Primer aniversario con mi novio (Mi primera vez)

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El viernes 21 era nuestro primer aniversario de novios, pero lo celebramos el sábado 22 para tener más tiempo disponible; conseguí que mamá me prestara el coche y "el plan" era ir a comer a un restaurante y después al cine, al menos eso dijimos a nuestros padres.

Desde temprano me duché y comencé a arreglarme: conjunto de bra y panty negro con morado; medias negras con liguero; falda negra, ligeramente arriba de las rodillas; blusa verde agua, semitransparente, acompañada de una bufanda blanca, blazer negro y zapatos de tacón alto, aproximadamente 8 cms; tardé más decidiendo el peinado y maquillaje que vistiéndome, pero me encantó el resultado.

A la 1:30pm pasé por Alex a su casa, me recibió con una gran sonrisa y se veía guapísimo con su traje color gris oxford, camisa negra y corbata plateada; aprovechando que estábamos solos, nos besamos y tocamos durante unos minutos, sin permitirle meter la mano bajo la falda, para no echar a perder la sorpresa de lo que llevaba debajo.

Salimos de su casa a las 2:00pm y, en cuanto subimos al auto, le di mi bufanda y le pedí que se tapara los ojos con ella, porque no quería que viera a dónde íbamos; conduje el auto hasta el Motel "Deseo", donde ya tenía reservación; descendimos del coche y lo fui guiando hasta entrar en la habitación; era muy sencilla: una gran cama, espejos en una pared, una pequeña estancia con sofá y una mesita con un par de sillas.

Lo senté en el sofá de la sala y, sin quitarle la venda, comencé a besarlo y recorrer su pecho con las manos, bajando lentamente hasta llegar a su entrepierna, donde ya se notaba un pequeño bulto que iba creciendo; me hinqué frente a él, saqué su pene y, sin pensarlo demasiado, lo llevé a mi boca, donde terminó de ponerse duro al contacto de mi lengua y labios sobre su glande; no tardó mucho en terminar y, la verdad, esta no era la parte importante, siguiendo uno de los tantos consejos de Eli, solo buscaba que pudiera aguantar más a la hora de penetrarme.

Le quité la bufanda y su expresión era de satisfacción y sorpresa, tanto porque era la primera vez que le hacía sexo oral como por el lugar donde estábamos; en la mesa había dejado nuestro "delicioso banquete": un par de emparedados de jamón con queso y vino blanco espumoso que serví en copas; bueno, el vino fue para mí, porque a él le serví una bebida energética para ayudar a su pronta recuperación.

Al terminar de comer, Alex quería hacerlo ya; lo fui llevando hacia el sofá y lo hice sentarse colocando mi pie entre sus piernas y empujándolo suavemente; volví a la mesita, encendí mi reproductor de MP3 y me puse a bailar sensual y cadenciosamente al ritmo de una bachata, quitándome el blazer.

Caminé hacia él, desabrochando los botones de la blusa y mordiéndome los labios sin dejar de bailar; cuando desabroché el último, di media vuelta, caminé unos pasos y dejé caer la blusa; volví a ponerme de frente, meneé la cadera, me acerqué otra vez y puse mi redondo culito frente a su cara.

Alex quiso tocarme, pero le indiqué que solo podía bajar el cierre de mi falda; ni tardo ni perezoso lo bajó y me alejé nuevamente, solo unos pasos, donde pudiera verme de cuerpo entero mientras iba bajando la falda, tratando de seguir el ritmo de la música; al pobre se le querían salir los ojos cuando el liguero hizo su aparición y yo disfrutaba verlo nervioso, excitado y sin saber qué hacer.

Terminó "Bachata rosa" justo cuando la falda tocó el piso, ahí comenzó "Lady Marmalade" e hice mi mejor esfuerzo para bailar lo más sensual posible, estoy segura que lo logré, porque no me quité ninguna otra prenda y ya podía apreciar la erección de mi novio bajo su pantalón.
A media canción le pedí que se uniera al baile, tomándolo de la corbata y acercándolo a mí; nos besamos, le quité la corbata, el saco y la camisa, él se quitó los zapatos, le ayudé con el pantalón y pronto quedó solo en bóxer y calcetines; notó el broche frontal en mi bra y me lo quitó tras un casi sordo clic.

Fue delicioso sentir sus manos recorriendo mi espalda desnuda, pasando por la cintura, las piernas y mis redondas nalgas, para luego subir hasta mis pequeños senos, pellizcando suavemente los pezones, antes rosados, ahora amoratados y erguidos.

Su boca abandonó la mía y, sin dejar de besarme, descendió por el cuello y se dirigió a lamer, mordisquear y chupar mis pezones, dedicando unos segundos al izquierdo, otros pocos al derecho y así sucesivamente; ambos teníamos la respiración entrecortada, yo gemía con cada caricia recibida y sentía como mi panty se humedecía por la excitación.

Alex quiso bajarme las húmedas y aromáticas bragas, que quedaron a medias gracias al liguero y tuve que ayudarlo a encontrar los broches laterales que permitieron quitármelas; hizo una breve pausa, alejándose un metro para contemplar el panorama: Su noviecita ataviada solo con liguero, medias y zapatos de tacón.

Se quitó los calcetines y regresó a continuar la tarea de masajear mis pechos con su boca, acariciando mi trasero y explorando tímidamente el vello de mi vientre, hasta llegar al monte de venus, donde la humedad de mis labios inferiores esperaba ardiente para recibirlo.

Sin mucha pericia trataba de introducir un dedo en mi vagina, bajó para ver más de cerca, besar, con cierto temor o recelo mi rajita y, después de un par de lengüetazos, se levantó, me tomó por los hombros, me recostó en la cama, con las piernas abiertas y se colocó sobre mí.

Tuve que ayudarlo guiando su pene, para que pudiera penetrarme; una vez que el glande entró llegó mi primer orgasmo, acompañado de pequeños gemidos; movió su cadera para introducir el pene completo, después comenzó un bombeo acompasado, sacando casi del todo su miembro para empujarlo otra vez hasta el fondo, suave y tiernamente, ahí llegó mi segundo orgasmo.

Poco a poco fue aumentando la velocidad de sus embates, me hizo levantar un poco las piernas, logrando una penetración más profunda y placentera; en un momento, pasó una mano por detrás de mis nalgas y me acarició el ano, algo que ni yo misma había hecho antes; fue una sensación indescriptible, por demás excitante para ambos, tanto que no pudimos contenernos, tuve mi tercer y último orgasmo gritando de placer como nunca antes lo había hecho y sintiendo cómo llenaba mis entrañas con su semen caliente y nuestros sudorosos cuerpos parecían unirse en uno solo.

Alex se recostó a mi lado, nos besamos y, después de un tierno y sincero "te amo" mutuo, nos abrazamos hasta quedar dormidos.

Quería que mi primera vez fuera inolvidable, pero no por las cursilerías de romanticismo, sí, eso era importante, pero también quería que fuera sensual, erótica y altamente satisfactoria; finalmente podía decir: ¡Prueba superada!

Debo reconocer que esto no habría sido posible sin la gran ayuda y consejos de mi amiga Eli.


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