Quédate conmigo o que te lleve el viento

¡Qué me lleve el viento! Lejos de aquí y lejos de ti. Vanas palabras las que te tengo que decir, para justificar una paciencia que debería no existir. Toda la culpa es mía, siempre lo es. Lo que pasa es porque yo sola me lo busco, porque al otro lado nadie hace nada malo, nadie pide perdón, nadie reconoce errores ni sensaciones. Los escalones de nuestra escalera son de madera vieja, pero no los pisamos con precaución. Andas por ellos rápido, sin mirar atrás y se van rompiendo. Lo que más me llama la atención es que no se arreglan, se pegan con celo barato y se sigue andando.

¡Viento llévame de aquí! Porque ya no puedo más. Orgulloso, egocéntrico, idiota, tonto, cabezota, liante, indeciso, cobarde, mentiroso, manipulador, genio de preguntas e ignorante de respuestas. Guapo, inteligente, bueno, leal, carismático, tontorrón, curioso, divertido, sincero, seguro. Conceptos contradictorios, como lo que tú y yo tenemos. Agua y aceite que se tocan pero no se mezclan. Cobarde de mí que prefiere tenerte y sufrir que no verte más.

Nunca han sido conversaciones normales las nuestras, entre las risas se escondían sentimientos y entre dientes los dijimos.

 ¡Viento llévame de aquí! Lejos de él, borra su cara de mi mente, haz que desaparezca, que nuestras miradas no se crucen, que no me toque, porque no respondo. Viento, llévame de aquí, lejos de él o a su lado, pero cambia las tornas y que esto que quema no se sienta así. No quiero querer en silencio, quiero gritar ¡TE QUIERO! y si no es esa persona, volaré contigo hacia otra cuando llegue el momento, pero que pare esta tormenta, es suficiente por favor, es suficiente…