Como María (finalmente pudo) pagar por la ropa

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María había estado pasando frente a aquel local de ropa por varios días ya. Siempre se detenía por un par de minutos a admirar todas las cosas que allí vendían, este no era el típico lugar donde compraba ropa, principalmente por que todo era demasiado caro, pero ese día decidió entrar a mirar, si iba a sufrir viendo cosas que no podía tener, al menos lo haría de más cerca pensó.

En el lugar había poca gente dentro, pero cuando comenzó a ver los precios de las cosas, pensó que tal vez no era poca la gente dentro del local, sino que estos eran los únicos que podían pagar esas cosas, esto hizo que María se sintiera más fuera de lugar allí, pero igual se quedó.

Vio a uno de los vendedores, el único que era hombre, lo observo por unos minutos, y pensó que tal vez habría alguna otra forma de conseguir algunos productos del lugar que no requiriera recurrir a dinero. Se acercó inocentemente a él.

-¿Puedo ayudarte en algo?- pregunto el vendedor.

-No, simplemente estoy mirando, admirando todas las cosas lindas que tienen en este lugar- dijo María sonriéndole al hombre.

-Bueno, cualquier cosa decime, estoy acá para ayudarte en lo que quieras.

-¿En lo que quiera?- dijo María con una sonrisa y mordiéndose levemente el labio- Tenes que tener cuidado con lo que andas prometiendo.

El hombre simplemente apretó los labios, sonrió casi por obligación y se alejó un poco de ella.

María camino velozmente y volvió a pararse inocentemente frente al hombre.

-Tienen hermosas cosas en este lugar –dijo sonriéndole, mientras tomaba lo primero que encontró en una mesa.

-Y caras.

-¿Y quién dijo que no puedo pagar estas cosas?- dijo María con una expresión sexy e inocente.

-¿Podes pagar estas cosas?

-Bueno… no realmente- al decir esto, el vendedor le sonrió, le saco de las manos lo que María tenía y se comenzó a alejar de ella otra vez.

María, otra vez, camino velozmente hasta quedarse frente al vendedor.

-Tal vez haya otras formas de pagar- dijo María con una sexy sonrisa mientras pasaba su mano delicadamente sobre el pecho del hombre.

-Por supuesto que hay otras formas- le tomo la mano y la saco de su pecho –tarjeta de crédito, cheques.

El hombre se volvió a alejar, María lo observo por unos minutos, y cuando vio que entraba en un vestidor, pensó que esa era su oportunidad, y velozmente entro en el vestidor con él.

-Por el amor de dios mujer, vos no entendes indirectas aparentemente- dijo el vendedor cuando la vio allí.

-Solo pese que podría…- dijo María mientras se comenzaba a abrir la camisa.

-Además, por si tampoco te diste cuenta, soy gay- dijo el hombre suspirando.

-Nadie se puede resistir a esto- dijo María dejando sus pechos al aire y tomando la mano del hombre y apoyándola sobre uno.

-Al parecer no estás muy familiarizada con el concepto de homosexualidad.

-Y que tal con esto- dijo María colocando las dos manos del hombre sus pechos, haciendo que los dedos de él acariciaran sus pezones.

-No, nada, perdón.

María soltó las manos del hombre, dio un suspiro, lo miro seriamente por unos momentos, y luego sonrió.

-¿Y qué tal esto?

María se arrodillo en el suelo, le abrió el cierre del pantalón, metió su mano, saco el miembro del hombre y comenzó a hacerle sexo oral. El hombre cerró los ojos y dio un pequeño suspiro de placer.

-¿Y?, ¿mejor que los hombres?- pregunto María alegremente y luego volvió a ponérselo en su boca

-…Tampoco exageremos- dijo el empleado.

María siguió trabajando en el miembro del hombre, comenzaba a suspirar más fuerte y tenía sus dos manos apoyadas sobre la nuca de María.

Después de unos minutos, María se paró, se limpió la boca con el revés de la mano, se acercó al hombre, poniendo sus manos sobre los hombros del él.

-Qué tal si pasamos a otra cosa- dijo María con una sonrisa, mientras se levantaba la falda y se sacaba su ropa interior.

-No creo que…- dijo el hombre, pero María puse un dedo sobre la boca de él.

-Shhh, no digas nada.

María se acercó a él, tomo su pene y se lo introdujo dentro suyo, el hombre dio un suspiro de placer al sentir esto.

-¿Mejor que los hombres?- le susurro ella al oído, mientras comenzaba moverse lentamente.

El hombre, después de unos momentos, la tomo por la cintura, la apoyo de espaldas en el suelo, él se acostó velozmente sobre ella, se bajó de un golpe todo el pantalón y comenzó a penetrarla con mucha más intensidad, golpeando su cuerpo con el de ella con bastante violencia, María gemía de placer con una gran sonrisa en su rostro y sus dedos clavándose en la espalda del joven.

-¡Dale lindo, dame bien duro!- gemía María cada vez más fuerte -¡métela bien duro!

-¡Cállate! ¡Cállate que me desconcentras!- dijo el hombre fuertemente.

-¿Queres que trate de usar voz de hombre?

-¡Queres callarte por el amor de dios!- dijo el hombre entre gemidos y gritos de placer.

María sentía como se movía cada vez con más violencia sobre ella, y pudo sentir dentro en su interior el calor y la humedad de él acabando, finalmente se detuvo con un gran gemido y se quedó quieto sobre ella.

-Todo muy lindo, pero si me disculpas, tengo que ir a llenar una bolsa con ropa- dijo María mientras palmeaba la espalda del hombre.

María finalmente logro su fantasía, y salió del local cargando varias bolsas llenas a rebalsar de ropa y una gran sonrisa en su rostro, saltando de alegría.


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