De la TV a la realidad con mi entrevistado en su auto

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Desde la primera vez que vi a Daniel Cárdenas en televisión me propuse entrevistarlo... y por qué no, follarme por primera vez a uno de los protagonistas de mis notas periodísticas.

Él hacía parte de un popular concurso que buscaba al mejor chef del país y era de la ciudad en la que trabajo como periodista de espectáculo.

A medida que avanzó en el reality de cocina, más crecía mi interés por él, no solo por su gran habilidad gastronómica, sino por su imponente físico. Tiene 29 años de edad, es alto, trigueño, ojos café claros, nariz perfilada, labios delgados, cabello oscuro corto, manos grandes y atlético. El papasote ideal que haría que cualquier mujer se masturbara en su nombre, y más una periodista de 23 años como yo.

Acepto que más de una vez toqué mi conchita imaginando que él lamía crema batida de mi coño, mientras yo chupaba salsa de chocolate de su verga grande, gorda y venosa.

Al final, Daniel no ganó el concurso, pero quedó entre los mejores 7 cocineros del país y una vez devuelta en la ciudad, conseguí su número celular y pacté una entrevista con él.

-"¡Hola Daniel! Te habla Tutina Bohórquez. Trabajo para un medio local y estamos interesados en entrevistarte. Queremos reunirnos contigo y hacer un plato de alta cocina en video", le dije, escondiendo lo cachonda que me ponía hablar con él.

-"¡Hola Tutina! ¡Claro! Estoy muy interesado podemos hacerlo dentro de una semana en mi apartamento, a eso de las 11 de la mañana", me respondió una voz gruesa con un acento caribeño, que puso a lubricar mi coño a chorro.

-"Bueno, entonces a esa hora será. ¡Bye!", finalicé la llamada con ganas de su verga.

Pasaron 7 días y llegué al apartamento de mi entrevistado junto con mi camarógrafo. Apenas me abrió la puerta quedé maravillada con aquel hombre que  en persona se veía mil veces mejor que en TV. "Hijo de puta me muero por mamártela ahora mismo delante de mi camarógrafo", pensé apenas lo vi, pero como pude me contuve. No podía creer que me había saludado de beso, me hubiese cocinado y aparte habláramos con picardía y cierto coqueteó, el cual atribuí a una excelente entrevista, a pesar de que pasé todo el diálogo rogándole mentalmente que partiera en dos mi coño con su polla en el comedor y metiera uno de sus instrumentos de cocina en mi culo.

Después de una semana Daniel me escribió por WhatsApp agradeciéndome por la publicación y ahí quedó todo. Durante dos meses no supe nada de él. Por mi parte, yo no paraba de masturbarme pensado en cómo sería coger con él, pero no me animaba a escribirle porque tenía novia.

Hace dos semanas un mensajito en mi WA me sorprendió. Daniel me escribió y me propuso una segunda entrevista pero esta vez en su recién inaugurado restaurante y con un bono extra: me invitó a tomar algo fuerte unos días antes de la nota.

-"¿Te parece bien en el bar de moda que queda en el norte, a eso de las 8:30 pm?", me preguntó.

-"¡Está genial... ahí estaré!", le respondí.

Llegó la esperada noche. Como era domingo quise salir relajada. Depilé todo mi cuerpo y me puse un vestido largo de algodón azul oscuro con estampado de flores. El traje no necesita sostén así que los pezones de mis grandes tetas se marcaban. Una tanga negra, sandalias, cabello suelto, brillo labial y rubor completaron mi atuendo perfecto para mi piel canela y mi figura.

A los 20 minutos llegué al bar y él estaba sentado en la parte de afuera con una pantaloneta blanca, camiseta negra, tenis y una cerveza. Durante dos horas hablamos de todo y con 7 'polas' en la cabeza, mi lengua se aflojó y toqué temas candentes. Le pregunté por su novia, sus posiciones favoritas y si había tenido algo clandestino con alguna participante del reality, a lo que respondió: "terminé con mi novia hace mes y medio, mi encanta coger de perrito, me comí a una participante y a unas cuantas más de la producción".

Cuando nos íbamos, ya mi cuerpo estaba totalmente invadido por el alcohol y Daniel se ofreció a llevarme a casa en su auto. En el camino, un silencio incómodo revelaba la tensión sexual entre ambos y solo una canción de un artista urbano, la cual invitaba a aprovechar el momento, acalló la incómoda sensación.

 "No... para el carro por favor", exclamé. Cuando Daniel se detuvo en una vía solitaria y oscura, yo continué: "tengo que besarte". Me le abalancé, lo besé como una putita en celo, metí mi lengua en su boca y ambas se encontraron mojando así mi concha. "¿Por qué te demoraste tanto? por qué tuve que hacerlo yo primero?", lo cuestioné a la vez que sentía su enorme bulto dentro de su pantalón, a lo que él contestó: "pensé que yo no te gustaba".

Yo seguía besándolo, bajé mi mano izquierda, desabroché su pantaloneta y saqué su verga para masturbarlo. Wow, apenas y me cabía en la mano. Esa polla era como la imaginé: gorda, larga, con una cabeza palpitante y lo mejor, era la indicada para acabar con mis dos años sin sexo. Me separé de sus labios y metí su pene en mi boca. Primero lo escupí, puse mi lengua en su orificio y finalicé con una mamada profunda, lo cual hizo que Daniel se revolviera en el asiento del conductor y de su garganta se escaparan gruñidos. Sus manos desnudaron mis tetas y las masajeaban como si amasaran pizza. Como mi culo quedó levantado, él alzó mi vestido, corrió mi tanga y sus dedos comenzaron a explorar en mi lubricado coño. Primero metió un dedo, dos y al final tres. Daniel me daba tan duro, que lograba distraerme del oral y me dio el primer orgasmo.

"Quiero tu concha... me tienes cachondo", me susurró cuando se la chupaba. Yo me levanté, me quité el panty, me subí sobre él y me lo follé en su coche. Con cuidado introduje su polla en mi concha y despacio fui bajando. Primero me dolía tanto que casi no podía resistirla, a los minutos pude hacer mis movimientos circulares, de arriba abajo y apretar la concha para que sintiera más fricción, mientras él chupaba mis tetas. Con un rápido cambio ahora el chef mandaba y yo estaba en cuatro, como a él más le gustaba. Me clavó fuerte, agarró mi cabello, me dio unas nalgadas y me dijo mientras la empujaba con brusquedad, como queriendo meter también sus bolas: "aprieta el coño. Lo tienes chiquito y caliento.. Oh, estás bien rica". Yo, llena de placer y de su polla me vine como cuatro veces, aprovechando para retarlo con voz de puta: "Oh... si... demuéstrame que eres el mejor". Así acabó Daniel y chorreó mi espalda con su semen tibio, el que limpió con mi vestido.

Después del sexo, todo era risas y el resto del camino se hizo corto. Una semana después hice la entrevista en su restaurante como si nada hubiese pasado entre nosotros...

Ahora no paro de mirar mi WA con ganas de hablarle para que me vuelva a clavar... la cosa es que no sé cómo... ¿Qué me sugieren?


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