El reencuentro con mi tía Teresa III (2/2)

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Después de un rato me quito el pantalón, se incorporó me dio la espalda y se sentó en mi pene sobre el bóxer y comenzó a hacer unos movimientos muy excitante mientras yo acariciaba sus pechos y su cintura. Nuevamente se volteó me dio un beso en la boca mientras metía sus manos debajo del bóxer para poder sacar mi pene y después recorriendo todo mi abdomen comenzó a mamar mi verga, lo hacía lentamente se lo introducía todo, después lo lamia, succionaba mis testículos, me masturbaba, en un movimiento lento lo paso por toda su cara como si de algo muy preciado para ella se trataba,  y posteriormente lo pasaba por sus tetas, y así fue el juego por 20 minutos, que fueron muy rápidos para mí, pero no aguante más y me corrí en su boca, ella hizo un gesto de satisfacción y comenzó a limpiar todo el líquido que quedaba en mi pene, para jugarlo un poco en la boca y después tragárselos.

 

Después de esa momento me incorpore la levante en mis brazos y la lleve a la cama, comencé a besarle sus piernas lentamente hasta llegar a su puchita, y comencé a succionarle encima de su tanga, yo sentía como ella estaba toda mojada y podía ya saborear su ricos fluidos vaginales. Después de rato hice a un lado su tanga y comencé a mamarle su chocho directamente, era algo muy rico su sabor era riquísimo, ella movía su cuerpo de placer haciendo notar que aquello le encantaba, entonces me incorpore, la jale hasta la orilla de la cama, pase mi pene unas 5 o 6 veces por su clítoris y comencé a penetrarla, ella estaba tan excitada que comenzó a gemir muy fuerte. Por mi mente paso la idea que alguien nos escucharía pero no dije nada, ya que a mí me calentaba más esos gritos, y me corrí por segunda vez dentro de su coño, fue placentero, ya que siempre hemos hecho el amor sin condón, porque somos cuidadosos con nuestra higiene intima así como de las enfermedades.

 

Ella estaba excitada así que se incorporó y siguió mamando mi pene tratando de exprimir todo lo que saliera de ahí. Después de un rato, se puso en posición de perrito y guio mi pene hasta su ano, fue muy rico, y comencé a meter y sacar, su culito no estaba muy dilatado y ella gemía con dolor y placer a la vez. Ella comenzó a moverse y con movimientos circulares penetraba su ano contra mi pene, mi placer fue tanto que me corrí por tercera vez, mi leche le escurría de su ano y llegaba hasta su clítoris, Teresa sin pensarlo tomo aquel líquido y se lo llevaba a la boca disfrutándolo como si de un manjar se tratara. Mi gusto por el sexo anal es tanto que seguí con el mete y saca aun después de correrme al mismo tiempo apretando esas hermosas nalguitas que tenía enfrente de mí. Me acerque lentamente a su oído y le pregunte, este culito solo ha sido mío verdad? Como lo prometiste? Ella entre gemidos me dijo: Claro mi Amor este hoyo solo será tuyo y me gritaba métemelo, métemelo, disfruta de tu hoyo. Ella estaba exhausta ya que tendió sus manos en la cama y solo quedo su culito parado, pero yo no podía perder esta oportunidad y seguía introduciendo mi pene cada vez más rápido y comenzó a meter  mis dedos en su pucha, para que ella sintiera ese doble placer, hasta que me vine por cuarta vez, esto me dejo cansado, me tendí en la cama al lado de ella, nos dimos un beso y quedamos tendidos en la cama.


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