recuerdos

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No, no estoy muerta…

-Pero dejé de vivir el mismo día que él murió…

 

Recuerdo que eso fue lo que le respondí a mi amiga Carmen el día que me preguntó cómo me encontraba, no sin antes dedicarme una de sus famosas frases y decirme que parecía una muñeca de trapo, un ser inerte.

Ha pasado justo un año del accidente pero parecen días los que me separan de aquel instante maldito, de esa llamada que alteró todo mi mundo… aún retumba en mi cabeza el sonido de ese teléfono y su melodía sigue recreándose en mis noches de pesadillas, cuando busco un sueño que se esconde.

Ahora me encuentro en nuestro hotel, el refugio donde hace un año y un día estábamos los dos, solos, amándonos como si fuera el último día de nuestra vida. Recuerdo cada momento que estuvimos juntos, todo lo que hicimos…como lo hicimos, las confidencias y las charlas que tuvimos esa noche, puedo incluso recordar el olor y el sabor de las copas de vino que compartimos, y tengo la imagen de los dos tumbados desnudos sobre la inmensa alfombra blanca, tan cálida como su piel, con la chimenea y las llamas siendo testigos de todo…

Quiso el maldito destino que decidiéramos que ese sería nuestro último encuentro y nuestra última noche juntos, es verdad que ambos sabíamos lo que había antes de empezar nada y los dos conocíamos cual tendría que ser el desenlace después, lo que no imaginamos era que se prolongase tanto en el tiempo, demasiadas ataduras por ambas partes, sobre todo por él; y lo que los dos teníamos claro era que salvo el sexo y la brutal atracción no teníamos muchos más puntos en común como para intentar tener una vida juntos. Sé que él quería y adoraba a su familia, sobre todo a su pequeña, por la que siempre sentía remordimientos después de nuestros encuentros, y eso también me hacía sentir mal a mí, pero no podíamos dejar de desearnos.

Creo que en todo matrimonio hay un punto de inflexión… un momento de hastío y rutina que es el que va a decidir su futuro, a veces se supera y otras no. Sé que yo para él era ese punto, esa válvula de escape de una vida que le estaba devorando y consumiendo lentamente, y a veces el hecho de tener otra opción, una carretera secundaria que recorrer , te hace ver que es mejor seguir tu camino que intentar una huida por un recorrido desconocido. Yo sabía que él había llegado a esa conclusión y ya sólo era cuestión de tiempo, los dos pusimos fecha de caducidad a nuestra aventura; después de algo más de tres años decidimos que ese sería nuestro último fin de semana, que sería su última mentira para conseguir una coartada que nos permitiera tener dos días para nosotros, y serían los últimos. No se me quita de la cabeza la noche anterior, y recuerdo como una película el sueño que tuve …, saliendo los dos de la mano por la puerta del hotel , cada uno con su maleta, nos parábamos justo enfrente del edificio, una última mirada, un beso, otra mirada y una caricia, y el último beso, el más intenso… , una vez en los coches seguíamos cada uno un camino diferente mientras empezaba a sonar una triste melodía de piano y violín , quedando únicamente mi imagen conduciendo con lágrimas en los ojos , mirando por el espejo retrovisor como se empequeñecía la fachada del hotel…., y apareciendo las letras de FIN en la pantalla…

Hoy me dispongo a abandonar el hotel, después de pasar una noche justo en la misma habitación, después de haber encendido la misma chimenea y de tumbarme hasta altas horas de la mañana en la misma alfombra, tan cálida como la recordaba, y de beber dos copas del mismo vino. Lo que no imaginaba hace un año es que tendría el valor suficiente para estar aquí de nuevo, y lo que jamás se me hubiera pasado por la cabeza es que volvería a este mismo lugar acompañada, pero aquí me encontraba con la única persona que ha sido capaz de devolverme las ganas de vivir, que me ha devuelto la ilusión de despertar cada mañana a su lado, con tres meses tiene los mismos ojos que él, de un azul verdoso tan claro que me recuerda el agua cristalina de las playas caribeñas, y una mirada dulce que me trasmite paz. Gracias a él vuelvo a ser yo misma, y poco a poco recupero una alegría que perdí hace tiempo, ya no lloro al recordar el mensaje que me envió justo al año de nuestro primer beso, cuando aún nos dejábamos llevar por nuestros instintos y desconocíamos que lo mejor hubiera sido poner fin a todo y evitar que nos hiciera más daño.

 

 

Es posible que la distancia y el tiempo

A veces largo y lejano…

Me hagan echarte de menos

Y es posible que me hagan recordar…

Aunque ya lo sabía,

Que estoy enamorado de ti…

 

Ahora sé que nunca le olvidaré ni quiero hacerlo, pero también empiezo a ser consciente de que la vida sigue y no espera por nada ni por nadie. Hoy me despido de una vida que tuve y de unos recuerdos que siempre me seguirán, y nunca olvidaré el sueño que tuve ayer en la alfombra el poco tiempo que pude dormir, fue como una película donde una madre y su hijo salen juntos por la puerta del hotel , ella le mira con ternura, le da un beso y le acaricia, y vuelve a besarle intensamente…, se monta en el coche, tiene la mirada triste y el edificio reflejado en sus ojos…, el coche se pone en marcha y empieza a sonar una triste melodía de piano y violín mientras las lágrimas empiezan a brotar por sus entumecidos ojos, en el espejo retrovisor se va empequeñeciendo la fachada del hotel, sus labios hacen una mueca temblorosa y de su boca salen unos leves resoplidos y un susurro casi ilegible, que dice… FIN.


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