Concilio de las Dos Aguas - Parte I

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Palacio submarino de Ao Kuang. Las aguas estaban tranquilas, todo parecía ir bien, los peces rondaban cerca de él como era normal en los días que el Rey Dragón no estaba enfadado. Ao Kuang se hallaba sentado en su flamante trono con rostro cansado y desprendido, el gran salón del palacio estaba custodiado por dos guardias que se apostaban al lado de las columnas de la entrada. Dos estrechas corrientes de agua corrían por un par de huecos en el suelo, solo se oía el sonido del agua.

-¡Majestad es la hora!-un guardia le gritó desde la puerta mirándole, Ao Kuang asintió y el guardia se dio la vuelta y volvió a su anterior posición. El Rey Dragón cogió su espada que estaba apoyada en su trono, se la colgó en la cintura y miró al suelo, tras un momento de reflexión caminó hacia el portón entre las dos pequeñas corrientes de agua que dividían el suelo en tres partes, la del medio de doble anchura. Al llegar al portón se detuvo un momento, tocó levemente el pomo de su espada girándolo en vuelta completa y la puerta se abrió, Ao Kuang soltó el pomo y siguió andando hasta salir del palacio. Una vez fuera se dirigió hacia el Océano Atlántico a una velocidad sin par. Cuando llegó vio que no se divisaba nada de lo que buscaba, en ese momento fue cuando pensó que no era sensato reunirse en pleno aire libre sobre el Océano; se sumergió hasta llegar abajo donde una cúpula hizo de barrera entre el agua y un espacio sin ella en el gran y oscuro fondo atlántico, Ao Kuang entró atravesándola sin complicación, parecía ser una barrera mágica, allí vio que había una mesa de gran tamaño y longitud con muchas sillas, cada una tenía un símbolo y hasta su llegada ya se habían ocupado todas ya que solo quedaban dos; se sentó en la que tenía el símbolo de un dragón.

   La tensión estaba en el ambiente, aunque todos se conocían aún quedaba la unión de un nuevo miembro, el que los había hecho llamar. Zeus, Poseidón, Anukis, Horus, Thor, Freya, He Bo, Chaac, Kukulkan y por supuesto Ao Kuang? Pero quedaba un sitio libre? Fue entonces cuando llegó el heraldo, el mismo Mercurio, que presentaría a todos los Dioses que habían sido llamados en el fondo del Océano Atlántico por un ser desconocido.

-¡Mis queridas Divinidades!... ¡Tengo el placer de anunciar a todos los presentes en esta sala!-Interrumpió una voz grave muy de hombre bravo acostumbrado a las montañas-Apremia Mercurio, no tengo por qué estar aquí.-

-Ni tú ni nadie, Thor.-Habló Horus que no se inmutaba por el mal genio que desprendía el Dios del Trueno nórdico. Los demás dioses mantenían sus miradas en inspeccionar aquel lugar, menos Zeus, que no la apartaba del escote de la bella Freya, descarado incluso?Pero era Zeus.- ¿Quién requiere nuestra presencia joven mensajero?-Una voz tranquila, aparentemente grave y lo que parecía ser de alguien ya de una edad considerable se dirigió al mensajero, sin prisa, tenían todo el tiempo del mundo.- ¡Voy, voy, no te impacientes Chaac!-Mercurio lo entendía mal, en realidad la voz de Chaac no parecía ni mucho menos que quisiera apremiar la velada.-Quizás hayáis oído hablar del cercano Magistion, planeta semejante a la Tierra que está a la merced de Thilnar, La estrella solitaria. Quien os ha convocado ha sido-interrumpió Freya-Uhm? ¿Ese orgulloso de Tinorion?-Se mordía el labio mientras pensaba en el escandaloso cuerpo del Empíreo de Thilnar, a lo que Zeus respondió:

-Tendríamos un problema si se tratara de ese malnacido?-Se podía notar perfectamente su descontento por lo que Freya sentía hacia Tinorion, que era más joven, guapo y ágil que el propio Zeus. Mercurio se empezaba a sentir frustrado, y todo esto se debía a que nadie le dejaba terminar de hablar, así que pensó que lo mejor sería decirlo rápido y quien se enterase bien y el que no pues que se hubiera abstenido a interrumpir. ?Valendhiel la Valedora del Cielo-Les comunicó a una velocidad de vértigo que solo dieron a entender Ao Kuang, Zeus, Horus y Chaac-.

 

  Don Torres.

  Don Torres.


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