Aniversario de graduación 04

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Viene de "Aniversario de graduación 03"

 

Paulatinamente me fui recostando sobre él sin dejarlo salir de mí. Me recosté totalmente sobre él separando las piernas. Pasó sus manos hacia delante de mi cuerpo y empezó a acariciar mis senos. Me tenía encima de él boca arriba, abierta de piernas metiéndome la verga en la vagina. Sentía su respiración detrás de mi cabeza, sus manos me recorrían todo el cuerpo y seguía metiéndome la verga una y otra vez. Ahora era Javier quien tenía el espectáculo visual. Podía ver cómo me tenía Jorge abierta de piernas encima de él, mirando hacia el cielo, despatarrada.

 

Así estuvimos un rato, luego nos rodamos hacia un lado y me soltó.  Quede boca abajo, no podía más… o eso creí. Busqué un cojín para descansar mi cabeza boca abajo. Como por inercia levante ligeramente mis caderas, elevando las nalgas sutilmente. Llevé mis manos a mi trasero, separé mis nalgas y claramente les dije:

¿Les gustaría culearme?

 

¡Les estaba ofreciendo mi ano! Les mostraba mi orificio anal, separando Yo misma mis nalgas para que pudieran verlo perfectamente. ¿Cómo había sido Yo capaz de decir tal cosa? Movía mi trasero invitándolos a que me culearan. ¿Cómo pude pedirles eso? ¿Qué clase de mujer se abre las nalgas ella misma para que le metan la verga? Siempre pensé que el sexo anal sería doloroso, pero ahora era lo único que quería.

 

Jorge, se aproximó. Yo mantenía mis nalgas separadas y él tocó suavemente mi ano, como preparándolo para penetrarlo. Yo nunca había tenido sexo anal y ahora hasta los invitaba a que me lo hicieran. Jorge me lamió suavemente, luego escupió en el. Frotó su saliva metiendo dos de sus dedos.

Tomó su verga con la mano, la apuntó hacia mi ano y empezó a empujarla lentamente. Mi ano se resistía pero Jorge empezó a presionar cada vez más. Fue dejando caer el peso de su cuerpo y empezó a meterme la verga en el culo.

No me cabe, despacio Jorge – le dije-.

 

Poco a poco mis músculos se fueron relajando. Entró su glande y luego su tronco se deslizó lentamente. En poco tiempo ya estaba metiendo y sacando su vega de mi culo con gentileza. Cada vez resbalaba mejor, la intensidad iba en aumento.

¡Sí así, así, más! – le dije-.

 

Escuchaba mi propia voz, pero no podía creer que era Yo quien decía eso. Jorge estaba montado sobre mí, empujaba y empujaba parecía que no se detendría nunca, o al menos no Yo quería que se detuviera. Sentía me iba a partir en dos.

 

Llegó el turno de Javier. Jorge dejó de montarme. Yo seguía boca abajo, todo mi cuerpo transpiraba.

No te vayas, Jorge. Acuéstate boca arriba, aquí, a un lado. Le dijo Javier.

 

Jorge se acostó a un lado boca arriba como le había dicho Javier. Javier me tomó de la mano ayudando a levantarme.

Monta a Jorge. Me dijo.

 

Dócilmente lo obedecí. Separé mis piernas y monté a Jorge. Su verga me entró suavemente en la vagina.

Luego Javier se dirigió a mí y me dijo:

Agáchate hacia adelante. Sigue montando a Jorge.

 

Ese movimiento hizo que mis nalgas se abrieran, Jorge Y Yo nos besábamos. Teniéndome Jorge ensartada sobre él, le fue fácil alcanzar mis nalgas y abrirlas aún más. En ese momento sentí la mano de Javier en mi culo. Metió un dedo y luego dos. Jorge seguía bombeándome desde abajo.

 

De pronto sentí como la verga de Javier empezaba a presionar mi ano. ¡Me iban a coger los dos al mismo tiempo! Me asusté y traté de moverme pero estaba paralizada. Javier se acercó a mi oído y en voz baja me dijo:

No te asustes.

 

 

Javier se arrimó por mi espada mientras Yo seguía montando a Jorge. Javier me abrazó, me envolvió con sus brazos y agarro desde atrás mis senos con las dos manos al mismo tiempo que me iba metiendo la verga en el culo. ¡Un hombre me estaba penetrando el culo mientras Yo ya tenía la verga de otro en mi vagina! Hice un esfuerzo mínimo por zafarme, como si fuera una potranca salvaje a la que están tratando de domar. Sus miembros estaban calientes, sentí que un fuego atravesaba mi cuerpo. Sentí que me partían a la mitad. Los tres iniciamos una cadencia de movimientos que nos complacía a todos. Yo movía mis caderas para menear dentro de mí sus miembros calientes al tiempo que ellos empujaban metiéndome y sacándome sus vergas. Gemíamos, gritábamos; Yo sollozaba, quería llorara de placer. Jadeaba como una perra. Nuestros sudores se mezclaban. Me tenían ensartada por ambos lados y seguían manoseando mi cuerpo. Me sentí como una puta a la que podían hacerle cualquier cosa. La intensidad aumentaba más y más. Habíamos entrado en un torbellino.

 

Mire la cara de Jorge que tenía frente a mí. Estaba a punto de estallar, por encima del hombro miré hacia atrás y Javier estaba en el paraíso metiéndome su verga en mi culo. Era Yo quien daba placer a dos hombres al mismo tiempo. Me sentí sucia y orgullosa al mismo tiempo.

Me voy a venir. Dijo Jorge.

 

Javier se apartó de mi espalda lentamente.

 

Termina como Tú quieras. Le dijo Javier.

 

Jorge y Yo nos rodamos para quedar en posición de misionero. Jorge se acomodó sobre mí, sus piernas abrieron las mías y se acomodó a su gusto y empezó a bombear con toda la intensidad de que era capaz. Yo lo envolví con mis brazos, lo rodeé con mis piernas. Se recostó sobre mí y me la empujo hasta el fondo una y mil veces. Nos revolcamos durante varios minutos.

Ahhh, ahhh. Jorge descargo un chorro de leche dentro de mí.

 

Por mi mente cruzaron mil cosas. ¡Se había venido dentro de mí! Su leche era caliente, ese chorro hizo que me retorciera de placer. No me importo que lo hubiera hecho. Continuó con sus embestidas y me aventó un segundo chorro. Fue delicioso. Sentí como su verga se deslizaba dentro de mí a un ritmo más lento, su verga estaba toda embarrada de su propia leche y la seguía moviendo cada vez más pausadamente. Era como un sueño. Habíamos llegado juntos. Se recostó sobre mí y así estuvimos un momento.

 

¡Guau!, que barbaros -dijo Javier-. Espero poder igualarlos.

Continúa en "Aniversario de graduación 05"


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