viaje inesperado 1ºparte

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Llevaba esperando este día todo el año. El comienzo de mis vacaciones estivales y mi viaje programado, me estaban esperando. 

Salí del trabajo feliz y lleno de ilusiones, hoy tenía un día complicado, tenía que recoger el pasaporte, ponerme la última, de una larga interminable lista de vacunas de enfermedades de las que nunca había oído hablar, terminar de hacer las maletas y recoger a mi compañero de viaje.

Hoy dormiríamos juntos, mañana había que madrugar y el aeropuerto nos pillaba a hora y media de casa; además para viajes internacionales, hay que estar con dos horas de antelación para poder facturar el equipaje, así que esta noche será mas bien corta.

De repente recibo una llamada de mi acompañante y el mundo se me viene encima. Una de las vacunas le ha dado reacción y ha cogido la malaria sin posibilidad de viajar y además ya no podemos anular el viaje, es demasiado tarde. Me paso por el hospital a verlo y no me permiten la entrada, está en una sala especial, donde no puede recibir visitas. 

Poco a poco la familia de él se va acercando al hospital, una de sus hermanas se acerca a mi a preguntarme si yo me encuentro bien y en un, yo diría, ataque perfecto y sobre todo directo, se ofrece a acompañarme en el viaje.

Eso me descoloca, pero reacciono y le digo que si. Salgo del hospital acompañado de ella y nos separamos, ella va corriendo a hacerse un pasaporte de urgencia y yo a seguir con mis cosas. Quedamos en mi casa a eso de las veintiuna horas.

Llega corriendo y sulfurada a casa, está muy excitada por el viaje y las prisas, me pide darse una ducha rápida y que vaya preparando algo de picar mientras. Mientras preparo la cena, ella a voces desde el baño ( no puede esperarse un poquito, grrrrr, gruño mientras lo pienso ) me pide que le cuente todo sobre el viaje, le digo que tranquila, que tenemos todo el viaje para irle contando los planes y de repente, me doy cuenta. Sólo tenemos una habitación, mierda!!!. Y si como había planeado me sale un lío. Me va a joder las vacaciones. 

Sale de la ducha con la toalla enroscada a la cabeza y mi albornoz, para que coño le he dejado la toalla, esta chica no sabe lo que es la privacidad?.

Bueno, a ver, cuéntamelo todo, me dice, donde nos vamos? cuantos días vamos a estar? cual es el recorrido?. Lo quiero saber todo. Me hace una ilusión tremenda

Mi mirada la asesina de golpe, pero donde coño me he metido? Al final me va a joder las vacaciones la puta niñata esta. Si aquí ha cogido mi albornoz sin permiso, que no será capaz de hacer allí?. Estoy por decirla que no puede venir.
De repente se me enciende una bombilla y creo que ya tengo la excusa perfecta par que no venga. Ja, se va a enterar. " Oye, una pregunta, tú estas vacunada contra la malaria, tifus, alere y demás? Porque son obligatorias para entrar en el país. " Je,je la tengo pillada por los huevos, me digo a mi mismo.
Ella, con una sonrisa hilarante, me responde. " Pero bueno, no sabes que trabajaba en un hospital, en la unidad de investigación de enfermedades tropicales y estoy vacunada hasta de los virus mas desconocidos del planeta? , no hay problema, tengo hasta visado de médicos sin fronteras para poder viajar a cualquier lugar del mundo, venga, cuéntame donde nos vamos, que me tienes en ascuas "
Mi cara era un poema, ya no había marcha atrás y decidí poner los puntos sobre las ies mientras le contaba nuestro viaje.
Sonó el despertador a las 5 de la mañana y comenzó la carrera por llegar al aeropuerto. Ella se tiró hasta la una de la madrugada ordenando la maleta y contándome los pormenores de porque se llevaba cada cosa que metía meticulosamente dentro, como si a mi me importara un pepino. Desayunamos un café bebido sin más y salimos pitando al taxi, que ya nos esperaba abajo.
De camino al aeropuerto, los dos estamos en silencio, muertos de sueño y deseando embarcar para dar una cabezada, pero cual sería mi sorpresa que una vez dentro del avión a ella se le abrieron los ojos más que nunca y me instaba a darle toda la información detallada del viaje. Dios mio!!! Pero en que estaba pensando en ese momento cuando le dije que si a venirse a este viaje.
Pase la primera hora contándole todo sobre el viaje, respondiendo a cada una de sus preguntas y tratando de ser lo más descortés posible, a ver si se daba cuenta que quería dormir, incluso cunado le conté que sólo teníamos una habitación y que teníamos que dormir juntos, ella no decaía.
Mientras la contaba los lugares que visitaríamos y los planes que teníamos su hermano y yo a ella se le iluminaban los ojos, se le llenaban de mis historias. Por un instante, mi rabia interior desapareció y tan sólo disfrutaba por lo feliz que la veía a ella.
Mientras ella me contaba posibles cambios en nuestro viaje, esta vez eran mis ojos los que la miraban apasionadamente, sentía que ella era la que realmente quería este viaje, que yo había sido un egoísta, que sus palabras siempre eran un nosotros vamos a..... nosotros haremos........ nosotros tal y nosotros cual, mientras que yo sólo le describía el viaje en primera persona, siempre excluyéndola de mis planes y sin contar con ella para nada. Incluso me fastidió que me cogiera el albornoz, menuda tontería.
Escuche atentamente cada una de sus propuestas, asintiendo en algunas, hasta que mis ojos no pudieron más y caí rendido. Al despertarme, ella me había arropado con una manta del avión y me tenía apoyado en su hombro. Lo primero que vi al abrir los ojos fue de nuevo su sonrisa, eterna y en exclusiva para mi.
Aterrizamos por fin. Jamaica era un lugar paradisíaco, sus eternas playas de arena blanca y la calidez de sus gentes, hacían de este, un lugar de ensueño para cualquier persona. Ella no paraba de dar brincos, de decirme lo feliz y agradecida que estaba por haberla dejado venir y demostrármelo con cada gesto. 
Llegamos al hotel. La recepción era impresionante, Una cabaña de paja, a todo lujo, con muebles de bambú, suelos de madera y una decoración perfecta para la situación.
Nos acompañaron a la habitación y era como la recepción, pero en pequeño. Tenía dos camas amplias, y el baño, ufffff !!!, indescriptible, la bañera-ducha era tremenda, con jacuzzi y chorros de masaje, si cerrabas la mampara se convertía en hidrosauna, vamos que era perfecta. Ella saltaba sin parar de un lado a otro, emocionada, hasta que abrió la puerta que daba a un porche. Entonces se quedó perpleja, parada, sin decir palabra alguna, como si la visión que tenía antes sus ojos fueran la entrada al paraíso y así era.
Ante sus ojos se vislumbraba un trozo de playa, totalmente privado para cada habitación, rodeado de palmeras y una cerca de madera vieja que dejaba paso a la intimidad de tu trocito de cielo.

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