Al final nos conocimos Cap.1

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Es una situación típica, de cómo llegué a conocer Pepa.
Me aficioné a los chats en internet y no se cual fue la razón de  por qué la elegí. Pepa es una mujer mayor que yo quince años y tengo 39 años, estoy casado y ella es viuda.

Por el chat empezamos a hablar de nuestras cosas buenas y sobre todo de nuestras vidas y cosas malas, hasta llegar a hablar de sexo y de nuestras vidas sexuales, convertimos nuestras charlas en un confesionario donde creo que por la distancia  hizo que nos sinceráramos. Esta situación duró como un año, casi todos los días la buscaba para charlar con ella, no nos conocíamos físicamente ni por imágenes, pero empecé a pedir a Pepa que me mandara alguna foto o si podíamos vernos por la webcam. Como es normal empezamos a mandarnos alguna que otra foto y lo que vi, fue una mujer guapa, muy guapa a pesar de tener 15 años más que yo. Viendo lo que me mostró, enseguida la pedí que nos viéramos por la webcam. Era un poco reacia, pero al final acepto. Yo no tenía micrófono y seguíamos tecleando aunque ya nos podíamos ver. Todo esto siguió un curso en el que al final ella terminó hablando de lo mal que lo pasaba con su marido en el tema sexual, que era el típico que simplemente se ponía encima bombeaba llegaba a su orgasmo y hasta la próxima. Siguió contándome que cuando falleció su marido a los dos años se acostó con un conocido y que esa persona la abrió los ojos haciéndola descubrir lo que se había perdido en su vida sexual. Me contó que aunque no hacían grandes cosas, para ella eran nuevas, por lo menos en la práctica. Cosas como preliminares con muchas caricias y besos, tocamientos mutuos y cosas normales en una relación. A todo esto también la conté que en mi matrimonio en el plano sexual mi mujer yo deseaba más sexo, que lo solía hacer como 5 veces al año o 6 o como máximo 7, mas no.

Nuestras charlas, cada día se centraban más en el sexo, en lo que nos gusta hacer cuando lo practicamos, en lo que no nos dejaríamos hacer y en las cosas que nos gustaría hacer con nuestras parejas. Descubrí que Pepa después de descubrir con su amigo un buen sexo, era una mujer que estaba abierta a nuevas experiencias. Me lo decía muchas veces, que si las dos partes están de acuerdo ella no se negaría y que ella con su amigo, llegó hacer tríos, con dos hombres y con dos mujeres. Yo la decía que a mí no me importaría hacer algo así, que me gustaría hacerlo mejor con dos mujeres, pero no seme pasa por la cabeza ni plantearlo a mi pareja.

Después de año y medio o dos años, empecé a proponerla que nos viéramos, pero ella vivía en otra ciudad. No muy lejos de la mía, pero no era fácil, porque entre el desplazamiento y que me apetecía que nuestro encuentro no solo fuera un llegar, meter, conseguir el orgasmo y salir corriendo pues no encontrábamos ese momento de vernos. Esto lo hablamos muchas veces y después de un buen tiempo llegó ese momento, no encontramos todo el tiempo que deseábamos, pero ese tiempo me sorprendió.

Ese día fue un Sábado, Pepa tenía que venir a una reunión en mi cuidad, vendría con una amiga que no podía quedarse hasta al final y entonces la propuse que la llevaría yo. Estuve todo el día nervioso, dije en mi casa que iba a jugar un partido de pádel con cuatro amigos y que lo más seguro que luego después nos quedáramos a tomar unas cervezas, por lo tanto conseguí dos horas por el partido y otra hora u hora y media de las cervezas. Tres horas no era mucho teniendo en cuenta que llevarla a su ciudad eran 40 minutos de ida y otros tanto de vuelta, en el desplazamiento tardaba en total hora y veinte minutos. Pero como dije antes me apetecía conocerla en persona.

Llegada la hora fui a recogerla al lugar indicado y como toda gran mujer me hizo esperar. Me quedé aparcado  esperando y cuando la vi aparecer por el retrovisor caminando hacia el coche medio perdida, porque no sabía cuál era y menos que ya era de noche, al pasar junto a la ventanilla y que había bajado el cristal, la dije: "Que guapa eres, que lastima no haberte podido conocer antes" ella no se lo esperaba y dio un respin go. Acto seguido me bajé del coche y la saludé, la di dos besos y la invité a subir al coche para llevarla a su ciudad. Al escuchar su voz, aun me cautivo más y se lo comenté, ella sonrió mirándome. Entonces la pedí que me diera otro beso, pero no en la mejilla, Pepa no lo dudó y acercó sus labios a los míos uniéndonos en un beso tierno y apasionado. Arranqué el coche y nos dirigimos a su ciudad. Durante el trayecto hablamos de nuestras cosas, pero yo quería tocarla y cuando puedo alargue mi mano hacia su muslo y la pregunté si la molestaba, Pepa no me dijo nada, simplemente agarró mi mano y no solo la mantuvo en su muslo, si no, que se la llevó hasta su entrepierna deslizándola bajo su falda e hizo notar el calor y la humedad de surgía de ella.

 

 


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