El ladrón

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El tímido aire entraba por las cortinas de la habitación.

Dormía boca abajo, tan sólo con un tanga brasileño de encaje blanco, las sábanas metidas entre las piernas. Se revolvía de un lado a otro de la cama.

Estaba amaneciendo y tendrían que terminar pronto el trabajo.

Su rostro estaba escondido tras un pasamontañas, sólo se veían sus ojos, grandes e intensos y su boca, entreabierta observando la escena. La vigilaba mientras sus compañeros trabajaban en la casa de al lado.

Las terrazas estaban cerca, era la parte de arriba de un dúplex y ella era la única vecina que podría descubrirlos.Estuvo mucho rato fantaseando con sus curvas, su culo redondo, su mirada se colaba entre las sábanas y las sombras de su trasero, su espalda desnuda, su pelo alborotado…Se colocaba el bóxer, acomodando su pene erecto, suspirando y deseando que acabasen ya.Estuvo tentado en varias ocasiones de acercarse a ella, pero no podía cargarse el plan.

Un compañero le llamó y se marchó por la terraza. El ruido al caer sus pies en la terraza de al lado, la despertaron. Se estiró en la cama gimiendo y se levantó.

Sus pezones duros se marcaban bajo la camiseta que se puso al levantarse. Bajo perezosa a por un vaso de leche a la cocina.

Subió a la terraza a desayunar. Estaba bebiendo del vaso, cuando miró hacia la derecha y se quedó helada cuando vio tres o cuatro encapuchados en la terraza de su vecino. Uno de ellos levantó la cabeza y la miró. Ella se agachó con rapidez y a cuatro patas se marchó hacia la habitación.

Cuando saltó la terraza de nuevo, la encontró a cuatro patas con el culo insinuante dirigiéndose hacia la habitación. Su pene se removió bajo los pantalones y un calor subió por su cuerpo. Se acercó a ella por detrás y la tapó la boca:

-Me vas a meter en un lío.

La levantó y la llevó a la habitación de al lado.

Ella se quedó callada mirándole.

-Esto no tiene que ver contigo, no pongas las cosas difíciles.

Se acercó a ella mientras ella se echaba hacia atrás contra la pared.

Ella notó el bulto de su pantalón y empezó a mojar el tanga, miró su boca y se mordió los labios controlando un suspiro.

-Podría gritar- Dijo ella.

-Entonces tendría que silenciar tus gritos…

Ella estaba muy cachonda, las miradas cada vez eran más indiscretas. Y su respiración empezó a ser un jadeo.En ese momento llamaron a la puerta.

Bajaron juntos y mientras él la tapaba la boca miró para ver quién era. La policía esperaba respuesta detrás de la puerta.Se quitó el pasamontañas, su pelo estaba despeinado, rapado por los lados y arriba de punta.

-Es la policía, tu y yo somos novios, como digas algo que no debas te arrepentirás-Le dijo el muy nervioso.

Cuando ella abrió la puerta, la policía entro deprisa hacia arriba, mientras uno se quedaba a explicarles que iban detrás de un grupo organizado de ladrones.Pero ya se habían marchado, la policía entro en el piso del vecino y después de algunas explicaciones se volvieron a quedar solos en la casa.

Ella sonreía de manera desafiante.

-Creo que me debes una.

Él se lanzó y la besó apasionadamente contra la pared, notaba su polla deseosa de salir de sus pantalones, besaba su cuello haciéndola estremecer. Le quitó la camiseta y mordisqueó sus pezones, estaba ansioso y ella gemía desesperada.

La puso de espaldas y bajó su tanga mojado, y la puso en el suelo a cuatro patas. Metió su boca en su rajita mientras abría su culo, e introducía un dedo en él.

Su coño estaba muy caliente y mojado. Cuando empezó a notar que le empezaban a temblar las piernas paró. Ella se dio la vuelta y le dio un bofetón.

Él la puso de rodillas y la metió la polla en la boca, ella chupaba ansiosa, pasaba la lengua por el tronco y después lamía el glande como un helado, él se la metió fuerte en la boca y se la empezó a follar mientras gemía y a ella le daban arcadas.

La llevó a la terraza en brazos mientras la comía el cuello, y la colocó con las manos en la pared y la agachó. Su coño quedó totalmente expuesto mientras él lo observaba tocándose el rabo ansioso.

La introdujo muy despacio notando como abría ese coñito que tanto había deseado esa noche. La agarró del pelo mientras embestía cada vez con más fuerza, notando como sus piernas temblaban.

-Tendría que haberte follado esta noche mientras dormías, luego te hubiera metido mi rabo en la boca para que comieses polla y tragases leche.

-¿Y porque no lo has hecho?-Dijo ella.

Dejó de follarla y se acercó a su oído y le dijo susurrándole:

-Te voy a abrir ese culito nena, necesitas sentir mi polla rompiéndote tu culito cerrado- Dijo mientras ella se estremecía.

-Fóllame por favor.

Y colocó su rabo en su culo, empezó a meterla muy despacio. Estaba muy cerrado y le costaba mucho, pero cada vez se le ponía más gorda mientras la escuchaba gemir.

Empezó a encularla con fuerza, ella gritaba y él estaba a punto de correrse, notaba como su culo se abría cada vez más y como sus huevos estaban empapados de su flujo.

La agarró fuerte de los hombros mientras se la metía con fuerza, ella empezó a correrse empapando sus piernas. Entonces el empezó a notar como su polla engordaba más y como echaba su leche dentro de su culo dando fuertes embestidas.

Se marchó dejándola a cuatro patas con el culo roto y lleno de leche.

No tardarían en volver a tener caóticos encuentros. ..


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