Mi jefa, esa diosa 5ª Parte

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Entramos en casa y fuimos directos al baño, queríamos darnos una ducha antes de continuar en el dormitorio con la fiesta, nos desnudamos rápidamente y nos dimos una ducha juntos, al terminar fuimos a la habitación y nos tendimos en la cama, allí comenzamos con un sesenta y nueve, yo me puse debajo y Marta encima y comenzamos a saborear nuestros sexos, Marta continuó como antes y solo se dedicaba al glande, a mí me volvía loco, me estaba gustando muchísimo y lo hacía con tanto cariño y cuidado que era lo mejor que me había pasado nunca. Yo por mi parte tenía su rajita a la altura de mi cara y comencé a pasar la lengua por sus labios, ella gemía a cada lengüetazo. Decidí pasar a estimular el clítoris y mi lengua enseguida lo encontró duro y sonrosado, las lamidas eran más constantes y Marta no pudo aguantar mucho más:

- Uffffffffffffff, me corro Álex, que gusto -, Marta se corrió por primera vez en el dormitorio pero no fue la última, perdí la cuenta de la cantidad de veces, todas con su correspondiente torrente de flujo.

Yo estaba encantado con Marta, estaba como poseída de tanto gusto que la estaba proporcionando y decidí que tenía que dejar descansar ese coñito y centrarme en su culo. Como estaba tan excitada no se dio mucha cuenta de que ahora estaba pasando mi lengua por su culo, ella seguía con mi polla en su boca y cada vez se metía más trozo en la boca, parecía que se iba a ahogar.

Aproveché que su coño estaba inundado de jugos y la metí un dedo para lubricarlo y acto seguido se lo metí en el culo despacio, sin hacerla daño, por nada del mundo quisiera hacer daño a Marta, no me lo perdonaría.

Ella paró de chupármela y se quedó muy quieta como asimilando lo que estaba sucediendo, me miró y me dijo:

- Que quieres hacer? Quieres darme por el culo o solo quieres meterme un dedo?

-Marta, le contesté, quiero metértela por el culo y correrme dentro de él, pero si no quieres lo entiendo, no voy a forzarte a hacer nada que no quieras –

-Sigue lubricándome el culo y dilátamelo un poco más – dijo ella, pero si te digo que pares lo haces, ¿entendido? –

- Claro cariño y gracias por confiar en mi – dije yo.

Continué con el dedo dentro de su culo y volví a utilizar la lengua para que Marta se corriera y así poderla lubricar y relajar un poco más. Unos minutos dedicados a su botón y Marta se volvió a correr, momento que yo aproveché para introducirle otro dedo en su culito, Marta se quejó un poco pero me dejó hacer:

-Ten cuidado vale, que por ese agujero soy virgen, eres el primero en meterme algo por ahí –

- Descuida guapa, lo último que quiero es hacerte daño, solo quiero que gocemos los dos – contesté

Seguí trabajando el culo, moviendo los dos dedos en círculos para poder dilatar un poco más su agujero y cuando ya creí que era suficiente se lo dije a Marta:

- Creo que ya estas lista, ¿quieres probar?

Marta se sacó mi polla de la boca y se colocó a cuatro patas y mirándome a los ojos me dijo:

- Hazme gozar Álex como nunca nadie me ha hecho disfrutar del sexo, pero ten cuidado vale!

Lo dijo de una forma tan sincera y cariñosa que no pude más que acercarme a ella y darle un beso en la boca y prometerle que tendría cuidado.

Acerqué mi polla a la entrada de su culo y lentamente fui introduciéndola con cuidado, al principio costaba un poco, pero yo dejaba que Marta se fuera acostumbrando al tamaño y era ella la que me pedía más. Yo ponía el máximo cuidado y no empecé a embestir hasta que Marta me lo pidió:

- Venga dale caña, fóllame el culo –

Comencé despacio y poco a poco fuimos cogiendo ritmo, la embestida era suave pero Marta tenía una cara que era mitad dolor y mitad gusto, no fue hasta pasados unos minutos cuando Marta y yo empezamos a disfrutar de la follada. A mí me encantaba, era una sensación muy placentera, las paredes de su culo apretaban mi miembro y con lo sensible que estaba, cada empujón parecía que iba a ser el último. Marta me pedía más y más fuerte:

-Vamos cariño, aaahhhhhhhhhh, más fuerte que me gusta sentir toda tu polla dentro de mi culo,

- No pares por nada del mundo, ahhhhhhhhhhhhh , dime que te correrás dentro, aaaahhhhhhhhhhhhhh

- Más fuerte, aaaahhh, Diossss como me gusta, me estas desvirgando el culo, aaaahhhhh.

Yo estaba en el cielo y Marta era mi ángel, no podía creerme que estaba follándome a ese pedazo de mujer, estaba disfrutando como nunca y no podía aguantar mucho más, Marta ya se había corrido tres veces y estaba deseando que yo lo hiciera:

-Vamos Álex córrete yaaaaaaaa, aaahhhhhhhh, quiero que te corras dentro de aaaaahhhhhh mi culo, vamos que no aguanto más.

- Marta cariño me voy a correr yá.

Yo tampoco podía aguantar mucho más y tras cuatro o cinco embestidas más, me corrí dentro de su culo, fue una corrida bestial llené todo su agujero con mi semen y no cabía más, así que, la saqué de su culo y dándola la vuelta me corrí en sus tetas, fueron tres o cuatro chorros pero Marta quedó con esas dos hermosas tetas cubiertas de leche y ella al sentirse bañada de leche caliente se corrió también.

Marta no dejó que me recuperara y rápidamente se metió mi polla en la boca y empezó una nueva mamada, yo chillaba de placer, no podía evitarlo, pero ella no dejo de chupar ni un momento hasta que mi miembro volvió a coger un tamaño digno y una dureza aceptable.

- No pensarás que ya hemos terminado no?, dijo Marta

- Todavía tienes que follarme el coñito cariño, así que, empieza cuando quieras

Me puse encima de ella y de una embestida se la clavé hasta el fondo, como estaba lubricada entró hasta los testículos.

- Ahhhhhhhhhhh, que gustooo, sigue no pares, Marta estaba súper excitada y quería más

El coñito de Marta era una delicia estaba tan apretadito como su culo y mi polla ardía cada vez que entraba en él, tenía tanta sensibilidad que era un sufrimiento meterla ahí, pero no quería parar, me estaba follando a Marta esa diosa , mi jefa.

Marta pidió cambiar de postura y ahora fue ella la que se subió encima de mí, me cabalgaba con pasión , era incansable, se metía toda mi polla del tirón, no paraba de gemir y chillaba de gusto, continuó así hasta que se corrió, pero yo todavía seguía dándole caña, lo que pasa es que acababa de correrme y casi no me quedaban fuerzas para más, aun así , estuve otro rato hasta que Marta me anunció que se iba a correr y yo decidí hacerlo junto a ella y corrernos los dos a la vez.

La corrida  fue lo más, sentir los flujos de Marta junto con mi leche fue una sensación difícil de olvidar y grata de recordar.


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