Voy a irme volando, como siempre soñé...

Hacía sol el día en el que tomó la decisión. Se encontraba mirando por la ventana admirando la maravilla del universo cuando descubrió por fin el lugar en el que quería estar.

Pensó en su debía dejar una carta, pero se detuvo al realizar que el hecho de dejar una carta era algo que le daría la calidad de tragedia a su decisión. Salió al balcón, volvió la mirada para echar un último vistazo a su apartamento; sintió nostalgia, pero a la vez un raro sentimiento de liberación, como la sensación de dejar atrás todas las preocupaciones, respiró profundo y extendió los brazos.

Sintió como el viento golpeaba sus manos y sacudía la ropa. El sol le alumbró directamente a los ojos y se sintió feliz por primera vez en mucho tiempo, como cuando se está a punto de partir hacia el lugar con el que siempre se soñó. Volvió a respirar profundo y dijo para sí: "Voy a irme volando, como siempre soñé."