Toma la cuchara
de la vida
y endulza tu garganta,
a sorbos,
sacando provecho de cada segundo,
compartiendo la sonrisa
y el bienestar,
y, por qué no, la provocación
desde la emoción intensa
de sabernos en una propiedad ocasional.
Toma el momento más preciado,
cualquier momento, te digo,
un instante anónimo, uno cualquiera,
y procura decirte con hechos
que ese evento no volverá.
No lo vivas con tragedia o desazón,
sino desde su importancia única,
y vuelve la cara a quienes te aman
fomentando en ellos pasión,
conocimiento, brillos,
voluntades y caos incluso
a dosis inagotables,
que puedes, que debes.
Toma tu vida,
lo más preciado que tienes,
e intenta experimentarla
y conocerla sin escrituras,
desde tu libertad,
amando mucho
y fomentando el ser queridos.
Todo es irrepetible,
hasta cuanto nos parece
rutina o igualado.
Por eso es tan relevante
lo que señalo,
porque tú eres original,
lo eres de verdad,
la que más.
Juan T.
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