¿Resultado final? (VIII)

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- ¿Qué plan hay para hoy? -Solo imaginándolo Julia se estremecía. Con todo pendiente de un hilo tras saber Pablo de su "affair", no sabía quién lo confesaría primero, si él o ella.

- Tengo que ir a pagar la plaza de garaje, ¿me acompañas? -< Hummm, qué suculento...>.

- Después de ir a nuestro rincón entre los árboles ¿no? -Una sonora carcajada sonó al otro lado del auricular-. Perdona, claro que te acompaño, pero Sergio llega en dos días y quiero disfrutar de ti...

- Claro morena..., eso ya lo doy por hecho. -No podía evitarlo, Julia se derretía con esa chulería innata y sabía la expresión que tendría Álvaro en ese momento.

Quedaron donde siempre, Julia llevaba una falda de verano, con esa tela con la que pareces no llevar nada sintiéndote desnuda, una camiseta ajustada de tirantes y un collar que su padre siempre le decía que parecía un rosario... < ¡¿Qué sabrá él lo que se lleva?! ¡Bien bonito que es!>. Mientras miraba sus sandalias nuevas divagando acerca de lo que llevaba puesto, subió la mirada y vio cómo Álvaro estaba parado frente a ella dentro del coche... < ¿Subes morena?>. No pudo evitar sonreír y subió al coche. ¿Qué más podía pedir? Había un sol radiante, vería atardecer entre sus brazos, serían uno y pagarían un recibo... eran un pareja normal. Solo faltaba que fuera real.

La sombra de los árboles mitigaba el calor fuera del coche, mientras dentro el fuego estaba a punto de quemar los asientos de un momento a otro. Julia estaba sentada a horcajadas sobre él, se movía despacio, disfrutando de lo que probablemente sería su última vez juntos, sintiéndose..., disfrutando de ser solo uno. Ambos gemían en susurros, sintiendo sus respiraciones y acariciando sus cuerpos con suavidad. Álvaro intentó alargar todo lo que pudo ese momento perfecto, pero un movimiento rítmico justo donde más le gustaba hizo que se deshiciera en ella no sin una pizca de melancolía, aún estando todavía dentro... ¿Así acabaría todo? Julia se sentó junto a él, permanecieron en silencio más de media hora hasta que Álvaro le dijo que era hora de irse.

Llegaron al portal donde vivía su casera, Álvaro llamó al timbre y una adorable anciana abrió la puerta sonriéndoles.

- ¿Es tu novia? -Una sonrisa de oreja a oreja se dibujo en su cara-. ¡Qué pareja tan perfecta hacéis!

Julia deseó por un momento que aquello fuera real. No podía creer que el fin de esas tres semanas perfectas, las mejores de su vida, tuvieran ya su punto y final. ¿Por qué no podía tenerlo todo? Esa tranquilidad de una relación estable, esa confianza tras años compartidos, esa pasión ardiente del principio y esa pareja que con solo mirarla enciende cada uno de los rincones de tu cuerpo y tu corazón. Sin darse cuenta, ya estaban cerca de la puerta de su casa, seguían sin poder estar justo delante; sus padres no dejaban de preguntar, espiar e intentar descubrir qué pasaba ante el silencio de Julia..., y esta, no hacía sino darse cuenta con todo aquello, que el sueño terminaba y debía despertar.

- Mañana ya no podemos vernos ¿no?

- Es lo mejor Álvaro. No puedo dejar a Sergio, se ha portado muchos años muy bien conmigo y..., no puedo, no soy capaz. Daría cualquier cosa porque mi relación con él fuera como lo es ahora contigo pero..., supongo que es la estabilidad ¿no?

- No, no lo es. Si eso es lo que realmente quieres, cada vez que termine la pasión del principio tendrás que cambiar de chico. -Y chasqueó la lengua como si solo hubiera opinado acerca del buen tiempo que hacía esa noche. La cara de estupor de Julia era un poema.

- ¡Ah muy bien! ¿Ni siquiera vas a intentar convencerme? -< Por favor, por favor... ¡¡Hazlo!!>.

- Si estas tres semanas no lo he conseguido..., no creo que pueda hacerlo ahora. Pensé que eran más importantes los hechos y no las palabras. -Una lágrima parecía correr por su mejilla, pero Julia no quiso intentar cerciorarse. De lo que no tenía duda es de que él, lo estaba pasando realmente mal, con lágrima o sin ella.

- Ok. Nos veremos el fin de semana, ¿no? -Julia buscó su mirada pero no la encontró.

- Supongo.

Julia le dio un beso suave en la mejilla, largo, intenso, mientras su mano le abrazaba el cuello buscando un gesto, o al menos, que le devolviera ese medio abrazo que intentaba darle. Nada. Ni un movimiento. Ni una caricia. Nada.

Salió del coche y vio cómo este se alejaba. Caminó despacio  a casa, sintiendo un vacío cómo nunca antes. ¿Significaba aquello que había tomado la decisión equivocada? Se sentía completamente perdida. Llegó a casa, fingió delante de sus padres que estaba bien, además de muy feliz por la vuelta de Sergio. < Tendría que haber apurado hasta el último momento de mañana>. En el fondo sabía que no se encontraría cómoda haciéndolo, necesitaba su tiempo de luto... aunque dudaba si no necesitaría que durara eternamente. Tras lo que pareció un tiempo interminable, pudo sentarse sobre su cama, sola, pensando, echando de menos a Álvaro, enfrentándose a lo que se encontraría cuando Sergio volviera. No solo perdería el mejor sexo de su vida, sino la compenetración que compartía con Álvaro, la química... la felicidad. Se tumbó e intentó dormir.

Abrió los ojos y el reloj marcaba las 2.00h. Sin pensarlo se incorporó, cogió el móvil y comenzó a marcar...


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