Masaje desestresante

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Salía del trabajo como cada día, pero hoy era diferente, tenía cita con el quiromasajista para una sesión de relajación... Necesitaba ese masaje para salir de mi rutina y recargar pilas.

Era la primera vez que iba. Cuando llegué a la consulta toqué el timbre y allí estaba él, un chico alto de 1'86m, moreno con cuerpo atlético y una sonrisa que te dejaba hipnotizada.

 -Te estaba esperando. Me dijo con un tono cortés.- Pasa y ve a la  primera habitación y te vas quitando la ropa, enseguida voy, estoy atendiendo una llamada. Me dirigí hacia la habitación que se encontraba con una luz tenue y una música relajante haciendo olvidar todos los problemas del día. Me dispuse a quitarme toda la ropa y quedarme únicamente con mi tanguita...no esperé mucho cuando entró en la habitación y noté como levemente se ruborizaba al ver mi 1,72m, mis pechos, y mis curvas. Me acondicionó la camilla para que pudiera echarme y comenzar con el tan apreciado masaje. Me tumbé dejando toda mi espalda y mis nalgas a su merced. - Ahora relájate y disfruta. Me susurró al oído. Pude sentir un escalofrío que recorría todo mi cuerpo porque la situación era excitante.

Cuando aquellas manos comenzaron, dejé atrás todo y me centré en el recorrido de esos dedos, empezando por la espalda, hombros y finalmente a las piernas. Estando en las piernas sentia la necesidad de que esos dedos rozaran los labios de mi vagina, el masaje me estaba excitando y aquel joven apuesto lo estaba notando. De repente uno de sus dedos rozó la ingle junto a uno de mis labios y pudo sentir el calor que desprendía mi sexo. No quería que parase. Rozó nuevamente varias veces y yo sin decir nada aún más excitada. - Date la vuelta. Me susurró. Estaba dándome la vuelta cuando pude observar que su miembro también estaba excitado como queriendo salir de aquel pantalón blanco. Sin decirle palabra alguna, me quite el tanguita y me tumbé nuevamente. Así me sentía liberada y le dejaba claro cuál era mi pensamiento. Reanudó el masaje, primero por mis hombros, luego mis pechos masajeandolo sutilmente pero con firmeza, eso me excitaba aún más, me encontraba muy mojada ya a estas alturas y no sabía cuanto tardaría en abordar ese miembro. Bajó por las piernas y comenzó desde los pies hasta llegar a la ingle pero esta vez no rozó mis labios, era su pequeño juego. Abrí ligeramente las piernas para que viera mi sexo y en la cuarta pasada si se detuvo en mis labios vaginales. Comenzó a frotarlos y se notaba que no era la primera vez que lo hacía...con el dedo índice y corazón, pellizcó con suavidad mis labios haciendo que mi clítoris quedara expuesto. Empezó a frotarlo, era una fricción muy placentera gracias al aceite que me había untado en todo el cuerpo haciendo que estuviera aún más lubricado. Mi respiración comenzó a ser más fuerte y más rápida, aquel joven tenía la situación en su terreno, él mandaba y era una sumisa encantada. Mis manos buscaron su miembro, que a estas alturas estaba muy duro. Le baje el pantalón con mi mano derecha y vi su pene erecto, voluminoso y muy duro de unos 18cm. Comencé a masturbarlo y me lo dirigí a mi boca, desde que me tumbé estaba deseando...Comencé a lamer desde los testículos hasta la punta deteniéndome en el glande, dando vueltas alrededor y succionándolo a continuación. Podía sentir que le estaba gustando ya que su intensidad en mi clítoris iba en aumento.

De repente, se subió a la camilla y me abrió de piernas, me introdujo aquel enorme falo mojado con mi saliva. Comenzó un vaiven de embestidas haciendo que me corriera enseguida, estaba deseando llegar al primer orgasmo. Los gritos eran ahogados para no alertar a nadie. De nuevo la sacó y me dio la vuelta, era como si me leyera el pensamiento, quería que me pusiera a perrito para sentir sus testiculos en mi clítoris con cada embestida. De nuevo empezó con esas embestidas tan placentera, primero suavemente y luego cada vez más rápido.  A la vez q me penetraba, un dedo suyo se introdujo en mi ano, nunca antes había practicado sexo anal pero estaba tan excitada que en ese momento lo deseaba todo. De nuevo pareció que me leyó el pensamiento y puso su glande en la entrada de mi ano...al principio fue doloroso pero una vez acomodado su pene en mi ano fue muy excitante. Sería la presión que aquel joven sentía en mi delicioso ano que noté como se iba a correr dentro de mí. Aumentó la rapidez y sentí como su semen invadía mi interior.

Quede exhausta tras el masaje completo y me llevaba un buen recuerdo de una primera vez...me vestí sin mediar palabras y pagué. En el Hall de su consulta me detuve y le dije que había sido muy placentero y repetiría nuevamente en cuanto el estrés me invadiera. 

Cuando salí a la calle, me vino al pensamiento de que era hora de irme a casa...mi marido y mis hijos me estaban esperando para poner la cena como cada noche.

 

 


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