Sofá Verde

Yo sí he vivido y bien carajo, ahora estoy sentado en este sofá verduzco y fumando un cigarrillo “light”, quien lo creyera que yo el león semental, parrandero, alegre, bailador y sobre todo mujeriego (conquistador lascivo de solteras, viudas y comprometidas), ahora esté postrado en este sofá verde oscuro, que para algunos este color representa el principio de la muerte y es indescriptible en palabras, para mí eso son cojudeces, lo seguro que este diván esta poblado de pulgas malsanas y carnales que joden hasta en el culo de un viejo y sedentario como yo. Siempre me gustó las mujeres maltonas entrada en carnes, anchas de caderas, nalgonas, pero estas hembras que describo eran bien interesadas que no solo me demandaron amor sino también víveres, dinero en efectivo y sobre todo comodidad.

Sentado en este sofá verde, con las piernas cruzadas y mirando a la calle de mi barrio, veo parejas paseantes habidas de un encuentro ardiente en un hostal al paso, y yo sin poder levantarme y cogerme a una de mis vecinas ya longevas pero resistentes al acto amatorio. Esta tarde me visitó mi sobrino querido, el que me escucha siempre hablar de las mismas historias, conquistas, tropiezos; a este le invito un cigarro que le alcanzo con la mano ya torpe por el tiempo, compartimos el vicio social de fumar, él me pregunta que es bueno para que una mujer le venere al hombre, Yo desde mi trono verde le respondo -dale por el ojete hijo para que te respete, verás los resultados en la cama, yo que gocé centenares de aventuras en este mueble viejo y pude retozar con mis amantes de turno; ahora pensándolo bien será mi lecho de muerte algún día.