Café erótico con pelirroja

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Llegue a España con muchas expectativas, había escuchado hablar de su gente, de su cultura, de sus mujeres. Aterrice en el aeropuerto de Madrid, y de allí conecte con una ciudad llamada San Sebastián, muy cercana a Francia. Cuando viajo a un país descanso para luego salir a conocer el lugar, en esta ocasión, me registre en un hotel muy cómodo, ubicado en pleno centro de la ciudad. 

Me di una ducha, me puse una ropa muy cómoda, bermudas cortas, zapatos deportivos, y tomando mi fiel compañera, mi cámara fotográfica, salí a eso de las 7 de la noche. Luego de caminar dos cuadras, encontré un pequeño café, antes de entrar al lugar, hice un recorrido visual por sus instalaciones, buscando una mesa apartada donde poder revisar información de los lugares turísticos de la ciudad. 

 

De repente cuando ya había seleccionado la mesa donde me sentaría, entro al lugar, una chica de piel blanca, alta, delgada, con una cabellera pelirroja, traía puesta una mini  falda muy corta, que dejaba ver sus lindas piernas y su provocativo trasero (culito) que al caminar, movía sus caderas, movimientos que sentí en mi corazón, que empezó a latir aceleradamente, y mi polla que había estado dormida por el largo viaje, despertó sorpresivamente. 

Yo quede paralizado ver semejante escultura de mujer, que al parecer sintió que alguien la estaba detallando, ya que de repente, voltio directamente hacia mí, con una mirada dulce y muy tierna, paso su lengua por sus labios de una manera sutil, como invitándome a compartir con ella.

 

Quede por minutos sin moverme y como por arte de magia, mis pies empezaron a moverse en dirección a ella, fue indescriptible, lo que sucedió en solo minutos, era como si el destino, nos había puesto en el camino. Mientras caminaba, pude ver como se sentaba, y al cruzar sus piernas, pude ver, un pequeño hilo rojo, que acelero aún más los latidos de mi corazón, y mi pene, iba creciendo a medida que me acercaba a esa mujer despampanante y sensual. 

Extendí mi mano de saludo, lo cual ella aceptó muy cordialmente, su mirada insinuaba placer y deseos incontrolables. 

En vez de ordenar un café, pedimos dos copas de vino, para iniciar nuestra charla, luego de las respectivas preguntas de rigor, fuimos entrando en confianza, cuando sorpresivamente sentí sus pies rozar los míos. Mi piel se erizó al sentir su cálida piel, mientras me miraba, acomodaba su larga cabellera, movimientos que hacia abrir su blusa, y poder ver sus tetas, pequeñas, con pezones rosaditos. 

Era como si ella me estaba esperando, ya que empezó a subir con su pies hasta llegar entre mis piernas, pude ver como paso su lengua por sus labios, al sentir lo duro y grande de mi polla. Para mí era como un sueño, del cual no  quería despertar, nunca una mujer me había excitado con tan solo mirarme y tocarme con su pie.

 Sin avisar, se levantó de la mesa y con su intensa mirada, me dijo, sígueme, cual robot, me pare repentinamente y seguí sus pasos, viendo como movía su trasero, entramos a un baño pequeño, apenas entre, ella cerró la puerta, se dirigió hacia mí, me beso apasionadamente, mientras bajaba su mano hasta mis piernas.

En un movimiento muy sensual, sacó mi pene, que estaba muy húmedo, le paso la puntica de la  lengua, el cual me hizo estremecer de placer, mis gemidos no se hicieron esperar, lo que motivó que ella, se lo tragará suavemente hasta tenerlo todito dentro de su boquita. 

Sorpresivamente, quitó mi  bermuda y ropa interior hasta quedar totalmente desnudo, se voltio hacia el lavamanos, con un movimiento muy sutil, se quitó la falda, su pequeño hilo color rojo, movió sus piernas y con sus manos abrió sus nalgas, dejando al descubierto su culito, rojito y con su mirada me dijo es tuyo.

Me abalancé sobre ella, metí mi lengua, lo que produjo sus gemidos de placer, tenía un sabor muy rico, luego de excitarla al máximo, agarre su cabeza y la incline en 4 patas y le puse la cabeza de mi polla en su culito, ella con un suave movimiento lo introducía, hasta tenerlo todito adentro, sin pensarlo lo saque y la embestí muy fuerte, lo que causo un grito, penétrame, penétrame,  no pares, no recuerdo cuanto tiempo la tuve penetrando, nuestros cuerpos sudaban intensamente, de repente la voltee, la levante frente a mí y mientras besaba su boca y jugaba con su lengua, mi gruesa polla, entraba en su estrecho y húmeda chochito, lo cual la enloqueció, ya que era muy cerrado, mi pene costo entrar por lo grueso, minutos más tarde, explote dentro de ella, quien me gritaba, no pares, no pares, follame duro, complací sus deseos, hasta quedar exhaustos de placer. Me agache hasta su vagina, la cual estaba rojita por el continuo y prolongado contacto con mi pene, mi leche espesa corría por sus piernas, una pasión única y excitante.

Nos  duchamos, salimos del lugar y ella me acompañó a conocer la ciudad, al siguiente día, encontré una nota en la puerta de mi habitación, donde me decía: Nunca había sentido una polla tan grande como la tuya, espero verte de nuevo.

Hace días le escribí invitándola a conocer la  ciudad de New York y estoy esperando respuesta. Continuará.


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