Jessica 3° parte

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También podríamos suponer, y atendiendo sin faltar nunca a los menesteres de la cultura, la misoginia imperante, que poco antes de que la puerta de Jessica se cerrara por completo, incitado por la lujuria, el actuario se abalanza sobre Jessica empujando la puerta, la jala del vestido, forcejeándola la arrastra hasta la bodega, cierra y, de nuevo, despojándola del vestido la comienza violar, manoseándola toda y descubriendo con placer que no lleva ropa interior, que penetrarla será muy fácil, ella por un lado intenta pedir auxilio, pero va sofocando las intenciones al sentir el pene duro de su agresor, éste, el pene, le invita una excitación naturalmente femenina (recuérdese que el relato está tejido bajo los parámetros que se rigen dentro de la cultura occidental y por lo tanto debe ser misógino), que va sucumbiendo en el deseo, ayudando disimuladamente, al actuario a quitarle el vestido rayado, pero ella, como es clásico, opta por desnudarle el pene para comenzar una felación dentro de la flagelación que le supone la violación de su intimidad erótica, así, culminando en un orgasmo de él en la boca de ella, se puede suponer una satisfactoria sonrisa femenina que Jessica muestra complacida de haber sido utilizada cual objeto de deseo y capricho, además y para sumarle dramatismo a esto, podemos incluir a los dos hombres de la administración al festín sexual pero como se dijo antes, eso no pasó.

Después de que Jessica entró a su departamento y se sentara de nuevo a ver la tele, espero unos minutos más y le llamó a un amigo que hacía tiempo no veía, recordó lo bien que se la pasó con él meses atrás y cuando éste le contestó y supo que era ella, le propuso verla en su departamento, le preguntó cómo estaba vestida y le dijo: - No, llego en 5 minutos a tu casa, pero quiero que estés atenta a mi llegada, cuando se abran las puertas del ascensor, quiero que estés ahí, desnuda completamente, el vestido que traes puesto, lo quiero ver en tu mano y después entraremos a tu departamento y haré contigo lo que me plazca. Jessica intentó explicarle la situación de la bodega, pero su amigo fue irreductible, tajante y radical, no, desnuda con el vestido en su mano frente a la puerta del ascensor.

Todo pasó como lo indicó amigo de Jessica, a las 7 de la noche, Armando, el amigo de Jessica, salió del departamento, Jessica se quedó desnuda en el piso junto a su cama, el vestido quedó colgado en el perchero cuando sonó el teléfono, era el primo del novio de la amiga de Jessica, - todo listo precios, le dijo éste, -te veo a las ocho debajo de los departamentos Florida, en el café que hay ahí, ¿te parece bien? Jessica estaba muerta, pero había hecho un compromiso con su amiga, así que accedió, el reloj decía las siete con quince minutos, no le daba tiempo de nada, así que se puso el vestido, se acomodó el cabello, se enjuagó la boca y salió de su casa, sintió que aún le escurría semen de entre las piernas y en ascensor se limpió con la mano y con una sonrisa maliciosa se llevó a la boca el semen de Armando, tomó un taxi y mientras se trasladaba, aprovechó para retocar su maquillaje, se bajó en la esquina de los edificios Florida y entró al café, eran las ocho en punto, y el primo del novio de su amiga ya la esperaba, al verla en ese vestido, las miradas de todos y todas se quedaban pasmadas, Ricardo, el primo del novio de la amiga, se sintió feliz de verla, encanado ante su silueta, Jessica se sentó en la silla frente a Ricardo y platicaron un poco, primero las trivialidades usuales de los que poco se conocen, después sobre algunas ideas al aire sobre la sorpresa cuando de la nada, Ricardo le dice: Tu serías un regalo y festín sorpresa para mi primo, ella, sorprendida, se queda callada y sin saber que decir se sonríe confundida, ¿podía sentirse alagada o acosada de forma vulgar? No lo sabía, Ricardo le propuso ir a su departamento para poder platicar más a gusto, y ella accedió, el ruido de fondo ya la había hartado junto con la música del bullicio de los demás clientes del café.


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