Un ladrón en la oficina Parte 2 El ladrón

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Cuando llegó de correr se duchó, desayunó y se puso una camisa y una falda de tubo, zapatos altos de tacón, peinó su pelo alborotado y se marchó al trabajo.

Trabajaba en el centro, en un gigantesco edificio de una importante empresa.

Habían pasado dos meses desde aquella mañana inexplicable. Cuándo él se marchó dejó una nota con un número de teléfono, pero ella no llamó. Desde entonces sus noches se llenaban de sueños salvajes y húmedos y bragas mojadas.

Subió en el ascensor hasta el piso treinta y seis, y se dirigió a su mesa. La mitad de la planta estaba en obras, y su departamento pronto se trasladaría temporalmente dos plantas más abajo.

-Tenemos el curso de “Seguridad en la red” en media hora- Le dijo un compañero recorriendo sus curvas con la mirada.

-Gracias-Le contestó sonriéndole mientras terminaba de organizar unos papeles.

Despertaba deseo en varios compañeros, incluso alguno había organizado choques accidentados para rozar su trasero.

Se reunieron todo el departamento en la pecera, una sala acristalada en la planta más alta del edificio, desde dónde se veía toda la ciudad.

Se quedó desconcertada cuando entró el jefe de departamento con el chico que impartía el curso. Él ralentizó su paso al mismo tiempo que la miraba confuso…

Ahí estaba lo que le quitaba el sueño, el ladrón…

Cogió sus cosas y se marchó discretamente por la puerta trasera de la sala, cuando cerró la puerta corrió al baño. Él se disculpó y salió al pasillo, la vio meterse en el baño y corrió tras ella.

Cuando abrió la puerta ella se giró asustada.

-No, por favor-Le dijo echándose hacia atrás.

-¿Por qué no me has llamado?- Le dijo acercándose a ella.

-¿Qué querías que te dijera?, hola señor ladrón, ¿Recuerdas que me follaste? ¿Te apetece un café?

La cogió de la cintura y la metió en la zona de las duchas.

-¿Crees que me he olvidado de ti?, no he podido explicarte nada.

Su cuerpo la oprimía y notaba su polla bajo su pantalón. Sus manos estaban apoyadas en la pared y su boca se encontraba a una deliciosa distancia.

Se acercó y mordió su labio inferior.

-¿Has pensado en mí?

-Ni un segundo-Mintió notando como calaba el tanga.

Con una mano sujetó sus manos mientras la otra subía despacio por dentro de su falda, hasta que sus dedos después de luchar con los inútiles movimientos de su cuerpo se colaron por su tanga empapado. Los sacó y los chupó mientras sonreía.

Los besos se volvieron salvajes acompañados de interminables gemidos y jadeos.

La desabrochó la camisa y bajó el sujetador hasta que salieron sus pezones erectos. Los metió en su boca cerrando los ojos del puro placer. La giró y la puso pegada a la pared y bajó por su espalda, poniéndose de rodillas y arrastró su tanga mojado. Empezó a lamer su ingle, pequeños mordiscos. Ella notaba como su coño se dilataba y se tensaba. Necesitaba facilitárselo y se puso a cuatro patas. Él estaba enloquecido, con el rabo a punto de explotar, se marcaba su glande en los bóxer. Y empezó a lamer su culo, mientras un dedo lo introducía por su rajita.

Cada lametazo la provocaba intenso placer que la hacía temblar. Entonces él se tumbó boca arriba y tiró de sus caderas hacia abajo. Chupó su clítoris y cuando gemía, ella notaba las vibraciones en su coño que la hacían abrirse más, notando como su agujero empezaba a experimentar espasmos incontrolables que terminaron en un increíble orgasmo mientras él no dejaba de lamer ansioso.

Salió de entre sus piernas mientras ella todavía seguía temblando y le puso la polla en la boca, algo húmeda, venosa y gorda, con el glande muy marcado, su boca lo absorbió, cada vez que la introducía veía como se abultaba y se desfiguraba su boca. Desde arriba, su visión de la escena le hacía ponerse más bruto, ella a cuatro patas con el tanga sólo sujeto por un pie y la falda arrugada en la cintura e introduciéndose su polla en esa boquita que le volvía loco. Notaba la humedad y cómo resbalaban sus labios carnosos.

Entonces llamaron a la puerta.

-Lucca, ¿Estás bien?- Dijo una voz al otro lado de la puerta.

-Eehh…Emm… Sii, si, ahora salgo…- Dijo él desencajado.

-Esto no se va a quedar así…, espero verte en el curso. Tenemos que hablar- Dijo mientras se vestía deprisa, enfadado y nervioso. Ella empezó a bajarse la falda y colocarse la camisa. Antes de abrir la puerta se dio la vuelta:

-Te voy a follar hasta que me supliques que no puedes más- Y se marchó.

Cuando terminó de vestirse, salió del baño y se dirigió a la pecera. Había empezado el curso. Entró por la puerta de atrás y se sentó. No entendía la situación. ¿Ladrón? ¿Informático? No comprendía nada de lo que había ocurrido, sentía una atracción misteriosa.

Explicaba todo con mucha destreza mientras la miraba con puro morbo discretamente, aún notaba el bulto en su pantalón. Sus dedos olían a sexo, iba sin tanga y su rajita estaba muy sensible.

Escuchó muy atentamente la importancia de la seguridad en la red, aunque sus pensamientos se perdían por caóticos recuerdos…


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