Noción de los Cinco - Episodio IV

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Tras colocar sus manos, todos dibujaron un símbolo en su parte.

 

Odan dibujó la silueta de una gran criatura con alas custodiando el corazón de un astro. Probablemente en la mitología terrestre la de un Fénix.

Valendhiel dibujó varios espirales con la forma de una cruz pero tanto su tronco como sus brazos eran irregulares además de que uno lateral estaba más arriba que otro. Era el viento.

Tinorion dibujó una círculo con varios triángulos a sus lados y una especie de corona arriba, unida al triángulo superior. Era una estrella.

Nawen dibujó una figura abstracta, con espirales también pero incompletos. La figura de un árbol.

Elvémbor pensó y entonces vio que el poder que lo pondría por encima de sus hermanos sería.. la oscuridad. Asesina del bien... El mayor aliado.. del mal. Elvémbor era fruto de varios agujeros negros, cuya unión formó un agujero negro masivo.. Éste explotó por alguna causa y toda la energía procedente de él se unió en un conjunto de estrellas. El vil Elvémbor.

Dibujó en aquel momento una espiral, elogiando a su verdadero padre, el que lo había tenido apartado un tiempo tras salir de esa esfera; el agujero negro.

Todos tenían cerrados sus ojos, nadie se percató del vil símbolo que Elvémbor dibujó. Los signos se armonizaron con sus pensamientos. Un resplandor invadió el yermo, Odan empezó a brillar de color blanco hueso. Los Empíreos apartaron sus manos y cada uno de ellos recibió iluminación acorde a sus responsabilidades.. Nawen, responsable de la Naturaleza, notó sus ojos tornarse de color verde chillón, hermoso, al igual que un resplandor procedente de su cuerpo. Valendhiel, valedora del Cielo, notó sus ojos cambiar a un color azul celeste, bello como ningún otro y su cuerpo iluminó a los demás Empíreos con luz del mismo color. Elvémbor no tenía forma humanoide, no la deseaba.. Pero el juramento era más poderoso que él y se transformó obligado. Una figura alta, fuerte, se alzó ante los demás hijos del Universo. Pero no tenía resplandor, tan solo sus ojos se tornaron de color rojo. Un rojo escarlata. Se sentía la ausencia de brillo en él, los planes no fueron como esperaba. Valendhiel lo miró preocupada, los demás estaban ocupados observándose a ellos mismos. Tinorion sintió que sus ojos se tornaban de un color amarillo dorado, el más resplandeciente de todos pero no el más justo y bello. Todos los cuerpos desprendían luz y de pronto sintieron la emoción de mirar al cielo. Los ojos de los cinco lanzaron un rayo potente, una columna de luces en la gamas de los colores  más bella aún que el propio arcoíris de la Tierra, aquel planeta tan lejano que más tarde estaría en conocimiento de los Cinco por alguien un tanto especial.

Este suceso dio lugar a un escudo que rodeó el planeta, era un escudo protector ante peligros que en cualquier momento podía lanzar aquel oscuro y alborotado espacio exterior. Los cinco bajaron su mirada, atónitos, no habían sentido tal cantidad de poder en el largo tiempo que de vida llevaban.

 

  Don Torres.


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