El demonio en el espejo

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Un joven atractivo se mira y remira ante un espejo. Siente placer al observarse más que al mirar  el rostro de una mujer. Para él su rostro es lo más importante.

Una mañana, recién salido de la ducha se dispone a peinarse. Se contempla como algo majestuoso. Alguna vez ha pensado que se suicidaría si le pasase algo a su bello rostro.

Gira la cabeza y coge el peine. Cuando vuelve a mirar al espejo ve que hay alguien con una sonrisa maliciosa detrás suya. Rápidamente se gira y no hay nadie. Piensa que habrá sido una alucinación.

Vuelve a mirar al espejo, solo está su imagen. Comienza a peinarse cuando lentamente aparece una chica desnuda. Se asusta, mira detrás de él y no ve a nadie. Cuando vuelve a girarse al espejo la chica vuelve a aparecer.

Asombrado observa que le sonríe. La chica es preciosa, rubia de facciones dulces y de blancos pechos de porcelana. La imagen del chico desaparece del espejo suavemente quedando solo la imagen de la chica. Detrás de ella se aprecia un vergel y una cascada.

La chica le hace un gesto para que se acerque a ella, pero él rehúsa su invitación. La chica le dedica otra dulce sonrisa y acerca su dedo índice al límite del espejo. El chico acerca su dedo  y los dos se tocan. Es electricidad. Las manos de ella son de una suavidad sublime, el chico comienza a excitarse. Ella lo toma de la mano y suavemente tira de él.

El cuerpo del chico va entrando en el espejo. Primero  entra el brazo, más tarde el hombro. Todo es suave y lento.  La chica se gira y comienza a caminar, su silueta es de deliciosas curvas. Por último introduce su rostro en el espejo. El chico siente que tiene una erección.

La chica sigue tirando de él cuando nota una fuerte racha de viento en la cara. Siente un leve dolor en el rostro causado por la arenilla del viento, pero no puede quitar los ojos del cuerpo desnudo de la chica.

El viento le sigue incomodando cuando se fija que el pelo de la chica ha cambiado de color. El dorado de su cabello se ha ido perdiendo y su pelo es ahora de plata. Su piel de porcelana se ha oscurecido  y tiene arrugas y manchas. La chica se detiene. Rápidamente se gira. El chico da un grito de horror. Los ojos de la chica han desaparecido, solo hay un negro vacío en sus cuencas, que comienzan a supurar pus.

El chico quiere soltarle la mano, pero la cálida mano de la chica es ahora una garra. La chica se acerca rápido hacia él y abre la boca como un felino que ataca. Sus dientes son afilados y amarillentos y su aliento desprende un hedor a animales descompuestos.

El chico muerto de pánico cierra los ojos  y se cubre con una mano, tira con todas sus fuerzas y logra escapar de las garras volviendo  a atravesar el espejo dando un paso de espaldas.

Cuando los vuelve a abrir el espejo está roto en varios pedazos ensangrentados. Y su rostro, su bello rostro está destrozado. Ya nunca volverá a sentir placer al mirarse en el espejo.


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