Por no pensar. Cap final

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La veo venir a lo lejos, como siempre con ese aire despistado que tanto me gusta.

Sin que sirva de precedente, esta mañana he llegado mucho antes al trabajo. He salido tan escopeteado de casa de Carlota que ni siquiera he pasado por mi piso, así que he venido directo al hospital. He aprovechado para ducharme y cambiarme la ropa que aún llevaba de la fiesta de ayer por el pijama de trabajo.

 

Pido otro café para ella, tiene cara de necesitarlo.

- Menuda cara de sueño traes… -La saludo tras darle un beso.

- Ha sido una noche demasiado movida. –Comenta en un suspiro y le da un trago a mi café.-

 

Le acompaño al vestuario. No es que sea el hombre más observador del mundo, pero ella también lleva la misma ropa que ayer en la cena. Prefiero no comentar nada, seguro que ha pasado la noche en casa del gilipollas de su novio. La verdad, me cuesta comprender cómo puede llevar tanto tiempo con un tío tan aburrido como él. A veces parece que hablen idiomas diferentes.

 

No estoy enamorado de Eva. No puedo negar que me siento muy atraído por ella, y que en ocasiones me pongo algo celoso al escuchar de su novio, pero me encanta el juego que hay entre nosotros.

 

Llegamos tarde a nuestras rondas, pero no puedo quedarme a medias con su confesión sobre su noche apasionada con Anna, la residente buenorra de cardiología, así que lo posponemos y nos citamos para cenar en su piso por la noche.

 

Me presento en su casa a eso de las 9 con un par de botellas de vino blanco, una en cada brazo. No hace falta que me invite a pasar, es como estar en casa.   

Decidimos pedir comida china para cenar, y mientras esperamos a que llegue, decide darse una ducha rápida.  

 

Ya cenando en el salón con unas copas de vino, me cuenta entre risas cómo ha sido su noche pasada en casa de Anna, y cómo le ha abordado esta mañana en el cuartillo del material.

- De verdad Javi, no me reconozco

- ¿A qué te refieres?

- A cómo me siento con sus caricias, con sus besos. ¡¡Bfff, no sabes bien cómo besa!! Cómo se mueve…¡Javi es una locura!

- Será mejor que lo dejes…no soy de piedra Eva. –Llevaba rato ya intentando disimular mi erección.-

- No sé, la verdad es que estoy muy confundida. Me siento culpable por Marc, pero por otro lado no dejo de pensar que lo nuestro no va a más. -Sus palabras me saben a triunfo.-

 

Coge el cojín que tengo entre las piernas para estrecharlo entre sus brazos y deja mi entrepierna al descubierto. Su mirada no puede evitar fijarse en mi paquete.

 - Y por lo visto tu también estás confundido. –Levanta su mirada y me sonríe traviesamente.-

- ¿Cómo pretendes que me ponga cuando te escucho hablar así de sexo? –Sus ojos bajan a mi boca.-

- ¿Te habría gustado ser yo, verdad? Y pasar una noche salvaje con ella.

- Ya sabes que opino que está buenísima, pero me habría gustado más ser ella. –La miro burlonamente.-

 

Ella se toca el pelo nerviosa y ruborizada. Aprovecha para dar un trago bien largo a la copa de vino.

- La próxima vez que quedéis me invitáis y ya está. – trato de seguir pinchándola para ver como reacciona.-

- ¿No tendrías suficiente conmigo o qué? –Pone una de sus manos sobre mi pierna y lentamente la desliza en dirección a mi erección sin dejar de mirarme a los ojos provocativa.-

- ¿Qué atrevida estás últimamente, no? –Le coloco un mechón de pelo tras la oreja.-

- ¿Está mal querer divertirse? Si quieres le llamo para que venga. –Se acerca a susurrarme al oído.-

- ¡Qué peligro tienes! Mejor déjate de jueguecitos que me conozco… - Me levanto del sofá recogiendo los platos para llevarlos a la cocina.

 

Ya en pie, con los platos en las manos, se coloca frente a mi impidiéndome el paso.

 

- ¿Tanto miedo te doy? –Dice mientras juguetea con mi camiseta.- ¡Puede estar bien!

- Eva somos amigos… -Trato de disuadirla para que no haga algo de lo que no está segura.-

- ¡Por eso exactamente! porque me veo con confianza para pedírtelo. Lo de Anna ha sido un torbellino y necesito aclararme un poco. –Me dirijo a la cocina a dejar los platos y al volver ella sigue inmóvil en el mismo lugar.-

- ¿Me estás pidiendo que me acueste contigo como un favor? ¿Y tu novio qué? –

- No tenía esto planeado, ¿Sabes?¿Por qué no dejas de hacer preguntas y me dices si te apetece o no? Porque a mí sí. –Me agarra esta vez por la cintura del vaquero.-

- Así que ahora me vas a utilizar sexualmente para salir de dudas…. -Me río a gusto en un estado entre incredulidad y dicha.-

- ¡Sí y no!….te voy a disfrutar, y si no sale bien pues nada. Te acuestas con muchísimas chicas, no creo que te pueda costar tanto conmigo.

 

Tímidamente introduce una mano por mi camiseta y acaricia mi torso mientras se acerca a mi boca para besarme. Su lengua juega con mis labios y la introduce en mi boca en busca de la mía. Le quito la camiseta bruscamente por encima de la cabeza y la giro buscando su espalda. Le aparto el pelo a un lado para besar su cuello y hombro. Le acaricio la espalda y desabrocho su sujetador sin ninguna dificultad, dejando al aire sus preciosos pechos erectos.

Ella acerca más aún su culo a mi abultado pantalón en un movimiento ascendente que me pone a mil. Sin reparos introduce su mano dentro de mi pantalón para agarrar mi miembro. Le acaricio suavemente los pezones para luego aprisionar sus senos fuertemente. La urgencia le llama y se gira nuevamente para mirarme a los ojos y desabrocharme el pantalón a la vez que yo me quito la camiseta. En un incesante intercambio de caricias y besos terminamos sobre el sofá, donde no me resisto más a penetrarla con fuerza. Agarrando su cadera la embisto mientras ella se retuerce de placer. Me atrapa con sus piernas, anudándolas a mi espalda y se incorpora para seguir besándome.

 

Paramos en seco al escuchar el timbre de la puerta. Nos miramos y permanecemos callados tratando de averiguar qué sucede. Ambos nos morimos de miedo imaginando que se trata de Marc, pero de golpe suena la voz de Anna dando unos golpecitos a la puerta.

- ¡Eva, soy yo! Abre.

 

Me mira riéndose por lo extraño de la situación y de un beso me sugiere continuar con la invitada sorpresa.

Confundido no sé muy bien como reaccionar, cuando ella me abraza susurrándome al oído.

- Las mejores cosas suceden por no pensar.


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