EL ALMIZCLERO II

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           Le compré la última edición de EL MESSENGER , y sin volver la vista me aparté
de aquella escoria. Mis pasos iban en compañía de mis pensamientos y ni unos ni otros
eran leves, por lo que en un “plis plas” me encontré delante del ascensor de mi edificio.
     “Como podía ser posible que un hombre carente de casta y de dignidad, tuviera en su
mirada un signo tan claro de emoción y de nostalgia, era sincero y su credo calaba en mi
como en un fardo húmedo, sus emociones reaparecían perpetuas y sus llantos recreaban
momentos dulces e íntimos. Me estaría contagiando de la libido del malsano, estaría a
corta distancia de justificar lo injustificable; estaría siendo comprensivo con el mal
nacido abusador?”.
     Ha pasado mucho tiempo desde entonces y todavía hoy al pasar por el nuevo
centro comercial LA PALMA -donde antiguamente se encontraba ubicado el kiosco del
anciano- recuerdo sus palabras y mi , entonces si , expresión de relajación y calma:
       - …la familia no falló y fueron llegando a casa con puntualidad inglesa. Primero
llegó Lupe con sus dos hijos famélicos, unos gemelos horribles a los que mi querida
hermana obligaba a ser vegetarianos; su alimentación hipotrófica se basaba en
diferentes especies de coles de Bruselas: verdes, amarillas, rojas, etc. Después llegó el
hijo mayor de Berto , mi hermano menor , mozo de escuadra del Gobierno Catalán..Y
por fin mi madre, esa señora pulcra y recatada, con sus años de púrpura coloreando en
jirones los mechones de su cabello. Mi madre lo había sido todo para mi en esas horas
de asueto y soledad, y la única compañía de los días de radio y balcón, asomando
nuestra curiosidad por los grandes ventanales de nuestro salón.
     Todos quedaron perplejos al verla, ella lucia fascinante, falda corta y un corpiño de
blonda bien “arrambado” a la piel , que apenas si le tapaban los abultados pezones de
sus prietas “tetitas”. Todos esperaban algún tipo de celebración, pero esto fue mucho
más que una sorpresa. Contuvieron el aliento y me miraron impacientes, mientras yo
realizaba las presentaciones: …Mama, hermana, sobrinos…os presento a Lucia , la
mujer con la cual pienso formar una familia. Es maestra de educación infantil y si es
verdad!!...nos llevamos casi veinte años, pero nos queremos tanto que los años son días
de diferencia….
     Quedé boquiabierto hasta el punto de dejar caer EL BRIGADIER y el cambio; el
hombre de pelo cano, quedó plantado frente a mí con su silla de ruedas y con dos
lagrimas surcando la comisura de sus ojeras. Sentí una enorme ternura, lo vi tan
indefenso, tan pulcro, tan honesto, que no pude contener mi sensación de
arrepentimiento y lo abracé hasta casi dejarlo sin respiración.
     No sin dejar de mirar atrás, me alejé lamentando parecer un maldito
desconfiado e insensible, y un sarnoso materialista sin alma. A partir de aquel día, mis
idas y venidas al quiosco del Servant fueron numerosas, al igual que las historias que
aquel viejo con alma de niño me contó.
                 

                                                                 FIN

(1) Almizcle: Feromona del deseo.


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