Al final nos conocimos Cap.3

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Llegamos a la puerta del piso de Pepa, abre, entra, pasa ella y a continuación entro. A partir de ese momento ebullición de la lujuria apareció entre los dos. Nuestros labios y ansias por no perder ni un segundo sin estar tocándonos, acariciándonos, recorriendo el cuerpo el uno del otro con caricias y apretones en las nalgas, pechos e incluso clavando con fuerza mi mano en su entrepierna. Cuando no estaban nuestras manos tocando nuestros centros de lujuria y pasión. Nos restregábamos el uno con el otro. No recuerdo bien como era su casa, simplemente que a trompicones me llevó hasta su habitación y por el camino nos devorábamos. Al llegar a su habitación y con premura nos quitamos la ropa, ella se terminó sentando para quitarse las bragas, mientras que yo de pie me desnudé antes que ella y como estaba frente a ella vio como se encontraba mi verga con una tremenda erección, la agarró y con la misma lujuria que nos estábamos besando se la tragó y volvió a chuparla con una maestría inusitada. Mi verga no es una verga descomunal, ni mucho menos, la considero normal, pero nunca nadie se la había tragado entera y Pepa sí. Aunque me encantaba ver como la hacía desaparecer dentro de su boca, había subido a su casa para devolverla algo de lo que Pepa a mi me había dado, entonces la retiré, coloqué una de mis rodillas sobre la cama e hice que se inclinara hacia atrás apoyara su espalda en la cama y dejara sus piernas dobladas fuera de la cama, me acerque a ella, la besé y me retiré lentamente besándola su cuerpo mientras bajaba hacía su entrepierna, al llegar al ombligo la lamí en vientre y mordisqueé el ombligo, para a continuación seguir bajando y llegar a su coño, abrir las piernas un poco más y antes de acariciar su clítoris con mi lengua, la miré y vi como su mirada, mordiéndose el labio inferior y pidiéndome que enterrara mi boca en su coño. Cosa que no tarde en hacer gustosamente, primero con leves toques con mi lengua en su clítoris, abría sus labios y también la pasaba mi lengua por ellos, suspiraba fuerte, empujaba mi cabeza contra ella, contra su coño, parecía que lo que pretendía era que entrara dentro de ella, al final chupaba, lamia, succionaba. Pepa estaba en esos momentos en los que su cuerpo no la hacía caso aunque intentaba controlarlo, el cuerpo se la arqueaba, las piernas la temblaban y las manos pretenden arrancar sabanas y forro del colchón. Lo único que controlaba creo que era el contenerse y no gritar. Pero llegó hasta ese momento que no pudo controlar ni los espasmos y algún que otro grito e hizo que mi boca se llegara a humedecer bastante.


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