Aún recuerdo esa noche (1 de 2)

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
6741 visitas

Marcar como relato favorito

Aún recuerdo esa noche... Aún recuerdo esa noche. Ese día había sido uno de mis peores y mejores días a la vez. En el trabajo había sentido que era dios, que todo lo que pensaba e imaginaba lo podía hacer, que todo lo que quisiera lograr lo iba a conseguir y así fue, todo lo que quise ese día lo conseguí. Incluso tu, oh si, incluso a ti te conseguí. Ese día descubrí el verdadero deseo, el estar perdido y no saber a donde ir, ese día descubrí que soy solo un pobre hombre que puede ser secuestrado e hipnotizado por el deseo. Incluso me atrevo a decir que estaba idiotizado esa noche cuando, por primera vez tus labios rozaron mi piel. Recuerdo haberte visto y haberte deseado al mismo tiempo, no estoy seguro si primero te desee o o primero te vi, quizás todo paso muy rápido o a la vez.
Algunos años pasaron antes de esa noche, fueron largas y solitarias noches en las que deseaba tus labios, en las que deseaba tu cuerpo al lado del mío, en las que mi mano era el único consuelo por la falta que me hacían tus muslos y tu entre pierna... Por la falta que me hacías tu.
Aún recuerdo esa noche en la que por fin nos encontramos, esa noche en la que descubrí que no solo yo tenía deseo sino que tu, en alguna parte de tu ser sentías esa llama de pasión por mi, esas ganas de que te besara y te hiciera mía. No se tu, pero que gran excitación sentía por saber que querías que te poseyera, que te hiciera gemir, que te hiciera sufrir y gozar a la vez. Recuerdo haber entrado al hotel juntos, recuerdo un ascensor de forma borrosa porque aun al pensarlo siento el fantasma de tus besos de tus piernas y de tus bragas ya húmedas producto del momento.
Al llegar a la habitación vi tu cara de asombro al darte cuenta de la cantidad de espejos, espejos para verte, espejos para ver el deseo personificado. Sin mas preámbulo nuestros cuerpos empezaron a quemarse por dentro por lo que nuestras lenguas empezaron a jugar, a bailar y a amarse. Besos en los que se te escapaban gemidos de excitación a la vez que mis manos exploraban tu cuerpo, haciendo un recorrido desde tu cuello bajando por Tu espalda, poco a poco acercándote y apretándote mas contra mi. Lentamente fui dejando tu boca para besar mas tu cuello, para morder tu quijada y si que fue una gran idea. Con cada mordida un gemido de placer se te escapaba entre los labios y no se si te diste cuenta, pero eso me excitaba mas. Mis manos respondiendo a tu placer te apretaban cada vez mas contra mi y una vez llegadas a tu cintura las puse una a cada lado de la misma y te apreté a l vez que mis labios volvían a los tuyos y te los mordían. Aún recuerdo ese gemido.
Estabas nerviosa, era de esperarse, pero no tenía la suficiente paciencia para calmarte en ese momento, lo mejor era seguir y que poco a poco te tranquilizaras. Con mis manos fui subiendo tu camisa poco a poco sin quitártela del todo, te acosté en la cama y con la misma camisa que hace momento cubría tu torso te empecé a amarrar las manos a la vez que te susurraba al oído: "solo siente". Acto seguido mis labios empezaron a hacer el mismo recorrido que mis manos habían hecho hace poco. Besaba cada parte de tu torso, tu cuello, tu pecho, tus senos, tu abdomen y entre beso y beso te mordía, dejándote ligeras marcas de mis dientes, marcas que te excitarían después al volverte a ver cuando te bañaras. En el proceso había desabrochado tu pantalón y mi mano se introducía en el, buscaba con ella un sitio suave y húmedo donde descansar, baje mi mano y no tarde nada en sentir la tela de tu panty húmeda y mojada por tu entrepierna, empecé a tocarte y acariciar tu sexo lentamente con la misma tranquilidad con la que besaba tu abdomen y tus senos. Mis dedos se movían circularmente sin tocar tu entrepierna directamente, poco a poco tus gemidos cada vez eran mas seguidos, y como no, más excitantes. Recuerdo haberte quitado el pantalón y la panty. Ya estabas completamente desnuda ante mi, ya estabas indefensa y sin escapatoria ante mi, de cierta forma ya eras mía. Fui acariciando tus piernas poco a poco pasando mi mano y mis dedos e ir subiendo por ellas poco a poco hasta tu entre pierna en la que solo te roce.
Recuerdo haber hecho lo mismo con mis labios besando tus piernas e ir subiendo a tu entre pierna, cuando llegue a ella la sensación de ese calor húmedo en mis labios fue tal que ya era irresistible empecé a besarte y a lamer tu entre pierna, te mordía suavemente pero eso te excitaba. Decidí ayudarme con los dedos y empecé introduciendo uno y sacándolo unos segundos después, no tenía prisa, tu tampoco, solo teníamos deseo y pasión.


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed