Dormir
ahogarse en las tinieblas.
Huir de la tristeza de los otros.
Dormir
miseria altiva.
Mundo desigual que ampara al ciego.
Dormir es no vivir
sueño profundo de la muerte.
Ahondarse en las penumbras inconscientes.
Asesinar al tiempo.
Transeúnte
de la obligada senda de la vida;
dormir es detenerse. Es no reconocerse.
Porque al dormir, se duerme la impaciencia,
se duerme la ambición, se duerme el miedo.
Borracho de sueño, la horas ya no alcanzan.
Se caen a un costado las voces que reclaman,
la agilidad despierta,
del joven, del rebelde,
del promotor de causas.
Dormir es olvidar. Dormir y abandonar.
Dormir es deshojar los pétalos de vida.
Dormir
dormir, mientras el mundo gira,
palpita, se levanta, se enreda,
se hace trizas
y vuelve a revivir.
El sueño va estancando las aguas de conciencia,
y el pensamiento atrofia,
en mórbidas penumbras.
Dormir es ir perdiendo,
el cuerpo y el espíritu,
en somnolientas ondas.
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