Mis verdaderas intenciones

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Salí de prisa de casa. La sargento me había pedido que investigara el crimen cometido en la residencia de Los Rocha. En el trayecto me cercioré de llevar conmigo los documentos que me entregó anoche para que revisara. También comprobé que llevaba mi arma en su funda, colgada en mi hombro. Lo que no tuve tiempo de revisar fue el tanque de gasolina del platina color plata. Así que tuve que detenerme en la primer gasolinera que vi, después de darme cuenta que quedaba menos de la reserva. Veinte minutos perdidos mínimo, pensé al ver el cúmulo de automóviles en la misma fila por delante mío. 

Cuando al fin salí de la gasolinera, me fui pensando que la foto del individuo sospechoso, era un sujeto varias veces detenido por asaltos frustrados a transeúntes que circulaban por las inmediaciones de la residencia de Los Rocha. Tenía que ser él, sin duda alguna. Claro que, al no consumarse el asalto, han debido soltarlo por falta de pruebas. Si acaso, alguna fianza o setenta y dos horas detenido. 

Faltan diez cuadras o más para que llegue y una manifestación de estudiantes interrumpe el tráfico. El detective trata de encontrar una salida hacia la izquierda por la calle Colón. Pero aún así se dificulta su acceso porque un VW blanco ha cruzado a toda prisa, en sentido contrario, para evitar el tránsito vehicular seguramente. Esto ha ocasionado que un camión de volteo, para evitar el choque, se cruzara horizontalmente en la entrada de la calle Colón, de manera aparatosa. 

Lo que me faltaba. Tal vez sea mejor seguir a pie hasta la jefatura. Quedan cinco minutos para las nueve y de otro modo no llegaré ni a las nueve con quince. Me iré corriendo desde aquí. 

Dicho esto, el detective Robles desciende de su auto. Se asegura de que quede bien cerrado y corre esquivando carros y estudiantes para llegar a su destino. 

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Salí de prisa de casa. La sargento le ha entregado al detective Robles los papeles que me involucran en el crimen de la familia Rocha. En el trayecto me cercioro de llevar conmigo los objetos sustraídos de la casa de los Rocha para que no me incriminen. También recuerdo haber borrado mis huellas y sustraer el arma punzocortante con que los ejecuté. Acabo de darme cuenta de que le falta gasolina al carro con el que quiero huir. Tendré que ir a la gasolinera más cercana. Lo bueno es que no gasta mucho mi VW blanco. Que suerte, recuerdo que yendo por la calle Colón hay una gasolinera donde puedo abastecer mi vehículo. Oh No es posible. Otra manifestación. Ni hablar. tendré que ir en sentido contrario y ganarle al camión de volteo que se aproxima a esa calle. 

Qué fácil fue cometer el crimen y robarle todo a Los Rocha. Aunque cada vez que lo intentaba llegaba alguien y debía aparentar robarlos para que no sospecharan de mis verdaderas intenciones.


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