La espera

Johannesburgo se encontraba escondido mirando furtivamente el interior de la casa a través de una pequeña ventana. El interior se veía oscuro y desolado. Esta era su oportunidad, pensó para sí mismo. Entraría muy despacio y sorprendería al único ocupante de la vivienda completamente desprevenido, durmiendo en su habitación. El plan era simple y perfecto. Esa noche serie él, Johannesburgo quien impartiera justicia, y por la mañana el mundo sería un mejor lugar gracias a eso.