Todo por un cafe - 2

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21:00hrs. Llegué puntual a buscar a Bárbara, la esperé algo alejado de la salida de su universidad y me entretenía mirando la variada fauna femenina que circula en el sector. “Hola”- escucho- me giro y la tengo ahí frente a mí, con esa pícara luz en su mirada, la tomo por la cintura y la acerco a mí y la beso en los labios, de los más dulces que he probado hasta ese momento, ella lo corresponde, pero rápidamente me aleja, “puede verme alguien conocido” – me explica –no me importa en absoluto, la vuelvo a besar, luego la tomo de la mano y nos vamos a comer algo, necesitaremos una buena carga de proteínas para lo que nos espera .

La comida fue una mezcla de coqueteos, charla en doble sentido y una fuerte tensión sexual, que no hacía otra cosa que aumentar el deseo de tenerla completamente para mí.

21:50 ya estábamos entrando a un motel cercano al barrio universitario, estaba muy demandado, pero tuve la precaución de hacer la reserva mientras esperaba por ella, por lo que pasamos inmediatamente. Pedimos unos cócteles para la habitación, para ayudar a desinhibirnos. En cuanto cruzamos la puerta del cuarto, ella se gira, “aquí estamos” – me dice – y me mira por entre sus pestañas, “es mi primera vez en un motel” – agrega – “haré lo posible por que quieras repetirlo” - le respondo mientras me quito la chaqueta - . Me acerco a ella, retiro su negro pelo del rostro, tomo su cara entre mis manos, y le doy un profundo beso, intenso y tierno a la vez –realmente quería hacerlo especial– La apoyo contra la pared de un rojo anaranjado que separa el pasillo del baño. Al sentir su espalda apoyada, tomo su sweater desde la cintura para quitárselo y ella  levantando sus brazos facilita la salida por su cabeza, rodeando mi cuello una vez despojada de su prenda, levanta sus piernas rodeando mi cadera, por lo que puedo llevarla al interior de la habitación, sosteniéndola por sus firmes muslos, que demuestran una actividad física regular. Al llegar al lado de la cama, baja sus piernas, sin suspender el beso en que nuestras lenguas se envuelven. La tomo por la cintura, sintiendo el contacto de su piel erizada en mis manos, le beso el cuello a la vez que mis dedos hurgan la pretina de sus calzas negras que solo quiero bajarle, a lo que ella reacciona dando un paso atrás, sosteniendo la mirada en mi, se saca los botines y comienza a quitarse ella misma la ajustada funda que cubre todo bajo su cintura, acompañando el gesto con un vaivén de caderas exquisito, descubriendo así una sexy pantaleta negra de encajes, contrastando con el blanco de su sostén, no menos sensual. Al terminar me da una mirada inocente y a la vez cargada de erotismo, yo solo atino a dejarme caer en una silla ubicada en la pared tras de mí, contemplando lo esplendido de su figura, devorando con la mirada lo poco que cubre su cuerpo, y sintiendo mi palpitante miembro queriendo salir de su encierro.

Me pongo de pie, y al tiempo que saco la camisa por mi cabeza camino hacia ella, la abrazo, siento la tibieza de su piel, ya no resisto el deseo de tenerla, la beso y mis manos suben desde su cintura, subiéndole  el sostén y soltando sus hermosos senos. Sus manos se posan en mi vientre y rápidamente buscan la hebilla del cinturón, en un par de segundos ya tiene mi pantalón abierto. La tiendo en la cama, solo con su calzón y yo con mis pantalones a la altura de la rodilla. La beso profundamente en la boca, bajo por su cuello hasta detenerme en ese par de tetas, juveniles, de piel tersa, coronados por unos rosados pezones apuntándome, beso suavemente un pecho, cuidando de no tocar su pezón, recorro con mis labios el camino hacia el otro con la misma precaución. Tomo con mis manos ambos pechos, apretándolos al tiempo que introduzco en mi boca uno de sus pezones, sin dejar de masajear con mis manos, “sabes exquisito”- le digo- “mmmhhhh” – es la respuesta que obtengo, prueba de que voy por buen camino -. Apretó suavemente el pezón y lo tiro hacia arriba para luego soltarlo, “oh!” – le escucho -, repito la maniobra en el otro pecho produciendo la misma reacción. Continúo mi camino por su estomago, provocando en cada beso una tensión en su cuerpo. Llego al borde de su pantaleta, bajo mis manos a su cadera tomando la prenda por ambos lados, la saco completamente por sus piernas, me quedo contemplando el limpio rebaje de su vello púbico, la miro a la cara pero está perdida en las sensaciones que provoca mi respiración en su pelvis, me detengo un instante para que su aroma inunde mi olfato, ese olor a femenina humedad es la señal que necesito para hundir mi cara en su sexo, mezcla perfecta de madurez y juventud. Pronto sus líquidos inundan mi boca, los recojo con mi lengua, bebo esa deliciosa miel. Siempre he creído que doy buen sexo oral, pero por la forma en que toma mi cabeza apretándola contra su sexo, creo que me gradué con honores. No necesito comérselo por mucho tiempo, ya está lista para mí. Subo por su vientre deslizando mi cuerpo por entre sus piernas. Cual imán atrayéndolo, mi miembro va directo a su entrada, hundiéndose sin problemas y provocando el más exquisito quejido en su garganta.

 "Ohhhhh! - Ohhhhh!" - sale de su boca con cada embestida que le doy-, casi gritos, los que acallo con un intenso beso. Me abraza con sus piernas y brazos, clavando sus uñas en mi espalda, eso me prende aún mas, aumentando la velocidad con que la penetro, “eres realmente exquisita” – le digo sin dejar de moverme- mantengo el ritmo un rato, de pronto sus uñas se clavan mas fuerte en mí,  arquea su espalda y exhala un fuerte quejido, me aprieta contra ella impidiendo mis movimientos, “¡para, para!”- me grita -su cuerpo tiembla, su sexo se contrae, siento sus convulsiones, cada una acompañada de un quejido mezclado con grito gutural…de pronto me suelta, y se deja caer relajada en la cama.


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